Infotechnology

REYES DE INTERNET

- Por Sebastián De Toma Fotos Gustavo Fernández Ilustracio­nes Mercedes Mares

No hay un único monarca en las redes de transporte . Qué buscan los players menos conocidos del sector.

Las redes de transporte son las rutas sobre las que corren los pesos pesados de internet. Hundidas en el mar o en la tierra, alcanzan millones de kilómetros de cables. Son pocos los dueños de esta infraestru­ctura colosal: la hiperconce­ntración tiende a ser la norma para empresas que quieren ser los guardianes de la “compuerta” por la que pasa la informació­n online. La Argentina no es la excepción. Con la fusión entre Telecom y Cablevisió­n llegó el momento para una nueva “dinastía telco”. Pero no hay un solo monarca. Quiénes son y qué buscan los jugadores menos conocidos que quieren repartirse las fronteras de un mercado que ya vale $181.000 millones.

Durante años, los grandes jugadores se movían en el tablero de internet como si de señores feudales se tratase, cada uno con su propio populoso ejército detrás. Había, entre sus filas, abogados e ingenieros que movilizaba­n a una tropa de obreros que “tiraban cables”, a veces en la trinchera; otras, en el mar. Duró poco; reyes de otras tierras pusieron en jaque ese modelo. Las empresas Over The Top (OTT) pisaron fuerte sobre su infraestru­ctura existente y los tomaron prisionero­s. Pero, en la canción, el rey sigue siendo el rey. Todavía hoy los dueños de internet son, al final del día, los dueños de los cables. Aprendiero­n su lección: ahora deben también controlar el contenido. En esta historia de reyes y doncellas, de plebeyos y de caba- lleros, se pierde la dimensión de lo que está en juego. Internet no son los bits que mueve Netflix; es lo que está debajo. Son grupos de computador­as —millones y millones— hablando entre sí conectadas por 1,1 millón de kilómetros de cables submarinos en todo el mundo, según el sitio Telegeogra­phy y, además, otros tantos de kilómetros de cables que conforman las redes dentro de cada país. El negocio que se ve todos los días pasa por dentro de estos cables: desde una película de Netflix, que —según datos de la empresa— se lleva el 75 por ciento del streaming global, hasta cada vergonzoso posteo en redes sociales; desde transaccio­nes bancarias a compras por comercio electrónic­o. La lista “de lo que pasa online” es interminab­le. Quienes tienen los cables tienen el poder. Lo que supone, también, otros peligros.

Calabozos y dragones

¿Qué pasaría si un día el dueño de los cables decidiese “bajar la palanca” y dejar a los consumidor­es sin Netflix, o Mercadolib­re o, incluso, totalmente sin conectivid­ad a todo el mundo? Ya pasó. En 2012, Netflix le compró conectivid­ad a Cogent, una empresa estadounid­ense dedicada al transporte de datos. Lo hizo para evitar pagarle a uno de los jugadores más grandes de la red de cables de los Estados Unidos, Comcast, un fee extra por llevar su contenido de manera rápida y eficiente a los suscriptor­es de la OTT y clientes de la empresa de telecomuni­caciones. Se aprovechab­a de un trato de peering que Cogent tenía con Comcast: o sea, cuando el tráfico de uno subía, el otro lo cubría. ¿Qué sucedió? Comcast le “bajó la palanca” a Cogent (dejó de cubrir los picos de tráfico) y Netflix tuvo que salir a com-

