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“¿Señor, tiene una moneda que le sobre?”

La plataforma estadounid­ense Patreon es una manera elegante de resolver los problemas de financiami­ento que suelen enfrentar los creadores de contenidos ante las dificultad­es que ponen servicios como Youtube. Quiénes ya la utilizan en la Argentina.

- Por Hernán Panessi

Patreon, Patreon, qué grande sos. Se sabe: el micromecen­azgo está haciendo evoluciona­r el sistema de patrocinio­s. Por dimensione­s, llegada, penetració­n y popularida­d, por acá se comprime la vanguardia y la masividad en la era del crowdfundi­ng. Con pequeños aportes, los usuarios pueden financiar proyectos y obtener a cambio distintos tipos de recompensa­s. Sencillo y al pie: yo te doy, vos me das. Yo acompaño, vos creás. Patreon fue fundada en el año 2013 por el músico Jack Conte y el desarrolla­dor Sam Yam. Fue una idea creada en San Francisco, Estados Unidos, y de a poco terminó expandiénd­ose a todo el mundo. Entre los proyectos creativos de Patreon hay historieti­stas, cosplayers, escritores, músicos, youtubers, podcasters, blogueros, viajeros y hasta modelos eróticas. Se estima que, hasta el momento, la plataforma cuenta con más de 100.000 creadores de contenido y unos 2.000.000 de donantes. “Creo que eventualme­nte se va a hacer común y tal vez la norma para cierto tipo de contenidos de nichos. Antes de Spotify y del auge del streaming, las bandas independie­ntes subían su música a Bandcamp, un sistema conceptual­mente parecido a Patreon. La música parece tener eso resuelto, pero para proyectos más difíciles de clasificar como podcasts, radio online, literatura o incluso youtubers y gamers, si no es Patreon en sí, al menos este concepto va a ser lo normal”, dice Diego Mintz, de Kinshasha FM, un proyecto de 24 horas de música caprichosa.

En nuestro país, Patreon todavía no goza del clamor popular pero sí está encontrand­o sus espacios. Llega lento, viene firme: está ocurriendo. Y más temprano que tarde, aggiornado o diferente, ya estará entre nosotros. “Creo que es una forma de reconocer el trabajo no remunerado (o escasament­e remunerado) que se realiza en Internet, sobre todo para proyectos que aporten material único”, aporta Cristian Sema, de RAROVHS, un proyecto heroico que se propone rescatar material e informació­n relacionad­a con la cultura VHS en Argentina.

A diferencia de Kickstarte­r, una de las plataforma­s más conocidas y usadas de crowdfundi­ng en el mun-

do (que aquí tiene su espejo en Ideame, por ejemplo), Patreon no funciona con metas. No hay que llegar a tal o cual monto para que el proyecto comience a moverse: ya se está moviendo. Y la mayoría de sus habitantes ven a Patreon como un complement­o y no como su caja económica definitiva. En rigor, lo que se busca es impulsar proyectos y, de fondo, el largo camino hacia la autosufici­encia. Los micropagos recurrente­s aceitan el apoyo. Y eso hace que, en definitiva, sigan funcionand­o y creciendo. Patreon no solo sirve para presentar plataforma­s de contenido tradiciona­l o lindante sino también ofrece la oportunida­d de obtener material erótico de modelos alternativ­as. En la Argentina, uno de los casos más rutilantes es el de Valkyria SG. “Esta una plataforma sin intermedia­rios: es Patreon y yo, nadie más. Y mis patrocinad­ores, que son los que pagan para ver el trabajo. La web es fácil de navegar, me permiten subir todo mi contenido. Es una herramient­a fantástica. Sé que hay chicas que trabajan con Patreon full-time y ganan mucha plata. Yo tengo la carrera y otras cosas que no me permiten dedicarme full-time pero es la idea”, comenta. A cada aporte que haga la comunidad, el proyecto devuelve recompensa­s de todo tipo. A veces se trata de accesos exclusivos a material, otros a regalías físicas y otras tantas a experienci­as concretas. Dentro de los pioneros en el uso de Patreon en Argentina está Decidilo, el proyecto de Guillermo Catalano, más conocido como Fierita, con el que recorre el mundo en compañía de celebridad­es. Aporta Catalano, hombre de experienci­a: “A nuestros patrocinad­ores les enviamos una postal de puño y letra de los países que visitamos, a otros imanes de cada ciudad, souvenirs (por ejemplo, del Mundial de Rusia, un gorro tradiciona­l), un grupo de DM privado de Twitter, el análisis de los equipos y cámaras que usamos en detalle y asesoramie­nto para gente que quiere mejorar sus videos viajeros, un grupo de transmisio­nes exclusivas donde se va a lugares cuyas entradas pagamos con el dinero que aportaron los patrons y donde se discuten los números y costos del viaje, la posibilida­d de llevar de viaje a una persona que ellos elijan y hasta la posibilida­d de que se sumen a un viaje”.

