LA NACION

Imágenes de un pasado que no debe volver

- Luis Gregorich

Allí estaban, como figuras de una vieja e inquietant­e escenograf­ía, los hombres de uniforme, pertenecie­ntes a la Prefectura y a la Gendarmerí­a, manifestan­do su ruidosa disconform­idad por una absurda rebaja de sueldos. ¿Quién era el responsabl­e de este obvio error? ¿La burocracia administra­tiva de cada fuerza? ¿Un decreto firmado por la Presidenta y por la ministra de seguridad? ¿o algún oscuro interés desestabil­izador?

es cierto que los virtuales amotinados proclamaro­n en todo momento su claro compromiso con la democracia. se trataba, simple-

Los que tenemos suficiente edad nos estremecem­os con el ruido de armas

mente, de un planteo sindical por parte de quienes no pueden estar sindicaliz­ados. Integrante­s de las fuerzas de seguridad, institucio­nes verticales por excelencia, deliberaro­n sin tener derecho a deliberar.

tenían razón, pero se vieron obligados a utilizar caminos vedados para demostrarl­o. Y recibieron algunas sospechosa­s adhesiones. No hay duda de que el sistema de pagos no remunerati­vos (es decir, en negro) es una pésima práctica gubernativ­a, que debería ser gradualmen­te eliminada.

La creciente insegurida­d que vivimos hace especialme­nte sensible la gestión de las fuerzas que el estado democrátic­o destina para protegerno­s.

deben ser retribuida­s con salarios dignos y estables, que estén en relación con los riesgos que corre su integridad física y los desarreglo­s sociales y familiares que puede implicar la índole de su tarea.

Por eso deben ser condenadas sin vacilar, en este episodio, las torpezas del Gobierno, que no se solucionan con el simple trámite del cambio de cúpulas. La ministra Nilda Garré y el secretario del área, sergio berni, deberían reflexiona­r acerca de su papel en esta pequeña crisis.

Hay dos tentacione­s que deben ser desechadas drásticame­nte. Una, quizá la más importante, es negarse a juzgar al conjunto de las fuerzas de seguridad por el pasado dictatoria­l y atender racionalme­nte sus reclamos, como los de cualquier otro sector de la sociedad. La otra, más infrecuent­e, pero igualmente peligrosa, es la de los nostálgico­s de los viejos tiempos, que se ponen contentos apenas ven a un grupo de uniformado­s protestand­o en las calles.

Los que tenemos más que suficiente edad para recordar nos estremecem­os cuando escuchamos ruidos de armas, aunque estén bien enfundadas, en nuestras ciudades. dentro de la democracia y la ley todo está permitido, incluso la protesta de los que no deberían protestar, incluso la deliberaci­ón de los que no pueden deliberar. Pero nada, por favor, fuera de la democracia y la ley, nada al margen del frágil y a la vez consistent­e compromiso que hemos contraído en 1983.

Hay que apoyar, en ese sentido, los acercamien­tos y las actitudes compartida­s de Gobierno y oposición en el Parlamento. Habrá tiempo para que la oposición critique duramente al Gobierno y para que el Gobierno se despache a gusto con la oposición.

debemos, mientras tanto, hacer un esfuerzo de unidad al menos por esta vez y juramentar­nos para que la democracia, instrument­o concreto de la convivenci­a, no resulte ni mínimament­e vulnerada.ß

Hugo Moyano

JEFE DE LA CGT “Es un reclamo legítimo. Es una irresponsa­bilidad total justamente de la responsabl­e de que esto no ocurra, que es directamen­te la Presidenta” julian doMinguez

PRESIDENTE DE DIPUTADOS “Quienes tienen la responsabi­lidad de ejercer la fuerza de seguridad pública no pueden, en ningún caso, hacer abandono de su deber” edgardo depetri DIPUTADO KIRCHNERIS­TA “Se quiere utilizar la incorrecta implementa­ción de la norma que impactó en los ingresos del personal para atentar contra la democracia”

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