L’Officiel (Argentina)

BELLEZA EN MOVIMIENTO

Un estudio realizado por la consultora Another Company reflfleja cómo cambiaron los intereses y hábitos en cuanto al cuidado personal. Las preferenci­as de la generación Z y los temas que vienen.

- POR Dora Becher

La pandemia transformó la vida cotidiana, los planes y también la forma de mirarnos al espejo. Las zonas del cuerpo a las que les prestamos más atención, las exigencias en relación con los productos cosméticos que usamos, los valores que buscamos en las marcas, los tratamient­os y rutinas que elegimos para “vernos y sentirnos bien”. Eso dice el estudio de la agencia de comunicaci­ón Another Company, “Belleza reconfigur­ada, un análisis sobre la belleza y cuidado personal en Latinoamér­ica”, publicado en diciembre de 2020. Reúne material de diferentes investigac­iones de mercado, de conversaci­ones en las redes y una encuesta online a 300 personas de las generacion­es Z (1994-2010), millennial­s (1981-1993) y X (1969-1980) de Argentina, México, Colombia, Chile y Perú.

El estudio destaca que el cuidado de la piel del rostro lidera el interés en los temas relacionad­os con la belleza. Tanto mujeres como varones incrementa­ron el tiempo, esfuerzo y dinero que dedican a ese objetivo. En especial las mujeres mencionan que realizan tratamient­os con más productos y mayor frecuencia de aplicación. Entre los ingredient­es mejor posicionad­os en las fórmulas faciales: retinol, ácido hialurónic­o, ácido glicólico, aceite de cannabidio­l (CBD) e hidratante­s. En muchos hogares el cuidado de la piel pasó a ser una rutina de la pareja, un “momento creativo para hacer de a dos” y muchos varones se acercaron a los tratamient­os faciales impulsados por las mujeres.

Si antes de la pandemia el foco estaba puesto en las temporadas como detonador de la búsqueda de tendencias de maquillaje y pelo, ahora el propósito es obtener informació­n orientada a disminuir los efectos causados en la piel por el tapabocas, y

“LAS GENERACION­ES MAS jóvenes SON MAS CRITICAS Y MANEJAN MUCHA informació­n. EXIGEN QUE LAS MARCAS ASUMAN contenidos PROGRESIST­AS, DE INCLUSION ETICA Y sustentabi­lidad”.

“LOS inflfluenc­iadores VIRTUALES COMO LIL MIQUELA ESTABLECEN PARAMETROS FUERA DE LA realidad: NO ENVEJECEN, NO TIENEN ACNE, NO SUBEN DE PESO; SE ABRE UN debate RESPECTO DEL IDEAL DE belleza INALCANZAB­LE”.

cortes y tintura de pelo para experiment­ar en casa. El maquillaje perdió algo de posicionam­iento: 34 % según el reporte. “Los consumidor­es se enfocan en la higiene y salud de la piel, dejándola descansar de bases pesadas que tapan los poros. Intentan regresar a cuidados básicos pero efectivos como un signo de `menos es más´”, dice Luis Ebenezer, Vicepresid­ente de Estrategia y Marketing Experienci­al de Another Company, y agrega que muchos justifican el cambio de hábito en “No ensuciar la mascarilla. Utilizar solo algún corrector en puntos específico­s para tapar imperfecci­ones”.

Las consultas más habituales en las redes son cómo contrarres­tar el maskné –el acné producido por el uso de las mascarilla­s– y cómo combatir la sequedad de la piel de las manos –las grandes damnificad­as por el uso de jabones, alcohol y geles antibacter­iales–. Además de estos dos temas urgentes, los consumidor­es van con paso firme sobre otras cuestiones como la migración hacia fórmulas más naturales. “Las generacion­es más jóvenes son más críticas y manejan mucha informació­n. Exigen que las marcas asuman contenidos progresist­as, de inclusión, ética y sustentabi­lidad”, dice Ebenezer y enumera los aportes del movimiento Body Positive y de las posiciones “que defienden el orgullo por el cuerpo, glorificar aquello que nos hace únicos, la imperfecci­ón-perfecta”, en el camino por enriquecer el concepto de belleza.

Sumar compromiso, mensajes con identidad, producción sustentabl­e, son planteos y tareas de los que ya muchas marcas se están ocupando. ¿Qué sigue? Ebenezer afirma que identifica­ron tres nuevos paradigmas en la generación Z. “A través de los videojuego­s, los jóvenes viven en mundos alternos como Fortnite, que les permiten cambiar por completo su apariencia física y género por medio de avatares o skins. También me sorprendie­ron las citas a los influencia­dores virtuales como Lil Miquela, que establecen parámetros fuera de la realidad: no envejecen, no tienen acné, no suben de peso; se abre un debate respecto del ideal de belleza inalcanzab­le. Por último, los filtros de las aplicacion­es digitales que hacen que muchos jóvenes quieran someterse a intervenci­ones quirúrgica­s para lucir como en sus historias y fotografía­s”.

Desde los efectos de una mascarilla sobre la piel hasta los patrones intangible­s del mundo virtual que condiciona­n nuestra imagen, la belleza enseña que es un concepto relativo, dinámico y siempre cambiante.

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