PODEROSA AFRODITA
Nacida en España pero de padres dominicanos, tuvo su gran debut en la pasarela de
Balenciaga en París hace tres años y nunca más paró.
Túnica con capucha de seda estampada, Salvatore Ferragamo ( Fall 2018 ready to wear). Zapatillas, Adidas.
La historia de Afrodita Dorado podría convertirse en la trama de una película. Comenzó a trabajar como modelo recién a los 23 años. Tarde para los usos y costumbres internacionales. Antes, asegura ella, vivió toda una vida. Nació en Madrid. Su madre aterrizó en España desde la República Dominicana, sola y embarazada, y apenas ella llegó al mundo, quedó a cargo de una familia española con la que vivió hasta independizarse. Su madre no podía mantenerla: tenía otros seis hijos entonces (¡después tuvo seis más!). Afrodita es un mix de esos dos mundos que se mezclan en su historia: asegura que las raíces dominicanas aparecen cuando se enoja o cuando baila; y que las españolas surgen cuando se trata de comida. “Me encanta cocinar. Me fascinaba acompañar a la matriarca de la familia durante todo el proceso de preparar los platos, ir a los diferentes mercados y observarla mientras armaba todo”.
Junto a su familia sustituta, creció en una pequeña ciudad llamada Guadalajara, a unos 70 kilómetros de Madrid; fue a un colegio de monjas y cuando egresó fantaseó con una carrera como arquitecta en Barcelona, pero jamás como modelo. Durante cinco años fue camarera, vendedora y se postuló para cuanto trabajo temporal encontró y así salir adelante, mantenerse y pagar sus estudios.
El punto de quiebre fue cuando conoció a su actual mánager, María Hidalgo. Pero a pesar de su metro ochenta y su belleza natural y moderna, España no fue su trampolín a las grandes pasarelas. Allí participó en algunos desfiles aislados hasta que al fin se abrió la puerta del mercado internacional. Fue durante la Semana de la Moda de París Primavera/Verano 2016. Era el último desfile de Alexander Wang como director creativo de Balenciaga y el couturier eligió un casting heterogéneo que incluyó a Afrodita y marcó su debut en las ligas mayores. Su temporada no pudo ser mejor: después de Balenciaga llegaron otros nombres importantes, como Acne Studios y Stella MCCARTNEY. ¿Por qué la gran oportunidad se presentó en París y no en Madrid, su casa? “Porque cuando empecé, España aún estaba cerrada a las modelos que no respondían al ideal estético dominante”, explica Afrodita.
Es cierto. La diversidad está rompiendo los esquemas del universo fashion desde hace apenas un par de años. “Vivo este momento con mucho ánimo y alegría. Ya era hora. Aunque a la moda todavía le queda mucho camino por recorrer en lo que se refiere a la aceptación. Se han abierto las puertas para muchos estereotipos, pero aún quedan muchísimos más”, reconoce. Cuando el año pasado se llevó el galardón a la mejor modelo de la Semana de la Moda de Madrid, su deseo fue más aceptación en su país. “El premio significó el reconocimiento al esfuerzo. No se trata solo de apariencia, sino de la constancia en un entrenamiento físico y mental”, cuenta.
Mientras espera que su carrera explote en España, no deja de trabajar en el exterior: Elie Saab, Carven, Emilio Pucci, DKNY y los grandes nombres de la moda siguen engrosando su portafolio. Afrodita tiene una energía única y los pies sobre la tierra. No cree que su empleo sea el paraíso, pero lo defiende. Durante estos tres años hubo altibajos. Apenas comenzó a desfilar perdió a dos miembros de su familia: “Tuve que reunir la fuerza para seguir adelante”. Hoy valora todo lo positivo que le da su carrera: “Los amigos, que son mi familia en el extranjero, y el dinero, también, por supuesto. El mejor consejo que me dieron fue: ‘Sé tú misma, tú eres tú y eres única. No pretendas ser quien no eres’. Y esto es clave, porque cuando te mueves por un mundo lleno de tantas caras, donde tu estilo y tu físico son evaluados constantemente, puedes llegar a sentir que se va desvaneciendo tu esencia. Ahora la moda está abierta a un espectro muchísimo mayor de estilos. Así que nadie debería esforzarse por encajar”. Ella se define como ecléctica y un poco grunge. Así pasa sus días, viviendo el presente, reinventándose y esperando que la película de su vida tenga final feliz.