Abrir la bóveda
Desde el 13 de enero de este año funciona en Europa la norma PSD2, una segunda versión de la Directiva de Servicios de Pago. Esta busca terminar con el monopolio de los bancos sobre la información financiera de sus clientes al obligarlos a abrirse y por eso también se conoce como Open Banking. La revisión de la directiva les permite a los clientes de los bancos, ya sean consumidores u otras empresas, usar servicios de terceros para administrar sus finanzas. Esto invita a pensar que, en el futuro, las personas podrían acceder a su homebanking desde su inicio de Facebook, mientras el dinero sigue guardado en su banco de siempre. Para esto, ahora los bancos están obligados a proveer acceso a terceros a las cuentas de sus clientes a través de una API abierta, creando una nueva generación de servicios financieros desarrollados sobre los datos y la infraestructura que proveen estos grandes jugadores tradicionales. Uno de los objetivos de la PSD2 es nivelar la cancha para que los players no bancarios, especialmente las fintech, puedan ofrecer servicios financieros y sumen valor al circuito. En principio, surgieron dos nuevas clases de proveedores: proveedores de información de cuentas, que son aquellos que tienen acceso a los datos bancarios de los consumidores, y proveedores de iniciación de pago, que son quienes tienen el poder de iniciar un pago para un determinado usuario. Los primeros, conocidos como AISP (Account Information Service Providers, en inglés), se enfocan en los datos y el análisis del comportamiento y los datos de los usuarios podrían crecer a pasos agigantados de la mano de las nuevas técnicas de Big Data y machine learning. Los segundos, los PISP, son los encargados de generar nuevos servicios de pago. Estos podrían desarrollar, por ejemplo, servicios peer-to-peer para reducir costos. “Los bancos establecidos tienen un enorme historial y lo usan a su favor. Las startups, en cambio, no saben quién es el consumidor hasta que interactúa con ellos. Estos datos no ponen automáticamente a ambos en igualdad de condiciones, pero led brinda a las nuevas empresas un rico repositorio de datos sobre el cual arrancar”, detalla Mastronardi de Wenance. Ellos acaban de lanzar su plataforma Welp en España, tentados en parte por las nuevas regulaciones. Para instalarse se integraron con un proveedor que les permite acceder a distintos bancos, no a uno solo. Así conectan su producto de préstamos a través de las distintas API y pueden conectarse al homebanking del usuario para ofrecerle un crédito y depositarlo directamente en su cuenta. Hoy los bancos, obligados por las normas, todavía se están acomodando. “No todo es competencia. También hay colaboraciones porque cuando les otorgamos un crédito, ellos ganan depósitos. Si bien en algunos segmentos competimos, en otros colaboramos”, señala Mastronardi. Un ejemplo de esto es cuando las fintech incorporan a nuevos clientes al circuito financiero, personas que de no ser por las nuevas plataformas alternativas, no tendrían acceso a estas facilidades.