84 VIAJES: REFUGIO ENTRE CUMBRES
A dos horas de Santiago de Chile, en medio de un paisaje de montañas y bosques,
se encuentra la Viña VIK. Una experiencia de arte y gastronomía.
Tras manejar dos horas por un camino de rutas serpenteantes, llegamos al Valle de Millahue, que en idioma mapuche significa “lugar de oro”. Vik Chile, el impactante retreat donde se encuentran el viñedo y la bodega más lujosos del país, está en lo alto de una colina y sobre un lago. Con la Cordillera de los Andes como telón de fondo, lo primero que nos llama la atención son las increíbles vistas panorámicas. Cada rincón parece un cuadro recién pintado.
El techo flotante y escultural de titanio y bronce nos da la bienvenida. Ese espacio que alguna vez soñó el emprendedor noruego Alexander Vik es único y fue poco intervenido alrededor de las construcciones. Sus dueños dejaron –a conciencia– que la naturaleza se integrara en el exterior. El edificio es arte en estado puro y la perspectiva visual que se logra desde el hall de acceso a las plantaciones invita al relax y a la lectura. Aquí comenzamos nuestra escapada de 48 horas.
10.30 AM, MASAJE Y RELAX
¿Cómo negarnos a una sesión descontracturante ni bien llegamos a destino? El fitness center, ubicado a unos pasos del spa de vino, es la alternativa para complementar la experiencia wellness que se corona con la piscina de borde infinito que parece ingresar en la cordillera. También hay clases de yoga, caminos para hacer deportes como hiking y propuestas para runners. Después del masaje, un rato de ocio en el living comunitario donde se ven obras de Roberto Matta, uno de los artistas chilenos más queridos.
13.30 PM, TOUR Y CATA PRIVADA
Cada rincón de VIK Chile parece salido de un cuento. La combinación de arte, gastronomía, diseño y sostenibilidad se respira de manera permanente. El restorán Pavilion abre al público, no solamente a los huéspedes del hotel. El menú cambia todos los días y está inspirado en el concepto farm to table, el mismo que se usa en los principales destinos foodies del mundo, a prueba de paladares exigentes. El nuestro incluyó habas, lechuga orgánica a la plancha con oliva y condimentos, lomo con puré de brócoli y frutillas del huerto con crema. Un viaje culinario que se complementa siempre con el mejor maridaje y termina en una cata privada en la bodega.
Diseñado por el arquitecto chileno Smiljan Radic, candidato al Premio Pritzker, en colaboración con Alex y Carrie Vik y el resto del equipo, este espacio fue pensado para causar el mínimo impacto ambiental. Allí nos explicaron los detalles sobre los distintos vinos del viñedo, incluyendo
VIK, el vino insignia, La Piu Belle y Milla Cala, nuestro favorito. El secreto de los vinos holísticos está en la combinación única de cepas de Cabernet Sauvignon, Carmenere, Syrah, Merlot y Cabernet Franc. Mezclas elegidas cada año.
4 PM, PAUSA AL ATARDECER
El descanso de la tarde no se interrumpe por el canto de los pájaros. Cada una de las 22 suites es un destino soñado para los amantes del arte: todas diferentes y con instalaciones realizadas por artistas chilenos e internacionales. Además, cuentan con un ventanal desde el suelo hasta el techo que permite disfrutar de asombrosas vistas a la naturaleza. El lugar ofrece otras invitaciones impostergables: 4.300 hectáreas de cerros y bosque nativo para hacer trekking y paseos en bicicleta.
9 PM, COMIDA DE CUATRO TIEMPOS
Cruzando el living, justo al otro lado del jardín zen, se encuentra Milla Milla, el restaurante de autor de Vik Chile, a cargo del chef ejecutivo Rodrigo Acuña Bravo. También está inspirado en el concepto farm to table. La comida es para
dejarse llevar, sobre todo después de haber recorrido el huerto poblado de gallos, gallinas y con una enorme variedad de frutas y verduras que se mimetizan en el paisaje bucólico. Allí disfrutamos de una degustación de quesos, acompañados siempre del mejor vino.
9 AM, DULCE AMANECER
Al día siguiente, el desayuno suma identidad a la experiencia. Imposible no tentarse con los panes caseros y la minipastelería de autor. También hay frutas frescas, quesos y distintas opciones de huevo. No se pueden pasar por alto los benedictinos con espinaca y nos fascinamos con la miel pura natural, servida del panal directamente a la mesa.
11 AM, CABALGATA
Recorrer el cerro a caballo, mirando la propiedad desde distintas perspectivas, es una experiencia increíble para apreciar la arquitectura. Pasar por las hileras de las parras es otro privilegio. Dan ganas de salir galopando, olvidar los compromisos y quedarse al menos una semana. Pero, como todas las escapadas, tiene que terminar. Algunos huéspedes vuelven en helicóptero (hay un helipuerto privado) y nosotros emprendemos el regreso por tierra. Mientras avanzamos, Viña Vik se aleja hasta desaparecer entre las cumbres y los bosques. Definitivamente, un lugar que vale la pena conocer para regresar.