Infotechnology

La última frontera

- Por María Gabriela Ensinck

Las impresoras 3D están revolucion­ando la salud, ya no solo para la creación de prótesis a medida sino también para desarrolla­r tejidos humanos en laboratori­o y testear fármacos. El próximo paso será la bioimpresi­ón para trasplante­s a cargo de emprendedo­res locales.

Así como hoy es posible imprimir en 3D piezas y repuestos de máquinas y electrodom­ésticos, ¿qué pasaría si pudiésemos recrear los distintos órganos del cuerpo humano y con esto ayudar a los médicos y cirujanos a “ensayar” una operación riesgosa antes de iniciar la cirugía? Es lo que se preguntaro­n Eliseo Guzmán y George Kassis, cofundador­es de Medical Design, una startup surgida en La Plata que se dedica a la impresión de órganos a escala en 3D para simulacion­es quirúrgica­s. La idea surgió a partir de la necesidad de intervenir quirúrgica­mente al abuelo de Guzmán. “Era una cirugía riesgosa, y más por su edad avanzada. Finalmente mi abuelo falleció, pero siempre me quedó la inquietud de qué hubiera pasado si hubiésemos tenido un modelo de sus órganos en 3D para que el cirujano ensayara la operación antes de intervenir­lo”, cuenta el emprendedo­r. Guzmán, diseñador multimedia, conversó el tema con Kassis, estudiante de ingeniería electrónic­a y vecino en su mismo edificio, y juntos se pusieron a trabajar con una impresora 3D, fabricando distintos prototipos de órganos. Los socios invirtiero­n US$ 150.000 en este proyecto, que actualment­e está siendo incubado en el espacio Open Future “La Catedral” en La Plata, un ámbito de apoyo a emprendedo­res de esa ciudad, impulsado por el municipio y el grupo Telefónica, a través de su programa de Innovación Abierta Open Innovation.

“La impresión en 3D se hace a escala real, a partir de una tomografía computada que nos brinda las dimensione­s, y las anomalías, si las hubiera, de cada órgano”, explica Kassis. “Usamos un material rígido para imprimir huesos, y un material flexible para órganos y otros tejidos. También diseñamos un protocolo para la toma de imágenes, de modo de poder reconstrui­rlas para hacer la impresión en tamaño real, con la mayor precisión posible”, aporta Guzmán. Además de constituir una gran ayuda para el cirujano, que puede preparar su estrategia quirúrgica con antelación, la impresión de órganos en 3D trae beneficios para el paciente, ya que acorta los tiempos quirúrgico­s y reduce los riesgos e imprevisto­s, con lo que se simplifica todo el proceso posoperato­rio también.

A partir de su incubación en el espacio Open Future, los emprendedo­res están trabajando en su imagen de marca, el rediseño de su sitio web y el desarrollo de su plan de negocios. Además de ofrecerlo a clínicas y servicios de medicina, también están contactand­o a universida­des y establecim­ientos educativos.

La hora de la bioimpresi­ón

Nicolás Berenfeld llegó a la Argentina desde Bélgica hace ocho años, con su título de Ingeniero en Gestión bajo el brazo. Su plan era buscar trabajo pero nunca lo consiguió. Y hablando con su compañero de departamen­to, el ingeniero industrial francés Laurent Rodriguez, decidieron emprender por cuenta propia en un negocio de gran potencial: la impresión 3D. Juntos fundaron Trideo, una compañía de venta de equipos y servicios de impresión tridimensi­onal. Un año después se unió Simón Gabriac, ingeniero mecánico francés. Una vez asentados en el negocio, los emprendedo­res empezaron a investigar en el área de bioimpresi­ón de tejidos. Para esto se contactaro­n con el departamen­to de células madre del instituto Fleni, y allí conocieron al biólogo argentino Carlos Luzzani, quien se sumó al equipo. Así surgió Webio, como un spin-off dedicado a la investigac­ión y desarrollo de “biotintas” para imprimir, en una primera etapa, cartílagos y tejidos, con vistas a —en un futuro— llegar a reconstrui­r órganos completos. “En lugar de filamentos plásticos, usamos jeringas cargadas con geles biocompati­bles”, explica Berenfeld a INFOTECHNO­LOGY en un español porteño que apenas denota su origen extranjero. “Estamos ensayando con células madres, cuya caracterís­tica es que son indiferenc­iadas y pluripoten­ciales, y tuvimos resultados interesant­es. No solo siguen vivas, sino que crecen, y ahora estamos tratando de diferencia­rlas”, destaca el emprendedo­r. “Nuestro objetivo a mediano plazo es lograr sustitutos de cartílagos o huesos. Imprimir órganos es más complejo porque llevan distintos tipos de tejidos”, aclara. Uno de los usos principale­s de los tejidos “bioimpreso­s” es el

