Palermo galáctico PHOTOSTORY 26
Dentro del planetario de Buenos Aires, la tecnología permite explorar el espacio. El edificio que surgió como un monumento a la innovación continúa renovándose para acercar tanto las estrellas como el futuro.
La humanidad siempre contempló el cielo con deseo, ya sea por querer encontrar vida a años luz de distancia o buscando sentido en la inmensidad del cosmos, pero hoy resulta casi imposible apreciarlo desde las ciudades debido a la polución. Acá es donde aparece la tecnología para ayudar a recuperar el asombro por el espacio. El planetario de la Ciudad de Buenos Aires lleva el nombre de Galileo Galilei, quien defendió el heliocentrismo a capa y compás en un tiempo en el cual todavía muchos creían en el sistema geocéntrico. Este mismo espíritu innovador y revolucionario fue el que llevó a su construcción en 1962 bajo la dirección del arquitecto Enrique Jan para ser inaugurado el 20 de diciembre de 1966. “El planetario fue concebido hace 50 años como un ícono de innovación y divulgación científica, un espacio de aprendizaje informal con un gran
impacto tecnológico”, explica Marcelo Funes, director de la Subsecretaría de Ciudad Inteligente. En ese entonces, el sistema que se instalaba era un planetario Zeiss IV, que luego fue actualizado al modelo V en 1971. La empresa de Carl Zeiss fue la primera en lograr proyectar un cielo estrellado artificial y, en la Argentina, los primeros en atender a una función fueron un grupo de estudiantes de la localidad de Belgrano. Hoy, el complejo instrumento mecánico que hacía desaparecer el techo del domo al reemplazarlo por nebulosas y estrellas está en exposición dentro del Planetario.
El lugar de la máquina alemana fue ocupado en 2012 por un equipo japonés Megastar IIA, diseñado por Takayuki Ohira. Este tiene solo 82 centímetros de ancho y 93 de alto, pero logra mostrar hasta 20 millones de estrellas y 170 nebulosas y conjuntos con sus 32 unidades de proyección. Una de las principales diferencias con los viejos modelos Zeiss es su consumo energético: el Megastar funciona con tan solo 1,4kw gracias a la incorporación de tecnología LED. “Los lentes del Megastar permiten
proyectar el cielo de cualquier lugar del mundo y en cualquier momento del año. También puede simular condiciones climáticas”, cuenta la directora del Planetario, Verónica Espino. La última renovación, que terminó en 2017, cambió completamente el museo del Galileo Galilei, volviéndolo interactivo e incluyendo a su recepcionista autómata, Galibot, un robot humanoide capaz de interactuar con los visitantes y responder sus preguntas. La inversión de $ 120 millones también incluyó la restauración edilicia y la incorporación de proyectores 8K para el planetario, butacas con efectos especiales y simuladores 4D y de realidad virtual como nuevas atracciones. El Galileo Galilei también cambió por fuera. La colocación de cuatro torres de mapping permite proyectar videos en la cúpula del edificio que se sintonizan con los 50 metros de pantallas que colocaron.