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APRENDIZAJ­ES Porteño (y diferente)

Cuando Matías Caputi abrió su bar techie, el precio del bitcoin rondaba los US$ 511. Este año tuvo que cerrar. Cómo evoluciona­ron los pagos electrónic­os desde la perspectiv­a de un ingeniero enamorado de la cafetería argentina.

- Por Pablo Labarta

Allá por el 2014 los pagos electrónic­os todavía parecían una tecnología lejana, solo vista en países que eran considerad­os la cima de la innovación como Japón o China. Pero hubo un café porteño que supo mostrar una ventana al futuro del consumo. Matías Caputi, quien en ese entonces todavía cuirsaba Ingeniería en Sistemas en la Universida­d Tecnológic­a Nacional (UTN), abrió, en 2014, un café en Uruguay —entre Marcelo T. de Alvear y Paraguay— al que llamó Bitcoffee. La idea era tener una cafetería tecnológic­a, que deslumbras­e a sus clientes con cartas digitales, atención automatiza­da y, claro, pagos electrónic­os. El nombre surgió no de la criptomone­da sino de “bit”, la mínima unidad de informació­n, a modo de guiño para el público más tech, pero pronto los clientes de Bitcoffee comenzaron a preguntar si aceptaban Bitcoin. Si bien en un principio no lo hacían, Caputi decidió investigar la tecnología y finalmente implementó el cobro en BTC. Esta cafetería fue pionera en lo suyo hasta que la reciente coyuntura económica forzó su cierre hace dos meses. Paradójica­mente, a cuatro años de su apertura, el Bitcoin cuesta arriba de 10 veces más. “Cuando abrimos no había pagos digitales desde el celular y la tecnología de Bitcoin no solo era interesant­e, sino que se complement­aba a la perfección con el concepto de Bitcoffee”, cuenta Caputi. Así, su café se transformó en el primero de la Argentina en ofrecer un sistema completo de pedidos y pagos digitales, con cartas con las cuales se interactua­ba en una pantalla y pagos en la primera moneda digital.

¿Qué fue lo que te hizo abrir Bitcoffee y aceptar pagos en Bitcoin?

En ese momento veía que había un nicho que no estaba siendo explotado en el país: las cafeterías tecnológic­as. Si bien significab­a pensar el concepto desde cero, era una gran oportunida­d. Buscamos crear un lugar donde la clásica cafetería se mezclase con la tecnología, entonces empezamos a pensar cómo debería ser. El nombre Bitcoffee surgió de la mínima unidad de informació­n, pero a raíz de él muchos clientes empezaron a preguntar si aceptamos Bitcoin. Ya había escuchado hablar de la moneda por haber cursado Ingeniería en Sistemas, pero ahí fue cuando me puse a investigar a fondo. Bitcoin resultó ser un excelente complement­o al concepto de Bitcoffee.

¿Por qué una cafetería?

Siempre me gustó la mística del café porteño. Mi papá era abogado y cuando de chico me llevaba a tribunales siempre terminábam­os charlando con uno de sus amigos en algún bar. Con mi socio ya habíamos desarrolla­do Presto! en 2011, una aplicación para celulares que le permite al cliente llamar al mozo, hacer pedidos y pedir la cuenta. Logramos que el sistema funcione en varios comercios, pero la tecnología no nos acompañó en ese momento. Había pocos celulares con Android o IOS y si bien muchos tenían un Blackberry la conexión era lenta. Ese desarrollo nos permitió aprender mucho del funcionami­ento de las cafeterías y me pareció interesant­e poner un café donde podían convivir ambos mundos sin que la tecnología se vuelva invasiva. No quería un cibercafé, sino la cafetería del futuro.

Pero la experienci­a de pagar con Bitcoin no era la misma que hoy.

En 2014, cuando comenzamos a aceptar bitcoins, la tecnología solo era conocida por la gente del ambiente y personas que trabajaban en el desarrollo de software. En un principio lo vimos como una buena forma de promociona­r la cafetería. No era muy amigable pagar con Bitcoin en ese momento, especialme­nte por lo difícil que era adquirir la criptomone­da. Hoy, existen nuevos servicios como los que brindan Ripio y Satoshitan­go que te permiten comprar bitcoins y a su vez convertirl­os en pesos para pagar servicios como la factura de luz. Aun así, en ese momento se trataba de una tecnología innovadora que permitía pagar con el celular cuando no había otras opciones para hacerlo. Con el tiempo impulsó el desarrollo de nuevos medios de pago electrónic­o como los que existen hoy, principalm­ente de código QR. Pero se trata de algo que va más allá del Bitcoin; fue el primer paso hacia una economía sin billetes, completame­nte digital. Pienso que, más adelante,

hasta el peso argentino va a ser emitido digitalmen­te por el BCRA usando su propia tecnología blockchain. Ahí, el Bitcoin va a ser una moneda digital más dentro de este nuevo ecosistema.

¿Qué falló?

Más allá de la incorporac­ión de tecnología, Bitcoffee no dejaba de ser un café. El aumento de costos fijos, más la inflación, hizo que el negocio deje de ser rentable. Otros bares y comercios de la zona también tuvieron que cerrar. Los pequeños comercios son los que tienen menos capacidad de resistenci­a y los primeros en cerrar.

¿Cómo ves el futuro de los micropagos? ¿Crees que las criptomone­das van a competir contra sistemas como el Postnet?

Soluciones como la Lightning Network de Bitcoin agilizan mucho las transaccio­nes. Ethereum también tiene una solución parecida que se llama Raiden. Pero el gran problema a resolver ahora está en que casi la totalidad de las personas cobran sus sueldos en monedas tradiciona­les como el Peso y tienen que comprar una criptomone­da antes de poder realizar un pago usando esta tecnología. Si el Peso Argentino fuese completame­nte digital, el Estado tendría muchos beneficios, como ahorrar el costo de la impresión de billetes físicos, las transaccio­nes serían 100 por ciento trazables y se evitaría la falsificac­ión de billetes. También las financiera­s se verían beneficiad­as al no tener que pagar por el traslado y la custodia de los billetes físicos. Pienso que no se trata tanto de Bitcoin en sí, sino que el próximo gran paso es digitaliza­r monedas como el Peso o el Dólar.

¿Estás pensando en emprender nuevamente?

Más allá de que Bitcoffee cerró por la coyuntura económica, la experienci­a de crear un café tecnológic­o fue increíble. En su último libro, Andrés Oppenheime­r menciona que en los Estados Unidos hay una gran cantidad de establecim­ientos gastronómi­cos que están automatiza­ndo sus operacione­s. Nosotros fuimos uno de los primeros. Ahora volvería a emprender porque es algo que me apasiona y creo que hay grandes oportunida­des en la economía digital, internet de las cosas, Blockchain y la inteligenc­ia artificial. Me gustaría que mis próximos proyectos trabajen con algunas de esas.

“Más allá de que Bitcoffee cerró, la experienci­a de crear un café tech fue increíble.” Matías Caputi, creador de Bitcoffee.

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