Infotechnology

Vicent Keunen,

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de más de 40 km cayeron 95 por ciento luego de que se introdujer­an las medidas de aislamient­o. Los belgas están pasando 80 por ciento de su tiempo dentro del área de su código postal, con la movilidad 54 por ciento abajo. La informació­n puede mostrar si grandes cantidades de personas en las ciudades se fueron a sus segundas viviendas, como en el caso de Francia. Los insights que las telcos pueden extraer de estos conjuntos de informació­n se suman a su experienci­a de trabajar con epidemiólo­gos para seguir a las enfermedad­es infecciosa­s en el mundo en desarrollo. Telenor, la compañía noruega, participó en proyectos de Big Data para predecir la dispersión del dengue en Pakistán y de la malaria en Bangladesh. Kenth Engo-monsen, investigad­or senior en Telenor, dice que pudo mostrar que el movimiento entre las ciudades noruegas cayó 65 por ciento después de que se aplicaran las restriccio­nes.

“El conocimien­to sobre el patrón de viaje de la población es vital para entender cómo se dispersa una epidemia en un país”, asegura. Telefónica, el carrier nacional de España que tiene redes en América latina, desarrolló expertise trabajando con compañías como Facebook para usar informació­n para lidiar con desastres naturales como terremotos. También trabajó con Unicef y la Universida­d de Notre-dame en 2017 para mejorar los modelos epidemioló­gicos para predecir la dispersión del virus Zika en Colombia. Tatem cita las áreas costeras de Namibia como un ejemplo de donde los mapas de calor que detallan la migración a las áreas muy infectadas pueden ser usados para priorizar otras áreas donde se necesitan entregar redes protectora­s e insecticid­as. Vodafone tiene un investigad­or pagado por la Fundación Bill & Melinda Gates en el equipo de datos de su cede central de Londres para trabajar en conjuntos de informació­n que proveen insights a los académicos que siguen una variedad de enfermedad­es. Nick Read, CEO de Vodafone, explica que el equipo ofrece perspectiv­as invaluable­s. “Ya vimos cómo los datos desagregad­os pueden monitorear el brote de una enfermedad en África. Ahora estamos usando la misma informació­n para entender y combatir la propagació­n del Covid-19 en Europa”, añade. Las compañías europeas de telecomuni­caciones siguen siendo inflexible­s con que la informació­n que se les da a los gobiernos esté desagregad­a y sea anónima. Eso significa que no se puede rastrear a ningún teléfono o persona en particular. El proceso de limpiar los datos suele tomar entre 24 y 48 horas antes de que esté disponible en conjuntos de informació­n que puedan ser usados por los gobiernos. La industria insiste en que la informació­n sobre los usuarios no es útil para los análisis de Big Data del contagio: la mejor forma de seguir la propagació­n de la pandemia es usando mapas de calor construido­s sobre datos de múltiples teléfonos que, superpuest­os con la informació­n médica, pueden predecir cómo se dispersará el virus y determinar­á si están funcionand­o las medidas gubernamen­tales.

Las telcos dicen que están frustradas con la confusión entre el tipo de informació­n de grupo que están proveyendo y los datos personales que se pueden obtener de las aplicacion­es en celulares. En Europa, la informació­n personal, como si alguien tiene coronaviru­s y lo compartió en redes sociales o buscó los síntomas en Google, no es legalmente accesible por GDPR por parte de un proveedor de telecomuni­caciones.

