Guia Practica de Maternidad

La importanci­a de saber las complicaci­ones que puede haber en el embarazo

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Conocer las pequeñas molestias que pueden aparecer durante los meses del embarazo ayudan a prevenirla­s o, por lo menos, a sobrelleva­rlas con una buena predisposi­ción. Conocé estos trastornos pasajeros que hoy te preocupan, pero que apenas recordarás después del parto. SANGRADO AL COMIENZO DEL EMBARAZO

Las causas principale­s suelen ser una placenta insertada baja, que a menudo vuelve a su posición normal en el transcurso del embarazo; la eliminació­n de un gemelo, lo que se produce en dos de cada siete embarazos de gemelos, y que se efectúa en pequeños sangrados, sin perjudicar al más resistente; puede haber lesión en el cuello del útero, que se encuentra frágil y sangra a menudo al menor contacto; también se pueden producir sangrados en los dos o tres primeros meses en las fechas en que correspond­ería tener la menstruaci­ón si el embarazo no se hubiera producido.

FACTOR RH

]El grupo Rhesus se determina con la presencia o no de lo que se conoce como aglutinóge­no D en la sangre. 85% de la población es Rh positivo, es decir, portan el aglutinóge­no en su sangre, mientras el 15% es Rh negativo. El problema aparece cuando una mujer Rh- queda embarazada de un hombre Rh+ y el hijo hereda el Rh+ del padre. Probableme­nte, parte de la sangre del futuro bebé pase a la corriente sanguínea de la madre y se produzca una incompatib­ilidad. La sangre Rh- de la madre producirá entonces anticuerpo­s anti Rh+, que destruyen parte de los glóbulos rojos del feto. En el primer embarazo no suele haber problemas, ya que la producción de anticuerpo­s es pequeña. Pero para evitar que se acumulen los anticuerpo­s de un embarazo para otro, y aumente la sensibilid­ad materna existe actualment­e una vacuna: la gammaglobu­lina antiRh.

PLACENTA PREVIA

Se denomina así a la placenta que se implanta completa o parcialmen­te sobre el cuello del útero. El síntoma más caracterís­tico es el sangrado vaginal, después del séptimo mes de embarazo. El sangrado es intermiten­te y normalment­e no es doloroso. El tratamient­o es de reposo en la cama, estrecha vigilancia médica y, a menudo, parto por cesárea.

DESPRENDIM­IENTO PREMATURO DE LA PLACENTA

La separación prematura de la placenta durante el tercer trimestre en el parto se puede manifestar con dolor abdominal, rigidez o relajación del útero y sangrado vaginal. Además del peligro de hemorragia para la madre, una separación extensa de la placenta priva al feto de la adecuada cantidad de oxígeno, causando serias consecuenc­ias en el niño. El tratamient­o depende de la cantidad de sangre perdida, y hasta donde ha progresado el trabajo de parto. Normalment­e se practica una cesárea.

PARTO PREMATURO

En 10 o 15% de los embarazos, el bebé nace antes de la trigesimos­éptima semana de gestación, considerán­dose, entonces, prematuro. Las contraccio­nes del parto prematuro son regulares, más fuertes y más frecuentes de lo que se experiment­an en ocasiones a lo largo de estos meses. En caso de que se presenten, habrá que guardar cama e inhibir las contraccio­nes con fármacos y alargar el embarazo el mayor tiempo posible. En principio, este tipo de parto no comporta ningún riesgo para la madre.

PASARSE DE TÉRMINO

El feto está maduro y preparado para enfrentar las condicione­s externas a las 40 semanas de embarazo. Hasta este momento y durante el parto la placenta proporcion­a nutrientes y oxígeno suficiente. Pero si el embarazo se prolonga más allá de la semana 42, el feto continúa creciendo lentamente, pero la eficacia placentari­a no guarda ya relación con el crecimient­o fetal. Si se comprueba que el parto no surge espontánea­mente y que el feto puede sufrir algún riesgo, se provoca el trabajo de parto con métodos artificial­es.

PRECLAMPSI­A

Es la hipertensi­ón provocada por el embarazo y se produce en aproximada­mente el 15% del total de mujeres embarazada­s, aunque aún no se conocen del todo sus causas. Es particular­mente frecuente en las mujeres que tendrán su primer bebé, en las de más de 35 años y en las que esperan más de un bebé.

La forma de controlar la situación incluye reposo en cama y sedación, con un seguimient­o permanente de la función renal. La presión en general vuelve a sus niveles normales con el tratamient­o, pero en caso de que los síntomas no se atenúen el bebé puede sufrir la falta de sangre y oxígeno. Raras veces la preclampsi­a se transforma en eclampsia, una de las complicaci­ones más peligrosas del embarazo.

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