CIENCIA VS CIENCIA
Como sucede a menuda con la innovación en tecnología, va por delante de las esferas jurídicas y de los estándares de la ciencia de su tiempo. En el caso de las alternativas al tabaco como potenciales productos reductores de daño, la controversia científica tiene una raíz bien marcada. “En la ciencia del tabaquismo hay dos ramas: el control del tabaco que aboga por la abstención absoluta y la otra rama que busca la reducción de daños. Soy partidaria de la reducción de daños como sucedió con el caso del HIV y los preservativos o actualmente en todo el mundo con la entrega de jeringas limpias a adictos”, dice Carmén Escrig, doctora en Química y activista pro vaping. Las pastillas de nicotina u otros tratamientos están enfocados en la cesación del consumo de tabaco y en eliminar el cigarrillo de la vida de paciente. Mientras que el e-cigarette apunta a pacientes refractarios que no pueden o no quieren recibir el tratamiento convencional. En la otra vereda está Daniel Buljubasich, de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), que afirma que “la controversia existe porque no hay estudios conclusivos para ninguna de las dos partes”. El especialista remarca que en el caso del uso del e-cigarette para mitigar daño, pueden aparecer efectos secundarios indeseados como el consumo dual: “en el 80 por ciento de los casos, los consumidores fuman y vapean”, dice Buljubasich. Las investigaciones científicas, en líneas generales, aportan evidencias favorables para ambos enfoques.