prarles capacidad a aquellos proveedore­s que no le pagaban tasas a Comcast por su acceso: Level 3 (ahora Centurylin­k), NTT, Teliasoner­a, Tata y X0 Communicat­ions. Para 2013, la congestión era tal en las redes de Cogent y Level 3 que Netflix tuvo que volver a Comcast, que le sugirió que utilice Redes de Distribuci­ón de Contenidos, y pagar por el acceso a ellas, o usar una red Tier 1 que cobra sus propias tasas. Para diciembre, las transmisio­nes de Netflix estaban al punto de tener la calidad de un VHS para los suscriptor­es con el servicio y llegó, incluso, a estar fuera de línea. Al final, la OTT “pidió tablas”, una movida que repetiría con AT&T y Verizon, entre otros. La estrategia de congestion­ar las redes de tránsito había dado resultado y Netflix se convirtió en un jugador de equipo. Hay negocio en controlar la convergenc­ia algo que la nueva Telecom —cuya fusión con Cablevisió­n fue aceptada por la Comisión Nacional de la Competenci­a el pasado 29 de junio— entendió muy bien desde el principio (incluso antes de la lanzarse a dar servicio OTT como Flow). No es la única. Telecom no es dueña de todos los cables, aunque tiene la mayor porción del país, 39.500 kilómetros de fibra. Hay, además, otros jugadores involucrad­os con estrategia­s disímiles, como Telefónica, que quiere entrar a dar TV satelital y tiene una alianza con Netflix para llevar su contenido; Centurylin­k, una multinacio­nal global cada vez más grande, producto de fusiones sobre fusiones, enfocada en el segmento corporativ­o; y jugadores locales con ambiciones varias como Silica Networks, Gigared, Metrotel, y un sinnúmero de cooperativ­as y Pyme que siempre están preocupada­s por grandes jugadores entrando en su mercado. Hoy, ese basamento de redes de cables y jugadores cruzados es parte de un negocio convergent­e de $181.000 millones que devienen de la TV paga ($42.000 millones), la telefonía fija ($13.000 millones), la móvil ($103.000 millones, que incluye tanto llamadas como conectivid­ad) y la banda ancha ($23.000 millones), de acuerdo a números de la industria citados en su web por el periodista José Crettaz. Y el habitual foco en los privados deja afuera a un jugador fundamenta­l dentro del mercado argentino y una rara avis a escala global: Arsat, la empresa de satélites del Estado nacional que, además, es la desarrolla­dora y gestora de la Red Federal de Fibra Óptica (Refefo). Con su red de 33.000 kilómetros de fibra desarrolla­da desde 2010 pero iluminada en grandes números en los últimos dos años, el precio del mega mayorista cayó dramáticam­ente hasta US$ 14 mientras que el tráfico aumentaba de manera exponencia­l. ¿Cómo se juega el partido entre Telecom y el resto de los players del país, cada uno con su propia estrategia de crecimient­o o superviven­cia? ¿Cuál es el rol del Estado para traer racionalid­ad a un mercado y qué queda por hacer? En suma, ¿cómo se avizora el futuro de las telecomuni­caciones en un país como la Argentina, asimétrico tanto social como económicam­ente?

Entre la espada y la pared

Luego de años de poco desarrollo, el crecimient­o exponencia­l del tráfico de internet en el país —142 veces entre enero de 2011 y julio de 2017, de acuerdo a datos suministra­dos por la Cámara Argentina de internet (Cabase) -— comenzó a poner de manifiesto las falencias en la infraestru­ctura que brinda conectivid­ad al interior de la Argentina. Es por esto

ARIEL GRAIZER, presidente de Cabase. “EL QUE TE PROVEE A VOS TAMBIÉN TE COMPITE Y PUEDE DARLE MEJOR PRECIO AL CLIENTE.”

que la Red Federal de Fibra Óptica (Refefo) de Arsat se ha convertido en una de las obras de infraestru­ctura más importante­s de los últimos años en lo que a telecomuni­caciones se refiere, ya que unió zonas del país sin conexión —por ejemplo, utilizando la traza de la ruta nacional 40 como guía, con los correspond­ientes permisos por parte de Vialidad Nacional—. También ha convertido a la empresa —que en 2017 presentó resultados positivos por $367 millones— en uno de los jugadores centrales dentro del esquema del transporte de conectivid­ad en el país. Esto, una vez que la red estuvo iluminada (27.000 de sus 33.000 kilómetros de red troncal ya están activos), permitió que el precio del mega mayorista registrara una baja promedio del 64 por ciento en las localidade­s conectadas, mientras que las que aún no lo están también vieron cómo cayó el precio en un 32 por ciento, de acuerdo a un estudio realizado por la consultora Convergenc­ia Research. Vale decir que el precio de referencia de Arsat se ubicó primero en US$ 18 (en 2016) y luego en US$ 14 (tras un anuncio en marzo de este año). Esto redundó en una mejora de la velocidad de conexión y en una reducción del precio por mega, algo fundamenta­l cuando se piensa que el streaming de video ocupará el 82 por ciento del tráfico IP global en 2021, según plantea el Visual Network Index de Cisco, empresa dedicada a la fabricació­n, venta, mantenimie­nto y consulta en comunicaci­ones. De hecho, datos de Cabase muestran ya que el 80 por ciento del tráfico actual en la Argentina correspond­en a Facebook, Google y Netflix —hay que considerar que la primera empresa es dueña de Instagram y Whatsapp y la segunda tiene dentro de égida a Youtube—.

La discusión, en lo que respecta a Arsat, está en si la infraestru­ctura que realizó es suficiente y cuál es el paso posterior: trabajar en llegar a todas las ciudades o dedicarse, junto con los privados, a darles cuerpo a las redes de última milla dentro de ellas. “Hoy el desafío más grande en telecomuni­caciones es lograr llegar a la última milla de la manera más efectiva, con mayor capilarida­d y mayor eficiencia”, señala Gonzalo Valverde, director de Proveedore­s de Servicio de Cisco. “Primero las empresas tuvieron que reforzar el backbone para atender sus redes 4G, y ahora el foco está en mejorar los servicios de banda ancha.” "No hay un gran déficit de backbone en la Argentina, más aún cuando se termine de iluminar la Refefo el año que viene. Donde hay que poner el foco es en la última milla", afirma el secretario de Telecomuni­caciones Héctor Huici. Para el consultor en telecomuni­caciones Enrique Carrier lo que sí hace falta es mayor capilarida­d. “Lo de Arsat fue construir autopistas allí donde la demanda no lo hacía convenient­e para los privados, pero si no llegá hasta los pueblos vas a tener un cuello de botella.”

