LA NACION

Chávez despliega todo su aparato para copar Caracas

Con presiones a los empleados públicos, el oficialism­o prepara una gran marcha roja por la capital para contrarres­tar el acto de Capriles

- Daniel Lozano PArA LA NAcioN

cArAcAs.– venezuela vive hoy el último round del combate electoral chávez vs. capriles, el más apasionant­e de su historia. dos grandes actos para cerrar una campaña feroz, el último enfrentami­ento entre dos fuerzas que se disputan voto a voto las presidenci­ales del domingo.

La oposición eligió barquisime­to, símbolo de los decepciona­dos del chavismo. Allí, en el estado Lara, manda Henri Falcón. el que fuera el gobernador más popular del oficialism­o y convertido hoy en uno de los grandes baluartes del comando venezuela de capriles, encabeza el ala izquierda de la oposición. su nombre suena con fuerza como vicepresi- dente de darse la gran sorpresa.

el chavismo, por su parte, quiere a toda costa teñir de rojo el centro de caracas, a sabiendas de que necesitan derrotar la “victoria moral” (en palabras de teodoro Petkoff, líder intelectua­l de la oposición) alcanzada el domingo. el contraataq­ue chavista tiene muy claro que lo importante es ganar, no cómo se gane. “Mañana a coronar la avalancha triunfal chavista”, gritó en twitter Andrés izarra, ministro de comunicaci­ón. “el cierre de campaña de chávez en caracas será sin precedente­s”, apostó diosdado cabello, presidente de la Asamblea. Una apuesta que tiene sus trucos.

La mastodónti­ca maquinaria del estado lleva varios días preparando la gran marcha roja, con el mismo modelo que se emplea en cuba. “todo el día estará dedicado a la marcha. Hay que fichar en el trabajo y desde allí, siempre con la franela [remera] roja, que debemos portar hasta el domingo”, confesó a un empleado de un ban

la nacion co público. en venezuela existen más de 2,5 millones de empleados públicos, a los que se suman varios cientos de miles más que están subcontrat­ados. La cifra redonda se acercaría a los cuatro millones.

cada organismo tiene su modus operandi. en algunos ministerio­s enviaron un correo electrónic­o, en el que se “invita a acudir voluntaria­mente” a la marcha. Una voluntarie­dad que desaparece cuando esos mismos trabajador­es son visitados, puesto por puesto, para dejar claro la obligatori­edad del evento. La premisa es que no se note que son empleados públicos.

“será una tortura, porque la hora para comenzar a tomar la calle varía entre las 8 y la 10 de la mañana, y en cambio chávez segurament­e no aparecerá hasta las 6 de la tarde”, se quejaba ayer una secretaria de un ministerio.

en otros organismos está previsto pasar lista en los ómnibus. también se retiran las cédulas de identidad, que no serán devueltas hasta finalizada la marcha. Las amenazas por incumplimi­ento van desde la no renovación de contratos a los trabajador­es eventuales hasta el traslado obligado o un freno en el ascenso de escalafón a los fijos.

en el Ministerio de vivienda, en la zona de el rosal, cargaban anoche un trailer gigante lleno de botellas de agua. todos los fondos del estado a disposició­n de su líder. Y sin sonrojarse, ante los ojos de los transeúnte­s.

en otro lado de la ciudad, varias decenas de empleados públicos llevan dos días preparando lo que aquí llaman el cotillón: miles de camisetas, gorras y vinchas para la cabeza. Los unen como si fueran pelotas de regalo para ser lanzadas a la gente. todo con fondos del seniat, el organismo que recauda los impuestos del estado.

“A nosotros es la primera vez que nos obligan a ir a una concentrac­ión, la orden es marchar desde las 8 de la mañana”, señaló a

un trabajador del censo.

la nacion “tenemos que ir al trabajo y desde allí nos trasladan hasta el centro. ¡Qué bolas [qué abuso]!”, continúa quien evidenteme­nte no quiere hacer público su nombre.

cientos de colectivos llegados de todo el país tampoco faltarán al “operativo”. Las redes sociales se encargaron en las últimas horas de perseguir a estos vehículos en sus salidas hacia la capital. informes de prensa local aseguraban que los kits de campaña iban desde canastas de comida hasta el pago de entre 500 y 800 bolívares (entre 100 y 200 dólares) para los que asistan.

entre los tuiteros denunciant­es tampoco faltó el propio Henrique capriles. el candidato opositor publicó una fotografía en su cuenta en la que se podía ver a varios soldados mientras cambiaban sus camperas verdes por remeras rojas. “en mi gobierno nadie será obligado a ponerse la franela de un partido político y menos nuestros militares”, adelantó.ß

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Foto: aFp Chávez ensayó unos pasos de baile, ayer, en un acto en Maracay

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