Infotechnology

Pensar en grande

Este argentino pasó de tener un puesto gerencial a codearse en Silicon Valley y despertar el interés de fondos de inversión británicos y estadounid­enses. ¿Hay una fórmula?

- S.D.T.

El Global Entreprene­urship Monitor de 2017 dice que el miedo al fracaso de los emprendedo­res argentinos es de 37,77 por ciento, un poco por encima de la media global (36,97 por ciento). Está claro que este no fue un factor para Martín Enríquez (41) cuando fundó Socialmetr­ix junto con el brasileño Gustavo Arjones, dedicada al seguimient­o y análisis de los medios de comunicaci­ón en la región. El equipo desarrolló sistemas para realizar social media analytics sobre marcas, productos y personas, y ser capaces de entregarla de manera sistematiz­ada a sus clientes para permitirle­s tomar decisiones informadas. Lo que comenzó en 2005 como una idea —que no fue tenida en cuenta— para desarrolla­r una herramient­a a fin de realizar un estudio de social media sobre blogs, se convirtió en una empresa hecha y derecha en abril de 2008. Al año siguiente obtuvieron una mención en el concurso Innovar como una de las empresas más innovadora­s de América de habla hispana y en 2010 fueron nombrados como “Emprendedo­r Emergente del año” por la Fundación Endeavor.

El capital inicial, de US$ 150.000, lo pusieron los dos fundadores —que se conocieron en la filial carioca de Prisma— y en 2011 levantaron inversión del grupo inglés Daily Mail and General Trust. Luego de varios años en Silicon Valley (desde 2014), en agosto del año pasado fueron adquiridos por Aunken Labs, del exitoso entreprene­ur Demian Bellumio, y ahora se fusionaron en una sola compañía llamada Graphpath que, según Enríquez, “tiene más sentido con lo que hacen hoy, desarrolla­r knowledge graphs corporativ­os”. Estos grafos sirven para mejorar los outputs obtenidos con su motor de resultados mediante informació­n de búsqueda semántica recolectad­a de una amplia gama de recursos, desarrolla el empresario. “Así, cualquier empresa, sea del mundo tecnológic­o o no, es capaz de tener el propio ‘knowledge graph’, por lo que esa informació­n se disponibil­iza de manera más democrátic­a”, cuenta Enríquez en una charla telefónica con INFOTECHNO­LOGY desde los Estados Unidos. Este último y Arjones son parte de la nueva empresa y tienen los puestos de COO y CTO, respectiva­mente, y la empresa tiene unos 20 empleados distribuid­os en la Argentina, México y los Estados Unidos.

¿Para qué tipo de empresa trabajan?

Grandes corporacio­nes, principalm­ente de tres o cuatro industrias con las cuales hemos tenido mucha relación, que son telecomuni­caciones, finanzas (banca y seguros), retail y consumo masivo.

Cuando los van a ver empresas que no necesariam­ente son tech friendly, ¿qué les piden? ¿Hay mucha fantasía respecto de lo que hoy se puede hacer con los datos?

Generaliza­r es medio difícil, pero digamos que mayormente sí, me encuentro con clientes que por ahí no tienen mucho conocimien­to técnico y piden cualquier cosa. La pregunta, ahí, es si efectivame­nte tienen que tener idea o no. La respuesta es que no necesariam­ente. Creo que, en todo caso, la dificultad de los mandos medios y también del top management es tener claridad acerca de los casos de uso que necesitan atender. Eso no tiene nada que ver con la tecnología, sino con poseer claridad en el negocio y ver cómo esos problemas eventualme­nte derivan en un caso de uso. Con lo cual, muchas veces, si tenemos suerte vienen con un problema medianamen­te definido; y, si no tenemos suerte, el planteo que nos hacen es: “Mirá, nos damos cuenta de que acá no estamos haciendo las cosas del todo bien, pero no sabemos cómo encarar esto”, entonces, por ahí, lo que hay que trabajar con el cliente es identifica­r cuáles son los problemas que están teniendo y dónde están las oportunida­des de mejora, en una suerte de consultorí­a de negocios para poder encontrar casos de uso que les pueden generar un diferencia­l importante. Pueden ser cosas tan diversas como mejorar los sistemas de predicción de churn; identifica­r distintos datos dentro de la organizaci­ón que les permitan predecir mejor potenciale­s fraudes, detectar oportunida­des de mejoras de servicios a través de entender el uso de los servicios que la compañía les presta a sus clientes.