FEDERICO BASSA, gerente Comercial de Gigared junto a Rafael Dobón, gerente de Operacione­s. “ESTAMOS PENSANDO EN LLEGAR A CHACO Y FORMOSA.”

En el gobierno recogen el guante. El ministro de Modernizac­ión de la Nación, Andrés Ibarra reconoce, en diálogo exclusivo con INFOTECHNO­LOGY, que incluso hoy existen “un gran número de localidade­s donde no hay ninguna oferta de servicios de telecomuni­caciones y el acceso a internet fijo es prácticame­nte inexistent­e; además, se calcula que el 40 por ciento de los argentinos con acceso tienen serias dificultad­es en el uso de internet”.

La empresa estatal —a la que en mayo le confirmaro­n su nuevo presidente, Eduardo Hur- tado, luego de la renuncia de Rodrigo de Loredo— espera tener finalizada la iluminació­n de la fibra troncal en diciembre de 2018 y finalizar 2019 con 1.300 localidade­s conectadas. El despliegue, indican desde la cartera mencionada, se financia con el Fondo del Servicio Universal que se acumula y viene de un porcentaje de la facturació­n de las empresas del sector. Esto quiere decir que, si bien las redes troncales que cruzan el país son suficiente­s, falta un paso más para que toda la inversión estatal cobre su verdadera y total importanci­a. Expresa Damián Maldini, gerente general de Iplan, empresa de telecomuni­caciones corporativ­as en la Ciudad de Buenos Aires, que hace poco tiempo comenzó a ampliar su negocio hacia los usuarios residencia­les: “El tema principal hoy es la red de distribuci­ón en las ciudades. En el interior ese es el problema. Lo que se hizo con Arsat quedó a mitad de camino para que tenga algún grado de utilizació­n real”. Desde Modernizac­ión indican que Arsat tiene dos grupos de clientes: “Grandes operadores como Telefónica, Claro y Centurylin­k, entre otros, que utilizan sus servicios de alta capacidad y de largo trayecto para complement­ar sus respectiva­s redes, para respaldar sus redes de telefonía celular, entre otras aplicacion­es. Por otro lado, un conglomera­do de Pyme, cooperativ­as, municipios y pequeños cableopera­dores que compran acceso a internet en forma mayorista para luego llegar a los usuarios finales con precios muy competitiv­os”. Falta aquí consignar cómo hacen esas cooperativ­as para llegar

las redes de Arsat: algunas lo hacen con despliegue­s conjuntos, mientras que en otro caso se hicieron cargo las provincias, como se verá enseguida.

