OBSESIÓN URBANA
Su fama de Rey Midas del reggaetón está bien ganada. Producciones exitosas de J Balvin, Bad Bunny, Wisin & Yandel, Jennifer Lopez, Janet Jackson y Shakira son algunas de las preseas que Tainy seguramente debe de atesorar en su colección de insignias doradas.
¡ Cuidado!”, se lee en la T-shirt que porta quien probable- mente sea el artífice de música urbana número uno del mundo. Pero ¿de qué de- beríamos tener precaución? Tal vez de no deslumbrarnos con sus pulseras de oro y esa cadena inmensa —con la palabra “Ver- mont” en grandes letras— que cuelga en su cuello y que brilla en medio de la semioscuridad de la sala donde nos encon- tramos frente a frente con este joven, pero experimentado pro- ductor puertorriqueño que ha hecho del reggaetón un estilo de vida. “Yo crecí escuchando rock y hip-hop”, me revela de entrada —cuando muchos ju- raríamos que idolatraba a El General—, “agrupaciones como Linkin Park, Blink 182 y System of a Down eran la información musical que yo recibía en mi etapa adolescente”, asegura y agrega que, además, la estética del skate, los sneakers y el rap moldearon su personalidad. Pero pronto, el futuro productor de reggaetón nacido en el 89 co- menzaría a forjar su muy perso- nal camino —uno muy latino—. “Me encanta lo impredecible; estoy muy contento con esa ob- sesión que tiene mi generación por los productores y los artistas de reggaetón”, confiesa. Tainy — su sobrenombre proviene de los dibujos animados noventeros Tiny Toons, aunque en realidad se llama Marcos Efraín Masís— asegura que en la creatividad no hay reglas. “La música latina y urbana no deben contar con una fórmula específica; pue- des hacer algo que creas que es cool y que no sea aceptado por los demás”. Actualmente, apar- te de continuar en boga como productor, Tainy está lanzando una serie de colaboraciones en su debut como artista del géne- ro, un ritmo que defiende como un auténtico guerrero del flow. “Nunca va a pasar de moda, va a tener sus subidas y bajadas, pero siempre estará ahí. Claro, depende de que los artistas ur- banos sigan empujando y rea- lizando cosas que nos muevan, cosas diferentes, con mucho po- der. “¿Los artistas reggaetoneros realmente pueden cantar sin el auto-tune?”, le pregunto. “Hoy en día, no hay personas en el reggaetón que puedan hacerlo fácil sin el auto-tune”, confiesa. “Traen en el subconsciente la idea de que esa herramienta los salvará si desafinan. Pero la ver- dad, aunque no lo necesiten, es parte del género y del sonido ur- bano. A algunos artistas de esta corriente, si le quitas ese efecto, suenan bien, aunque tampoco es que canten como Marc An- thony”, finaliza. Nos despedimos y le comento que me gusta su camiseta. “La compré hace rato, pero no creas del todo lo que dice”, afirma mientras se levanta y toma la que parece ser la últi- ma rebanada de humeante pizza de una caja cercana.