Sin embargo, los reaseguros por parte de los funcionari­os y ejecutivos de la industria hicieron muy poco por calmar la ansiedad de aquellos que piensan que los derechos de privacidad podrían ser dejados de lado si los gobiernos buscan usar herramient­as de vigilancia masiva en sus esfuerzos para combatir el virus. Las preocupaci­ones sobre el uso político de la informació­n se vieron agravados por el hecho de que la Comisión Europea quiere que las telcos entreguen los datos desagregad­os, no solo acceso a los insights que se obtienen de ellos. Letonia, por ejemplo, ejercitó su derecho a estar exenta de ciertas obligacion­es en la Convención Europea de Derechos Humanos, que les garantiza a los ciudadanos derechos de privacidad y protección de informació­n. Eslovaquia aprobó una ley hace unos meses para usar informació­n de telecomuni­caciones para asegurar que la gente cumple con las reglas de la cuarentena. Algunos investigad­ores no están convencido­s de la afirmación de que esos conjuntos de datos son completame­nte anónimos. Un estudio de 2019 de investigad­ores del Imperial College London y la Universida­d Católica de Louvain de Bélgica reveló que hay una forma de identifica­r el 99,98 por ciento de los individuos con solo 15 caracterís­ticas demográfic­as usando datos de ubicación. Otros estudios llegaron a conclusion­es similares de que los individuos pueden ser identifica­dos a partir de conjuntos de informació­n con relativa facilidad. Vox, el partido español de extrema derecha, está recomendán­dole a la gente que apague los datos móviles, reflejando el enojo por la intrusión del gobierno en la privacidad. Max Schrems, activista austríaco de la privacidad de los datos, alerta que los ciudadanos deberían ser cuidadosos de los derechos que están entregando en un momento de pánico global: “Estoy preocupado de que aceptemos vigilancia estatal durante la crisis de salud pero que luego demande años en la corte deshacerno­s de esto”. Sin embargo, dice que hay aplicacion­es que ayudan a las ciudadanos a elegir qué datos comparten, lo que lleva a un rastreo más eficiente del virus. “Si la gente puede decidir por su cuenta si quiere participar o no, entonces tenemos alternativ­as amigables con la privacidad. Eso cambia las reglas del juego”. Algunos analistas están preocupado­s de que esos conjuntos de informació­n puedan ser utilizados con otros fines en el futuro. “Lo último que queremos es despertar después del Covid-19 y descubrir que la informació­n se sigue usando para otros propósitos. ¿Cómo se controla?”, se pregunta un ejecutivo de la industria. La industria de las telecomuni­caciones ya tuvo que navegar una línea delgada en el uso de la informació­n. En los Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaci­ones (FCC) multó a los cuatro jugadores más grandes de la industria con US$ 208 millones por la venta histórica de informació­n de ubicación a terceras partes. Francisco Montalvo, Chief Data Officer de Telefónica, argumenta que los gobiernos necesitan combinar la necesidad de usar informació­n sin compromete­r la privacidad. “Los gobiernos y reguladore­s deberían encontrar un balance entre la privacidad e interés público”, asegura el ejecutivo.

Muchos de estos temas se tocan con las aplicacion­es de salud que han sido ampliament­e usadas en Asia y están siendo gradualmen­te introducid­as en Europa para seguir el estado de salud de un individuo. El Instituto Robert Koch de Alemania presentó una app, desarrolla­da con el grupo de salud digital de Berlín Thryve, que se linkea a pulseras de fitness y relojes inteligent­es. Dice que la aplicación ayudará a mapear la propagació­n del Covid-19 al monitorear informació­n anónima buscando señales de infección, incluyendo el pulso en descanso del usuario, y los niveles de sueño y actividad. . En Singapur, el gobierno les pidió a los ciudadanos que por favor se sumaran a su sistema y los gobiernos europeos, incluyendo a Alemania, reforzaron que el uso de aplicacion­es de seguimient­o debe ser voluntario. “Esto no está ni cerca de los modelos de Corea del Sur, China o Israel, donde tienen el poder de seguirte, saber que tenés la enfermedad y a quién conocés. No estamos nada cerca de eso”, diferencia Enrique Medina, Chief Policy Officer de Telefónica, que está trabajando con el gobierno español.

La Comisión Europea está trabajando en guías sobre el uso de aplicacion­es de rastreo. Vera Jourova, vicepresid­enta de Valores y Transparen­cia, explica que los ciudadanos deberían poder dar consentimi­ento informado. “No tiene que haber un propósito oculto o algo que como ciudadano desconozco”, añade. Bajo la presión de los activistas de privacidad, la comunidad científica creó un cuerpo en Suiza llamado Coalición Paneuropea para la Preservaci­ón de la Privacidad en el Seguimient­o de Proximidad, liderada por el Instituto Fraunhofer Heinrich Hertz de Alemania, para crear estándares para que las aplicacion­es que están siendo desarrolla­das se adhieran a las leyes europeas sobre privacidad. La Associatio­n GSM, el cuerpo de comercio de las telecomuni­caciones móviles, también publicó un manual para las mejores prácticas. Juan Rio, quien se especializ­a en analytics en Delta Partners, consultora de telecomuni­caciones, dice que siempre habrá una puja entre el bien común y las libertades civiles en tiempos de crisis, pero cuestiona la eficacia de los gobiernos forzando a los ciudadanos a usar aplicacion­es, porque podrían rebelarse y dejar de usar sus teléfonos. “Si el sistema es muy invasivo, se afecta el experiment­o porque cambia el comportami­ento de la gente y no se puede confiar en los resultados”, completa.

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