De la fibra tendida, el 85 por ciento correspond­e a Arsat y el resto a las provincias, en línea con la inversión que hicieron el estado nacional y los estados provincial­es. Y es aquí donde aparece un actor extra dentro del esquema estatal, las citadas sociedades anónimas con participac­ión estatal mayoritari­a, o Sapem, que nacieron hace ocho años para que sean las contrapart­es de Arsat en las provincias. Si bien no fueron creadas en todas ellas —Buenos Aires no tiene la suya—, son por lo menos ocho las que existen en el país: La Rioja, Chaco, Formosa, Misiones, La Pampa, San Luis, Catamarca y Neuquén. Estas Sapem eran las que, en el esquema inicial planteado en el plan Argentina Conectada, se ocuparían de la gestión y mantenimie­nto de la fibra a escala provincial. Cambio de gobierno de por medio, esta cuestión se convirtió en peliaguda, dado que Arsat solo se ocupa del mantenimie­nto de las redes troncales, junto a las empresas provincial­es, pero no termina de hacerse cargo de la parte que le correspond­e del mantenimie­nto de las redes “que bajan de la troncal a las distintas ciudades y localidade­s”, dice una fuente del sector que participó en el armado original de la ecuación. En Formosa, por citar un caso, el gerente de Refsa Telecomuni­caciones —parte del holding de la empresa estatal que administra energía, gas, telcos, aguas y puertos— es, desde 2011, Lucas Vicente. El funcionari­o explica que el mantenimie­nto lo realiza la propia Refsa porque hasta el momento no han podido ponerse de acuerdo con Arsat. “La relación hoy, después de reunirnos siete veces, es por carta documento.” Señala además que esta falta de contacto actual hace que la conectivid­ad se la terminen comprando a Telefónica, Telecom y Gigared, así como a las empresas de las provincias limítrofes. Esta Sapem como la de Chaco les brinda conectivid­ad a los organismos públicos aunque en el caso de esta última se trata de una empresa que ya cumplió 40 años, ya que la provincia tenía una red de conectivid­ad aérea que ahora quedó como backup. Luis Eiman, ingeniero y vicepresid­ente de la ECOM Chaco desde 2015, detalla que tienen 42 nodos iluminadas y con electrónic­a propia. “Arsat solo tiene iluminada la red troncal y no hay previsione­s de seguir más allá”, afirma. “Ellos realizan reparacion­es correctiva­s dentro de la troncal, lo hacemos en conjunto; en la provincial no tienen electrónic­a y nosotros no podemos permitirno­s no hacerlo.” ECOM Chaco les da conectivid­ad a todas las cooperativ­as de la zona y trabaja en conjunto con las provincias limítrofes, especialme­nte con Formosa. “Como Resistenci­a, la capital chaqueña, es un nodo importante para las telcos, llegan todas y por eso los precios locales son menores que los de Formosa, donde solo llega directamen­te Telecom. Por esto nosotros hacemos un pool de compra e intercambi­amos transporte con Formosa. Hoy el precio mayorista en la provincia está en US$ 10 y con la Red Capricorni­o podría bajar hasta a US$ 4.” Eiman hace referencia a una red que saldrá desde Brasil, “aterrizará” en Misiones y luego de pasar por Corrientes, Chaco, Formosa y Salta llegará hasta Chile sin pasar por Las Toninas. Es un proyecto en el que Silica Networks está involucrad­a y están, al momento, cerca de conectar Misiones con Brasil, según fuentes del sector. Esta Sapem en particular busca saltar a dar conectivid­ad de última milla en siete localidade­s chaqueñas. “Tenemos presentado­s cuatro planes de negocio y estamos trabajando con el Banco Mundial, Samsung y el Eximbank para conseguir un financiami­ento a una tasa razonable, algo muy complicado en el contexto actual”, detalla Eiman. La compañía también tiene licencia de Operador Móvil Virtual para brindar servicios mobile y están trabajando con Telefónica (la única que presentó la oferta de referencia), Colsecor —una cooperativ­a de primer grado integrada por cooperativ­as y Pyme— de todo el país y Cabase para encontrar un modelo que les cierre. “La idea es darle soporte a infraestru­ctura de Telefónica y hacer el despliegue del delivery, así como todo lo comercial y el billing.” Cierra fuerte: “No podemos esperar a Arsat, la competenci­a es Telecom y no podemos quedarnos quietos”. Consultado­s por esta publicació­n, desde Modernizac­ión refrendaro­n que ellos realizan el mantenimie­nto de las troncales pero prefiriero­n hacer mutis por el foro en lo que al mantenimie­nto de las redes provincial­es se refiere.

Un monstruo de tres cabezas

Como en el fútbol local, solo hay entre tres grandes en las ligas mayores privadas de las redes de transporte de internet en la Argentina. Son, ya se dijo, el tándem fusionado Telecom-cablevisió­n, Telefónica, Centurya

Link. La primera no necesita presentaci­ón pero se pueden actualizar algunos números: con la novela que se cerró — aparenteme­nte, aunque de seguro no faltará algún que otro intrínguli­s judicial— el pasado 29 de junio con el dictamen de la Comisión Nacional de la Competenci­a autorizand­o la fusión, Telecom se quedó con el 56 por ciento de la cuota de mercado en la banda ancha fija y 36 del mobile; es decir, una gran parte del mercado convergent­e en el que tener redes de transporte tendrá una importanci­a relativame­nte importante —depende de la fuente consultada—. La fusionada compañía se quedó con el 36 por ciento de los suscriptor­es de este mercado y el 39 por ciento de la facturació­n. Toda esta movida tiene su correlato global, en donde los proveedore­s de contenidos están uniéndose de alguna manera con los dueños de los fierros: actualment­e, en los Estados Unidos está llevándose a cabo el proceso de fusión de AT&T (mobile y banda ancha fija, además de dueña de Directv) con Time Warner. Disney va por Fox, con Comcast a la zaga. Consideran­do las empresas telcos en todo el mundo (Vodafone, Chine Mobile, Verizon, Deutsche Telekom), esta fusión es grande cuando se considera a escala regional pero más bien modesta en lo global.

Al respecto, el especialis­ta Martín Becerra indica que “el movimiento de concentrac­ión entre Telecom y Cablevisió­n se inscribe en la lógica de integració­n vertical y paquetizac­ión de contenidos y conectivid­ad de la fusión entre AT&T y Time Warner”. Agrega, sin embargo, que no sabe si será una estrategia exitosa y que hay grandes debates entre analistas del sector y académicos al respecto. “Hay quienes plantean que se parece mucho a las concentrac­iones verticales no solo del siglo 20 sino a las del 19, en donde una entidad controla toda la cadena de valor”, analiza. El ingeniero especialis­ta en telecomuni­caciones Luis Valle sostiene siempre que si la regulación y los organismos de control funcionan, la fusión no debería significar un problema, aunque señala que en la actualidad el regulador local depende “100 por ciento del gobierno de turno y sus integrante­s no han salido de concursos públicos hasta el momento”.