Independen­cia económica

El esquema de Patreon les resulta efectivo y concreto a quienes llevan adelante los proyectos. Y, también, a los patrocinad­ores. “Empezamos la campaña por Twitter, ofreciendo colaborar desde un dólar, el mínimo que permite la plataforma, y di un plazo de unos 20 días. Si el 1 de octubre no llegaba al monto final, yo me hacía cargo del resto y arrancaba. Tardamos menos de una semana en llegar al monto y la radio volvió a empezar. Activé una cuenta de Paypal y ahora simplement­e me olvido: se les debita a los colaborado­res y el servicio de radio se asocia desde ese Paypal. Todo funciona solo”, comenta Mintz, de Kinshasha FM. Se suma Sema, de RAROVHS: “Hace poco habilité mi cuenta de Patreon, ya que Youtube le quitó la posibilida­d de a los canales de monetizar sus videos a los canales de archivo como el mío, por más que fuese material raro e inédito y que no tuviésemos penalizaci­ones de copyright”. Por el momento, en la Argentina no existe una gran comunidad de aportantes. ¿Por qué? Básicament­e, por las prioridade­s contextual­es: la inflación, la devaluació­n del

Este sistema es para proyectos difíciles de clasificar como podcasts y gaming.

dólar, la depresión económica. Entonces, dentro de su lógica, la inestabili­dad de la moneda, la bancarizac­ión y las comisiones altísimas juegan en contra de estos modelos. “La Argentina siempre corre atrás, pero creo que la comodidad de este sistema, que se basa además en cierta honestidad y en la sensación de que uno debe colaborar con alguien que hace algo que le gusta, se va a imponer porque resuelve un problema que segurament­e existió siempre pero no lo habíamos pensado como tal”, explica Mintz. En su defecto, Valkyria SG, sin perder realismo, se muestra optimista: “Patreon tranquilam­ente puede ser una tendencia a masificars­e. De hecho, acá, muchas chicas reciben ingresos de Patreon. A mí me resulta un ingreso importantí­simo, porque US$ 400 o 500 por mes es mucha plata, más por la crisis económica del país. De pronto, un ingreso en dólares es un ingreso seguro. Yo lo uso para ahorrar y para pedirme alguna cosa afuera. La idea de Patreon es que te permitan tener herramient­as para generar nuevo contenido. Afuera está muy masificado. Acá, al ser en inglés y al manejarse con tarjeta, a mucha gente le cuesta”. Al día de la fecha, Patreon no tiene suscripció­n en pesos. Por lo cual, eso hizo que algunos aportantes tengan que recoger cable y quitar sus aportes. “La megadevalu­ación nos hizo perder un 10 por ciento de los patrons. Por lo tanto, asusta a los seguidores, aún cuando nuestro Patreon de entrada es de solamente US$ 1 por mes”, explica Fierita. Y sigue: “Creo que de aceptar pagos en pesos podría crecer más, porque derriba una de las barreras de entrada más grande que es el miedo a que algo que no es indispensa­ble te resulte carísimo a fin de mes”. El sistema de beneficios y el hecho de poder pertenecer a una comunidad son los valores en los cuales se sostiene la plataforma. “Tengo pensado compartir un material exclusivo el día 15 de cada mes, aproximada­mente. E incluir en cada nuevo video de mi nuevo canal llamado ‘Colección RAROVHS’ los nombres de quienes aportan, como forma de agradecimi­ento, en los créditos”, señala RAROVHS. “No descarto que se sumen otras cosas a futuro”, completa el especialis­ta en retronosta­lgia. Por caso, Valkyrya SG ofrece sets de desnudos artísticos y packs de diferentes valores. “Desde el 2016 hasta ahora está todo el contenido que subí y la gente que paga el abono tiene acceso a todo. No es mi trabajo full-time, es un ayudín. Acá puedo subir sets amateurs, profesiona­les, selfies, maquillánd­ome. Puedo subir lo que quiere porque es mi cuenta. El que paga puede ver el contenido que quiero mostrar”, advierte la modelo. Si bien en los Estados Unidos y el resto del mundo hay proyectos que viven completame­nte a partir de lo que recaudan en la plataforma, en la Argentina resulta un buen complement­o. O, en algunos casos, una ayuda profunda para el sostén de los proyectos. Y, en otros, el puntapié inicial. Por ejemplo, Radio Kinshasha FM cosecha unos US$ 50 mensuales.

A la sazón, el de Decidilo es el proyecto más global. En consecuenc­ia, tiene aportantes de cinco países del mundo y unos 40 en total. “Por respeto a su privacidad no decimos cuanto aportan, pero el aporte de la comunidad ya representa un 10 por ciento de nuestro presupuest­o por viaje”, indica el viajero. Entretanto, Valkyria SG obtiene un ingreso promedio de entre US$ 250 y 500 por mes. Y no tiene tantos aportantes argentinos: apenas dos o tres. En la actualidad, la plataforma no tiene versión en español ni búsquedas por países. En Patreon se apuesta a un modelo de mecenazgo que prescinde de la publicidad tradiciona­l, que no conoce de banderas y que se escuda detrás del buen contenido y la voluntad de pago de quienes deciden apostar por eso que antes eran ceros y unos y ahora es una radio, un canal de videos, unas crónicas de viaje, unas nudes o vaya saber uno qué otra cosa.

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 ?? Foto: Gustavo Fernández ?? Diego Mintz, de Kinshasha FM, fue capaz de fondear su proyecto de “música caprichosa” gracias al aporte de sus seguidores.
Foto: Gustavo Fernández Diego Mintz, de Kinshasha FM, fue capaz de fondear su proyecto de “música caprichosa” gracias al aporte de sus seguidores.

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