Creencias en pie de guerra
“En la época en que comenzamos a dictar la carrera de Indumentaria y Textil, el mercado se abastecía de la copia: viajar al exterior, comprar e imitar prendas. Se descreía de la capacidad de desarrollar algo propio y de la posibilidad de aportar una novedad.También, de crear valor a partir de la identidad, ya que involucra recursos como materiales de la región, modalidades de trabajo y procesos productivos. Muchas empresas siguen creyendo en la copia y muchos diseñadores se quejan del poco margen que se les habilita para crear.Y eso genera frustración. La inspiración implica una búsqueda, un replanteo, una indagación, un encuentro de ese referente con otro contexto. En cambio, la copia siempre es literal, enfoca el producto en sí mismo, vaciado de contenido”.
“Muchas de las jerarquías reinantes en la moda se están desmoronando por la llegada de youtubers, instagrammers y otros íconos nacidos de las redes sociales, que son valorados tanto por su convocatoria como por su autenticidad, expuesta al juzgamiento social. De esta forma, las marcas forman alianzas con quienes nunca hubieran imaginado, y aquí es donde los conceptos de original y copia comienzan a fusionarse. Como el caso de Supreme, cuyo fundador, James Jebbia, utilizó en los 90 el logo de Louis Vuitton en skaters y accesorios, y sufrió las acciones legales del monopolio de lujo.
Sin embargo, gracias a la creciente masificación de la marca, en 2017 fue convocada por el entonces director creativo de LVHomme, Kim Jones, para diseñar una línea que fue un éxito rotundo”.
“Los que somos parte del universo de la moda y el diseño sabemos que la ‘copia’, a veces enmascarada en la inspiración, opera en diseños, estéticas y estilos propios de una idiosincrasia. Por ejemplo, la de un empresario abrumado por la inseguridad que opina cosas como ‘lo de afuera siempre es mejor’ o ‘si lo hizo otro y fue exitoso, por qué voy a hacer algo distinto y arriesgarme’. Creo que está justificado por un contexto de país históricamente inestable en políticas macroeconómicas y del sector. Me consta que nuestros diseñadores pueden llegar a ser iguales o mejores que los referentes extranjeros que admiramos, pero muchas veces es cuestión de recursos y oportunidades”.
Diet Prada,