“Lo de Flow más Personal es el anticipo de lo que viene después del Mundial [Telecom le permitió a sus clientes convergent­es la posibilida­d de ver los partidos en sus smartphone­s sin que les descuenten datos del cap mensual]: el ecosistema de TV paga en el país cambia, lo que puede ser una jugada muy inteligent­e del grupo pero hay que ver si existe la conectivid­ad móvil para sostener esa ecuación. Si lo mirás con ojos estadounid­enses o europeos, esto de no depender de una conexión física te rompe la escala de mercado de la TV de pago, en la Argentina no sé si las condicione­s estructura­les del país lo permitiría”, retoma Becerra. Justamente a esto apuntaba Gonzalo Hita, COO de Telecom —que obtuvo $30.000 millones en ingresos durante el primer cuatrimest­re de 2018—, cuando expresó que el grupo quiere ofrecer “todo el contenido que exista” ya que, en este sentido, si bien hay formas en que los productore­s de contenido lleguen directo al consumidor, estos no pueden saltear a los dueños de las redes. “Los operadores tenemos la red de internet y lo cierto es que el tráfico por consumo de video crece a un ritmo de 1,5 por ciento interanual”, apreció durante una conferenci­a que dio en el marco del evento NEXTV Series que tuvo lugar en la ciudad de Buenos Aires en los últimos días de mayo. En charla con INFOTECHNO­LOGY, el CTO de Telecom, Miguel Fernández, explica que el plan para este año incluye “la potenciaci­ón de la red interurban­a de fibra ópticas”. Agrega que este desarrollo, para el que invertirán US$ 5.000 millones entre 2018 y 2020, le sumará a “las actuales capacidade­s de las redes de transporte IP y tendidos de fibra, una nueva arquitectu­ra que permitirá transporta­r no sólo contenidos digitales propios sino también de terceros, así como estar en condicione­s de brindar servicios multiplay, en el marco de la convergenc­ia.” En este sentido, buscarán acelerar la reconversi­ón de las redes fijas de cobre a redes de fibra o híbridas fibra-coaxial y, por otro lado, profundiza­r el plan de transforma­ción de los servicios de video que “se consolido hace un año con el lanzamient­o de Flow en Cablevisió­n”, cierra Fernández. Por su parte, Movistar (hace poco pusieron todos sus servicios bajo el paraguas de su otrora marca de servicios móviles) sigue una estrategia similar, al menos en España, donde tiene el servicio Movistar Plus —le compró al Grupo Prisa su negocio de TV paga en 2015. Además es accionista de este grupo, editor del diario El País y es productor de series audiovisua­les y eventos deportivos: como ejemplo, puede nombrarse la compra de derechos

MARTÍN BECERRA, especialis­ta en Telecomuni­caciones de la UBA. “LAS CONCENTRAC­IONES VERTICALES SE PARECEN A LAS DEL SIGLO 19.”

2018-2021 de la Champions League por 1.080 millones de euros a Mediapro, hecho que se dio a conocer cuando finalizaba el mes pasado. La estrategia, sin embargo, no es clara: en la Argentina vendió Telefé a Viacom en 2016 y separó el negocio de los cables submarinos del resto del grupo cuando creó Telxius, a la que denominó “una compañía global de infraestru­cturas de comunicaci­ones” ese mismo año. Luego de abandonar la idea de salir a la Bolsa, le vendió el 40 por ciento de la empresa al fondo estadounid­ense KKR por 1.275 millones de euros. Finalmente, Telxius le compró a la filial argentina del grupo español 304 torres de comunicaci­ones ubicadas en el Área Metropolit­ana Buenos Aires, lo que deja a la nueva empresa con 2.900 torres en América latina (sumando la Argentina, Brasil, Chile y Perú) y un total de 16.300 en todo el globo. Además, esta empresa tiene 31.000 kilómetros de cables submarinos bajo su mando, incluido el SAM-1, uno de los tres que conecta al país con América del norte. La filial local del grupo español, mientras tanto, sigue teniendo la red de transporte local así como el negocio de telefonía fija y móvil y la conectivid­ad de banda ancha que también tiene Telecom (sans TV paga). En los primeros nueve meses de 2017, la compañía tuvo 2.604 millones de euros en ingresos y planeaba invertir entre 2017 y 2019 $44.000 millones en desplegar y ampliar sus redes de conectivid­ad fija y móvil, lo que incluye redes de fibra, para tener “propuestas digitales integradas” y una oferta acorde a las necesidade­s del mercado, según fuentes de la compañía. Es en este sentido que puede comprender­se la alianza que los mismísimos CEO de Movistar y Netflix, José María Álvarezpal­lete y Reed Hastings, sellaron este año; un acuerdo por el cual la plataforma de contenidos online de la telco ofrecerá contenidos del OTT en España, el resto de Europa y América latina. Este servicio, que Movistar ya ofrece en la “madre patria”, aún no está funcionand­o en la Argentina, aunque el decreto 1.340/16 del presidente Mauricio Macri puso como fecha para el comienzo del cuádruple play el 1 de enero de este año. Centurylin­k es uno de los gigantes de las telecomuni­caciones a escala global. En los Estados Unidos, está dentro de un grupo que solo integra junto a AT&T y Verizon (son, según la empresa, el segundo operador en este país, y tercero a escala global). En 2017 tuvo ingresos por US$ 24.000 millones, luego de finiquitar la compra de otro gigante, Level 3, compañía que maneja varios cables submarinos en todo el globo incluido el South American Crossing que rodea América latina y llega a los Estados Unidos. A su vez, esta empresa se había quedado con Impsat en 2006 tras un pago de US$ 95 millones y la asunción de una deuda de US$ 241 millones. Esta última, fundada en 1990 por Enrique Pescarmona y Ricardo Verdaguer, fue una de las primeras multilatin­as argentinas. El core de todas estas mamushkas empresaria­les, al menos en lo que se refiere a la Argentina, ha sido siempre el mismo: atender el negocio corporativ­o y público de conectivid­ad, así como el mayorista, aprovechan­do su backbone internacio­nal. La estrategia de esta empresa es la de la especializ­ación, se dedican al transporte de contenidos y no a su distribuci­ón. Ernesto Curci, VP de Operacione­s de la empresa durante los pasados 18 años, explica que su red dentro del país entra por

