LA NACION

Un clásico de la pantalla se adapta al teatro

ESTRENO. Hombre mirando al Sudes te revive otra vez de la mano de Eliseo Subiela

- Laura Ventura

Cruz llega más de una hora tarde a la cita. Se disculpa por la demora: se retrasaron las grabacione­s de Sos mi hombre (El Trece), en los estudios ubicados en Don Torcuato, y el remise debió capear el tránsito hasta el microcentr­o, donde se encuentra su escuela. Ortiz oficia de anfitrión y conversa con sus compañeros Pablo Drigo, quien trabajó en cuatro películas de Subiela, y Marina Glezer. Trabajan en Hombre mirando al Sudeste, la adaptación que Eliseo Subiela realizó de su película y que ya recorrió durante su gira de presentaci­ón los escenarios de varios puntos del país.

En su oficina, decorada con fotos suyas de sus trabajos de todas las épocas y con banderas de Racing, Cruz se sienta en el antiguo sillón de barbero que custodia su escritorio. Los actores hablan sobre esta historia que se estrenó en 1986 y que se convirtió en un clásico del cine nacional. Un paciente, que se hace llamar Rantés (Ortiz) y dice ser extraterre­stre, ingresa en un hospital psiquiátri­co. Le explica a su médico, Julio Denis (Cruz), que fue enviado a la Tierra con una consigna: estudiar la estupidez humana (en la versión fílmica fueron interpreta­dos por Hugo Soto y Lorenzo Quinteros). En cada sesión el doctor irá desentraña­ndo la verdadera naturaleza de este curioso ser en un proceso en el que los dos descubrirá­n mundos nuevos.

–¿Por qué piensan que esta obra se convirtió en un clásico?

Alejo Ortiz: –Fue una de las primeras películas del cine nacional, una vez llegada la democracia, en tener elementos fantástico­s. Es un ícono y además están todas las ideas y las preguntas que se abren partir de es- ta historia y que continúan generando tanta intriga.

Lito Cruz: –El público se identifica con el tema porque todos tenemos un anhelo de otro mundo. Hay además una gran emoción que se transmite gracias a la estética que pudo crear Subiela, quien tiene una imaginació­n tan especial, tan libre.

–¿Cuáles son las diferencia­s en la trama y diferencia­s de otra especie que se realizaron para adaptar la película a los escenarios?

A.O.: –Pasaron 25 años, pero poco cambió, salvo los medios para contar esta historia. Subiela es muy fiel a su idea original. Claro, son otros lenguajes, pero hay mucho de realismo fantástico en sus películas y esta magia la pudo llevar al teatro.

L.C.: –El contenido se sostiene. Creo que Subiela adaptó un poco esta obra a nosotros mismos. Este médico es un poco borrachín, solitario, un hombre con pocos objetivos de vida.

–¿Y esto qué tiene que ver con vos?

L.C.: –Soy viejo [risas]. Soy más grande que el médico que interpretó Quinteros. Tengo 72 años. Y mi personaje ya las hizo todas, se separó y está más cerca de otro mundo, de la muerte. Está en una rampa de lanzamient­o y a la vez en un tobogán, donde se pregunta si va hacia arriba o si cae en picada. Hombre mirando al Sudeste inspiró –por decirlo de modo diplomátic­o– a películas de Hollywood. K-Pax (2001), de Iain Softley, protagoniz­ada por Kevin Spacey y Jeff Bridges, es un burdo homenaje a esta historia. “No tiene magia, es una película pochoclera”, dice Ortiz. Además, Mr. Jones (1993), de Mike Figgis, con Richard Gere, recrea una escena emblemátic­a del guión de Subiela, que transcurre en un concierto. Hay que destacar que en esta versión teatral, este momento se recrea con otros elementos (en lugar de 300 extras, cuatro actores son capaces de darle vida a esta escena clave) y además Subiela convocó a Pedro Aznar para que aportase sus partituras únicas.

–¿Cómo fue ser dirigidos en teatro por un director de cine?

A.O.: –Nos dirigía sobre el escenario, muy cerca de nosotros. Él era muy específico porque además piensa en planos.

L.C.: –Al no estar las cámaras, lo esencial se convierte en cuál es la relación entre los cuatro personajes y cómo Rantés, sea lo que sea, va modificand­o a los demás. Al finalizar, el equipo baja las escaleras de aquel edificio antiguo y sale a la calle, tan transitada por empleados de bancos y oficinas durante el día, ahora desierta en la oscuridad de la noche. Dos mundos tan distintos, tan cercanos y tan lejanos a la vez que conviven, como en Hombre mirando al Sudeste. Hombre mirando al Sudeste Dirigido por Eliseo Subiela Jueves, a las 21.

Siranush, Armenia 1353.

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Foto: claudia ortega spahn Lito Cruz, como el doctor Julio Denis, y Alejo Ortiz, como Rantés

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