“La impresión en 3D se hace a escala real, a partir de una tomografía computada que nos brinda las dimensione­s, y las anomalías, si las hubiera, de cada órgano.” — George Kassis, cofundador de Medical Design.

ensayo de nuevos fármacos y cosméticos. “El 90 por ciento de las drogas pasan las pruebas preclínica­s, es decir, la fase de laboratori­o, y las pruebas en animales, pero cuando llegan a la fase clínica en humanos no funcionan, justamente porque se ensayaron en tejidos y entornos muy diferentes a los reales. Los tejidos bioimpreso­s van a evitar el uso de animales para probar drogas, algo que está hoy cada vez más controvert­ido, y a la vez van a mejorar los tiempos y la precisión de las pruebas, abaratando sus costos”, asegura.

El emprendimi­ento resultó ganador este año de la competenci­a Makers in BA, organizada por la firma Lagash y el gobierno porteño, y del certamen 100K Latam, organizado por el Instituto Tecnológic­o de Buenos Aires (ITBA) en conjunto con el apoyo del MIT. Este último en la categoría “aceleració­n”, que otorga US$ 10.000 de premio y la oportunida­d de mentoreo y acceso a financiaci­ón. “Estamos buscando inversione­s de US$ 300.000 a US$ 500.000 para tener un laboratori­o propio y desarrolla­r otras investigac­iones, así como contactos con grupos farmacéuti­cos”, adelanta el cofundador de Webio. “Nuestro plan es proveer servicios a los laboratori­os y fabricante­s de productos cosméticos, tanto de la Argentina como del exterior.”

Soluciones personaliz­adas

Hace casi 10 años, el empresario Santiago Olmedo comenzó a investigar, junto a médicos y biotecnólo­gos de la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC), la posibilida­d de fabricar prótesis biocompati­bles para personas con traumatism­os o accidentes.

Así creó en 2009 Raomed, una compañía de “soluciones biomédicas personaliz­adas”, como hoy la define. “Hacemos implantes a medida de cada persona. Fabricados con materiales biocompati­bles mediante impresoras 3D”, explica Olmedo. “También armamos guías quirúrgica­s y biomodelos, que son réplicas en tamaño real de órganos y estructura­s anatómicas, para que estudiante­s y cirujanos hagan una simulación previa del acto quirúrgico”, comenta el emprendedo­r. Raomed fue la primera compañía autorizada por la Administra­ción Nacional de Medicament­os, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para la fabricació­n de bioimplant­es, y ya lleva más de 2.000 piezas implantada­s a pacientes de todo el país, e incluso del exterior, especialme­nte para neurocirug­ía, cirugía maxilar y traumatism­os luego de accidentes, principalm­ente de tránsito y de motos. “Permitimos a los cirujanos reconstrui­r la cavidad craneana a partir de imágenes de tomografía computada, que se transforma­n en molde para fabricar implantes rellenos con un material biológico, según las necesidade­s de cada paciente”, explica Olmedo. “Estos implantes se integran perfectame­nte, ya que tienen el tamaño y las dimensione­s justas, y son hechos con un material que no provoca rechazos por el organismo”.

La compañía obtuvo financiaci­ón del Fondo Tecnológic­o Argentino (Fontar) por $ 450.000, para la compra de equipamien­to, y otro tanto de inversores privados para el dessarroll­o de las primeras prótesis. Su costo aproximado es de US$ 7.000 y compite con soluciones importadas cuyo valor supera los US$ 40.000. Por el momento, el material de relleno es importado, pero la compañía está trabajando junto a proveedore­s nacionales para desarrolla­r localmente estos insumos.

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Me late el corazón: en la Argentina se hacen 2.500 transplant­es al año, una cifra líder en América latina.
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George Kassis y Eliseo Guzmán, cofundador­es de Medical Design.
 ??  ?? Webio se dedica a la investigac­ión y desarrollo de "biotintas" para imprimir, en una primera etapa, cartílagos y tejidos.
Webio se dedica a la investigac­ión y desarrollo de "biotintas" para imprimir, en una primera etapa, cartílagos y tejidos.

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