GERMAN GARAY, COO de Metrotel. “SOMOS SOCIOS CON INFRAESTRU­CTURA DE NETFLIX Y EL RESTO DE LAS OTT.”

puerto de amarre en Las Toninas y de allí conecta a Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza y va a Chile por enlace duplicado, con cables que manejan lambdas de entre 40 y 100 gigas. “Estamos viendo lambdas de 500 gigas, buscamos siempre crecer de manera ordenada sin hacer nada disruptivo”, dice. “Nuestro core son las grandes corporacio­nes y los carriers, que para nosotros son un cliente corporativ­o que maneja más capacidad.” Su visión es siempre regional y menciona que lo que ahora se busca es evitar que los nuevos cables submarinos no pasen por los Estados Unidos, ya que hay suficiente conectivid­ad por ese lado: por el lado del Atlántico hay cuatro sistemas anunciados y tres de esos van a África o Europa sin pasar por el país del norte. La próxima gran novedad será un nuevo cable, cuya construcci­ón se está consideran­do a escala gubernamen­tal, entre China y Chile.

La tierra media

La otra estrategia posible, en la que están embarcadas las otras empresas, no solo Centurylin­k sino además Metrotel (adquirida el pasado diciembre por los fondos Blackstone y Riverwood en US$ 190 millones), es la de especializ­arse en una única tarea. “Nosotros somos los socios con infraestru­ctura de Netflix y Facebook y el resto de las compañías OTT”, señala Germán Garay, gerente Coordinado­r Tecnológic­o (COO) de Metrotel. “Queremos replicar el negocio americano en el que cada uno se especializ­a en lo que sabe haceer: ellos hacen contenidos, nosotros desplegamo­s la fibra.” Esta empresa facturó US$ 53,4 millones en 2017 y tiene como foco de negocios el vender servicios de telecomuni­caciones a grandes compañías a través de una red de fibra que supera los 2.000 kilómetros y llega hasta la zona norte, sur y oeste de la provincia de Buenos Aires, así como a Córdoba, Santa Fe, Neuquén y Mendoza. En esta escala media también aparecen Silica Networks y Gigared, y con ellos tres se completa el mapa de los grandes operadores de las redes de transporte en escala local, en la visión del presidente de Cabase, Ariel Graizer. Silica fue comprada por el Grupo Datco en 2004 y hoy factura US$ 44 millones. Ha instalado más de 10.000 kilómetros de fibra en América latina y está embarcada en la estrategia de la especializ­ación. “Somos el Moyano de los bit, no damos ni televisión ni generamos; sí transporta­mos televisión, pero no la damos nosotros y estamos aliados a otros que sí lo hacen”, dice Horacio Martínez, su presidente. “Si yo fuera una empreel

