HERRAMIENTAS Open for business
Abrir las API es solo el primer paso para generar la innovación. Ahora, también hay que aprender a hablar con los desarrolladores para ayudarlos en un camino que, a la larga, tendrá un efecto central en los negocios.
Contar con una plataforma abierta es fundamental para participar de los nuevos ecosistemas digitales, donde hoy están las oportunidades de innovación. Pero el desafío es doble para quienes la tecnología no es su core business. Al problema de desarrollar la plataforma se le suma otro: dialogar con los desarrolladores que van a trabajar sobre ella. Saber venderle al cliente ya no alcanza; ahora, más que abrir las plataformas, importa aprender a encontrar la importancia para el negocio. En este nuevo contexto, las aplicaciones ya no se ejecutan en entornos cerrados, sino que todo se conecta con todo. Google Maps, por ejemplo, se convirtió en una de las plataformas más usadas del mundo, pero muchas de sus usuarios no utiliza sus servicios directamente desde la aplicación. En cambio, interactúa con Maps al pedir un Uber, buscar la ruta más rápida en Waze, coordinar un envío con Glovo o atrapar pokémones en el Puente de la Mujer. Esto es algo que tienen en claro los desarrolladores hoy: conviene trabajar utilizando los recursos de otro, que ya maduros, y trabajar sobre ellos para que sirvan a las particularidades de cada empresa. En otras palabras, reinventar la rueda es una pérdida de tiempo y comprarla, un derroche de recursos. Más conveniente es
conectarse a la rueda de otro, y si está bien documentada, mejor.
Todo está a la venta
Las API pasaron de ser desarrolladas para uso interno a ser consideradas como nuevas oportunidades de negocio. Estas son interfaces que permiten que distintas piezas de software se comuniquen e intercambien datos siguiendo una serie definida de métodos. También pueden ser entendidas como conjuntos de microservicios que otro programador puede usar e implementar en sus aplicaciones. Al igual que una aplicación, tiene una interfaz gráfica que le permite al usuario usarla fácilmente sin la necesidad de entender cómo funciona por dentro. Estas interfaces de programación de aplicaciones le brindan al programador una forma sencilla de implementar funcionalidades sin necesidad de conocer en detalle cómo es que funcionan. Así, si un desarrollador quisiera crear su propio Uber, hoy le bastaría con usar las rutas de Maps, la autenticación de Google o Facebook y la API de algún servicio de pagos como podría ser Mercadopago. No necesita volver a desarrollar estas soluciones y a su vez, las plataformas que usa suman aún más usuarios, que finalmente se traducen en mayores ingresos. Las API permiten que distin- tos socios, o cualquier desarrollador si se trata de una plataforma abierta, creen aplicaciones usando las que devuelve esta interfaz. Cuando una compañía ofrece una API, brindan distintas URL que devuelven datos puros, sin interfaces gráficas u otras capas pensadas para el usuario final. Una buena API debería hacerle la vida más sencilla a un programador para que solo tenga que unir los distintos bloques para tener un producto funcionando. Estas interfaces no son algo nuevo, el concepto existe hace años, pero ahora están apareciendo nuevos modelos de negocios que se centran en ellas. Es por esto que empresas que ya contaban con API de uso interno comenzaron a ofrecerlas como un servicio. Un claro ejemplo argentino es el caso de Mercadopago, una plataforma que durante sus comienzos existió únicamente dentro de Mercadolibre, pero que las oportunidades de negocio que brindaba llevó a la empresa a abrirla y permitir que otros la usen para procesar sus pagos y cobrar por su uso. A la vez, empresas tradicionales que no tenían en cuenta las oportunidades que ofrece este
Transformar una API en un negocio es un juego totalmente nuevo para las empresas.” — Matías Gorostegui, Delivery Manager de intive-fdv.
modelo, comenzaron a desarrollar sus propias API como nuevos productos y servicios. Ya hay algunas cuyo único producto es una API. Algunos de estos ejemplos son Musicbrainz, una enorme enciclopedia de la música que ofrece acceso a su base de datos mediante una API, y COINAPI, una plataforma que integra
información de distintas casas de cambio de criptomonedas en un solo lugar. Los paquetes van desde accesos gratuitos para hobbistas hasta suscripciones de US$ 600 para aquellos profesionales que necesitan información en tiempo real de los mercados. Hay una gran variedad de API y la demanda de datos hace
que casi todo pueda transformarse en un producto, pero desarrollar una API útil e intuitiva no es fácil. Adrián Mastronardi, CTO de la fintech Wenance, explica que puede llevar tiempo encontrar un buen modelo, que le resulte rentable al proveedor y útil a quien la consume. “Para esto suelen organizarse hackatones con la consigna de consumir cierta API. Al ser hechas por técnicos para técnicos estas necesitan probarse y van evolucionando”, explica. Sin embargo, quienes hoy se plantean la posibilidad de desarrollar una plataforma propia cuentan con especificaciones y estándares. En noviembre del 2015, la tecnológica Smartbear Software donó sus especificaciones Swagger para el desarrollo de API a la iniciativa OPENAPI de la Fundación Linux. Hoy es open source y se la conoce como la Open API Specification (OAS). A su vez, el año pasado, Mulesoft, el principal contribuyente al proyecto RESTFUL API Modeling Language (RAML), se unió a OAS y liberó su herramienta para generar documentos OAS a partir de RAML.
Puede llevar tiempo encontrar un modelo que le resulte rentable al proveedor y útil a quien la consume.” — Adrián Mastronardi, CTO de la fintech Wenance.