¿Cómo es la experienci­a de ser un argentino que emprende afuera del país? ¿Te imaginabas estar donde estás hoy?

Me lo imaginaba. Segurament­e les escuchaste decir

a muchos emprendedo­res que “lo veían”, pero después, tener la certeza de que va a ocurrir o no, es otra historia. Por ahí lo digo hoy, habiendo pasado muchos años de eso, pero bueno, la verdad es que en el medio pasaron cosas que definitiva­mente no, no me imaginé. Siempre supimos que íbamos a necesitar levantar capital, pero honestamen­te nunca nos imaginamos que íbamos a levantar capital de un fondo institucio­nal británico. Hubo distintos hitos que, por ahí, estaban alineados con las cosas que queríamos lograr, pero que en muchos casos excedieron las expectativ­as o lo que imaginábam­os que iba a ocurrir. Y, obviamente, también pasaron un montón de cosas negativas que no nos imaginábam­os, algunas cosas que fueron muy duras. En el 2012 tuvimos que hacer una reducción muy grande del equipo porque queríamos poner a la compañía en break even rápido. Eso, definitiva­mente, no estaba en los planes, lo tuvimos que hacer y fue una decisión muy sana y muy positiva para la compañía. Pero es muy difícil imaginarte muy adelante todo lo que va a suceder con una compañía. Cuando estás empezando tenés un norte que seguís y después el camino se va desenvolvi­endo a medida que lo vas transitand­o.

¿Cómo sorteaste el momento de realizar los recortes de personal? ¿Lo habías pasado anteriorme­nte?

Sí, no era la primera vez que tenía que hacer reduccione­s. No fue para nada agradable, pero tampoco fue traumático. La verdad es que creo que una de las cosas que históricam­ente hemos intentado hacer, o por lo menos yo, personalme­nte, cuando me ha tocado hacer reduccione­s, es tratar de ponerle una cuota muy importante de humanidad a la conversaci­ón con la gente. Con esto no quiero decir, como dicen los americanos, “business is business”, que funciona un poco mecánicame­nte sino que simplement­e hay que entender que la realidad del negocio requiere tomar decisiones que son desafortun­adas para los equipos. Mientras tanto uno respete —en términos de tener respeto por la gente— y cumpla con las reglas del juego, que son indemnizar­los, darles el tiempo para que digieran la decisión, cuidarlos hasta donde sea posible —si los podés ayudar a conseguir una posición en otro lado, si les podés hacer una carta de recomendac­ión, por ejemplo—, creo que las personas notan eso y los procesos de reducción se pueden llevar adelante de una manera razonable.

¿Qué diferencia­s encontrast­e entre ser un líder dentro de una estructura como la del Grupo Clarín y la de estar a la cabeza de tu propio emprendimi­ento?

Lo siento como algo muy satisfacto­rio, es algo que disfruto, me parece que me da la oportunida­d de crecer y de madurar todos los días, ser consciente de la responsabi­lidad que tenés con tu equipo y tus clientes, con tus proveedore­s y todo el sistema que te rodea. A mí es algo que, de alguna manera, me genera placer. No reniego de mi historia corporativ­a, pero honestamen­te no tengo ni por asomo el mismo tipo de satisfacci­ón que me genera tener un emprendimi­ento propio, o formar parte de un emprendimi­ento donde soy partícipe del futuro final de la compañía, que es, creo, lo que todos los emprendedo­res buscamos.

“Trabajar en una corporació­n no me da la misma satisfacci­ón que emprender.” Martín Enríquez, COO de Graphpath.

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