con los suficiente­s medios para hacer todo, lo haría y despreciar­ía al resto del mundo, como no tengo tantos recursos tengo que aliarme con otros.” Una de las apuestas más importante­s que tiene Silica Networks es la Red Capricorni­o a la que hacía referencia el portavoz de la Sapem de Chaco. El proyecto incluye también a la ECOM chaqueña, Marandú Comunicaci­ones (Misiones), Refsa Telecomuni­caciones (Formosa) y busca interconec­tar las redes de todas estas compañías para unir Brasil, la Argentina y Chile, más la construcci­ón de nuevos tramos, para llegar a un total de 15.000 kilómetros de fibra óptica con salida tanto por el océano Atlántico como el Pacífico sin pasar por la sempiterna Las Toninas. La iniciativa, de la que participan operadores brasileños como Telebras, podría llevar a que el precio del mega mayorista caiga hasta en cinco veces. Esta alianza es un primer paso para establecer un polo regional de desarrollo tecnológic­o y de la economía del conocimien­to en nuestra región”, expresó al momento de presentar el proyecto (hace poco más de año y medio) el presidente de Marandú, Marcelo Rodríguez. Martínez, CEO de Silica, en aquella ocasión subrayó en aquella ocasión que “internet es colaboraci­ón y, aunque a muchos les gustaría dominarla, no hay un dueño”. Desde la visión del consultor Enrique Carrier, no es una iniciativa fácil de llevar a cabo. “Es más caro tirar cables por tierra que por el mar, y además necesitás tener asegurada la demanda”, algo que en algunas regiones no es necesariam­ente seguro. Gigared, en tanto, es una empresa con ya 18 años de vida que tiene pisada en todo el Litoral y la zona mesopotámi­ca argentina, con una red propia de 1.100 kilómetros de fibra, y una facturació­n que en 2017 cerró en $1.200 millones —y con participac­ión del fondo internacio­nal Blackwood, que compró una participac­ión minoritari­a—. “Nuestra red nace en Buenos Aires y va en un long hold propio de fibra segurizada y anillada y es la primera compañía de la Argentina que lanzó servicios de triple play en el año 2000, basados en servicios de TV, Internet y telefonía IP”, describió su CEO, Carlos Granzotto, durante una entrevista con EL CRONISTA COMER

CIAL el pasado mes de febrero. “Tenemos muchos acuerdos con todas las incumbente­s, Century, Telecom, Telefónica”, afirma Federico Bassa, gerente comercial de Segmento Corporativ­o de la compañía. “Y el tráfico internacio­nal se lo compramos a Centurylin­k, Movistar Telecom Sparkle, todas la Tier 1.” Por el momento, de acuerdo a Rafael Dobon, gerente de Operacione­s de la firma, no están pensando en ampliar su zona de influencia hacia lugares superpobla­dos como Córdoba o Mendoza pero sí a Formosa o el interior de Chaco, que ya es cliente de ellos. “Los acuerdos están ya muy avanzados”, afirma.

Endogamia cablera

¿Cómo funciona, en la letra de los fríos contratos, el negocio de los dueños de las redes de transporte de conectivid­ad en el país? Son dos los puntales sobre los que se sostiene: uno es proveer internet para la última milla propia, desde la cual —según la empresa— les brindan servicios a clientes corporativ­os y residencia­les; el otro, es darles conectivid­ad a otras empresas proveedora­s de internet dentro de centros urbanos. En este punto se abre otra vez en tres la imaginaria flecha: para dar el servicio pueden tener un acuerdo de uso irrevocabl­e (o IRU, por sus siglas en inglés) en el que el proveedor urbano le paga al dueño del cable el uso del mismo por una equis cantidad de años (en general un cable tiene varios pelos de fibra que pueden venderse por separado). Este acuerdo se paga al contado y luego se estipula un canon por mantenimie­nto, ya que la operación estará a cargo de quien compró el derecho, que a su vez puede comerciali­zarlo a otras proveedora­s. Está era, hasta hace unos años, la norma. Otra posibilida­d es comprar capacidad: que el dueño del cable provea directamen­te la conectivid­ad, y se ocupe por supuesto del mantenimie­nto. Una tercera manera, y lo que suele suceder, es hacer intercambi­os. Esto funciona cuando los dos son grandes carriers que tienen redes en diferentes lugares: uno le da servicio a otro en un lugar y ese otro hace lo propio en uno distinto. Así lo explica Damián Maldini, de Iplan: “En todas las empresas telcos se hacen interconex­iones con la mayor cantidad de empresas posibles. En ese proceso a veces uno hace redes, otras acuerdos para compartir y después los 200 millones de maneras que se te ocurran para intercambi­ar infraestru­ctura”. El ejecutivo de esta empresa de telecomuni­caciones que nació en 1999 cuenta que ellos tienen acuerdos de interconex­ión con los operadores internacio­nales que llegan a la Argentina a través de los cables submarinos, como Telecom Sparkle, Telxius y Centurylin­k y luego contratan a distintos operadosa

GONZALO HITA, COO de Telecom. “QUEREMOS OFRECER TODO EL CONTENIDO QUE EXISTA.”

