de la salud / Héroes
Primero, el paciente. Y después, también. Cuando Maki Galimberti terminó la jornada inicial de registro gráfico del trabajo realizado por médicos, enfermeros, internistas, paramédicos, anestesistas, administrativos y personal de limpieza del Instituto Clínico Humanitas di Rozzano (Milán), durante uno de los momentos más críticos de la grave crisis causada por Covid-19 en Italia, entendió con claridad que el juramento hipocrático no era sólo un papel. En pocas horas, el fotógrafo italiano vio cómo ante los lentes de su cámara se consagraban vidas al servicio de la humanidad. Comprendió cómo la salud del enfermo era la primera preocupación, ocupándose todos de ella con conciencia y dignidad. Notó con certeza la hermandad que existía entre el personal de la sanidad y la apertura y tolerancia para tratar a cualquiera sin importar religiones, políticas, clases sociales o nacionalidades. Es decir, frente a él, se posó el respeto por la vida humana y él lo capturó. La calidez, la compasión y la empatía también levantaron la mano para ser atrapadas y, de esta manera, el reconocido fotógrafo de celebridades y fenómenos sociales (encargado de varias de las grandes portadas de Vogue Italia) pudo entender que no, el juramento hipocrático no es sólo un papel. Y lo reforzó al visitar, además, el Instituto Humanitas Gavazzeni, en Bergamo, donde notó la misma pasión y ética entre investigadores y epidemólogos. Es decir, entre todos los que, alrededor del mundo y no nada más en Italia, han jurado que nos cuidarían... y nos han cuidado.
Hoy, el mundo ha vuelto a entender el sentido del honor. Y sí, bastó una bata con mucha conciencia y dignidad para volver a aprenderlo.