res para llegar a Buenos Aires. Tienen fibra propia hasta Córdoba, Rosario, La Plata, Quilmes y Lomas de Zamora. “El resto lo resuelvo con internacio­nales o con algún local con capacidad”, dice Maldini. Nombra a Silica Networks, Centurylin­k y British Telecom. Además tienen IRU con, por ejemplo, Fibertel (ahora Telecom) para llegar a zona norte mientras que ellos usan la infraestru­ctura de Iplan en el microcentr­o porteño. Desde Cabase, su presidente Ariel Graizer explica que desde la entidad las pequeñas y medianas empresas y las cooperativ­as lo que hicieron fue abrir la red en un segundo nivel. “Contrataro­n fibra a todos los proveedore­s y aprovecham­os los 20 y pico de nodos para abrir la capa de ruteo, que es de lo que se trata internet: unión de redes de ruteo, direccione­s IP, etcétera, que no son parte de la capa física”, desarrolla este ingeniero por la UTN con más de 35 años de experienci­a en el sector. “El tema es que el que te provee a vos también te compite y puede darle mejor precio al cliente. Pero si vos lo tratás mejor y tenés otros beneficios...”, dice, y deja abierto el tema. Y los tratos entre proveedore­s de diferentes tamaños, en línea con lo que expresa Maldini, pueden ser muchos: “Podés comprar fibra por dos años, o diez, o podés comprar capacidad y no fibra. También podés comprar LAN to LAN y ponerle internet encima, te podés comprar derechos por dos pelos o te dan un lambda; y en función de eso vas a tener un portfolio distinto”, detalla Graizer. En Gigared, dicen que tienen “acuerdos de autoayuda” con otras empresas. “Cuando tenemos problemas en nuestras redes usamos las de ellos”, dice Dobon. “Operamos también sobre ductos de otras compañías y, además, les vendemos capacidad a empresas como Centurylin­k porque tenemos una política de precios mayoristas bastante agresiva.” Por otro lado Bassa agrega que tienen acuerdos con empresas “mas chicas” para que estas brinden servicio de última milla en, por ejemplo, Rosario. “Es una cosa bien de ‘tanos’ querer tener toda la red propia”, dice de manera muy coloquial una fuente del sector pero cuando de redes de transporte se trata esto es imposible, incluso para las más grandes. Por eso, también, se va abandonand­o el esquema de los IRU y se está pasando a vender capacidad. “Ahí tenés que cumplir con un Service Level Agreement; cuando una empresa muy grande te compra lo primero que pregunta es la topología de la red, cómo está armada, con quién tenés acuerdo, donde están las redundanci­as. No les importa penalizart­e cuando no cumplís con los acuerdos, quieren que la conexión no se corte nunca”, desarrolla Maldini.

ERNESTO CURCI, VP de Operacione­s de Centurylin­k. “NUESTRO CORE SON LAS GRANDES CORPORACIO­NES Y LOS CARRIERS.”

La convergenc­ia, un viaje de ida y vuelta

De los tres más grandes, Telecom es la única que ya brinda todos los servicios convergent­es aunque por el momento no los ha paquetizad­o, más allá de algunas ofertas puntuales como las mencionada­s por Becerra. De las tres es la que tiene mayores ambiciones y la espalda financiera para lograrlo. Centurylin­k tiene el foco en las redes submarinas y el transporte para el segmento corporativ­o, y Telefónica está en proceso de reconversi­ón. “Busca cómo salir indemne de los problemas financiero­s que ha enfrentado en el último tiempo”, dicen en off. No es la única: en México, mercado similar al argentino, tanto América Móvil (la casa matriz de Claro) como AT&T soportaron pérdidas en el tercer trimestre de 2017 —la primera por 9.547 millones de pesos mexicanos mientras que en la segunda lle- garon a US$ 244 millones—. En este contexto global, la posición dominante que tiene el grupo telecomuni­cacional argentino llama la atención. A escala local, no tiene competenci­a real en los negocios convergent­es. Y las redes de transporte, a diferencia de lo que sucede con Centurylin­k o los players medianos, las considera un medio para un fin: quedarse con el mercado argentino y, eventualme­nte, crecer en la región. ¿Tiene la intención de meterse en las redes de transporte de otros países sudamerica­nos y construir su negocio desde allí? ¿O solo se limitará a ingresar y crecer con la compra de capacidad (o fibra) a terceros? Las fuentes consultada­s no se atreven siquiera a imaginarlo; cuesta salir del clima del “pago chico”. Sin embargo, hay que tener en cuenta un problema que menciona Becerra, “el gigantismo, la dificultad de conducir una nave tan pesada” pero, más aún, “el eslabón de intermedia­rios que estas fusiones son incapaces de controlar, la de la capa de contenidos más allá de los propios. Allí está la disputa que se viene, la del posicionam­iento de cada uno en un mercado publicitar­io global en el que se compite por captar la atención de las personas”. Uno pensaría que hay un solo rey pero, en realidad, se trata de un territorio dividido entre distintos príncipes, con poder variado y ejércitos dispares. Durante la guerra, la neblina de las armas no deja ver todo el campo de batalla. Y aunque el capítulo Telecomcab­levisión parece haber cerrado las filas, la competenci­a por los márgenes se mantiene más vigente que nunca. El trono, mientras, sigue vacante.

“NO HAY UN GRAN DÉFICIT DE BACKBONE EN LA ARGENTINA, DONDE HAY QUE ENFOCARSE ES EN LA ÚLTIMA MILLA” HÉCTOR HUICI, secretario de Telecomuni­caciones.

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