LA NACION

El duelo entre dos realidades distintas

- El EscEnario Jim Kuhnhenn

Durante el primer debate y frente a millones de norteameri­canos que los siguieron por televisión, el demócrata Barack Obama y el republican­o Mitt Romney tuvieron objetivos distintos: para el presidente, la clave estuvo en consolidar su ajustada ventaja sin meter la pata, mientras que el desafío para el opositor fue tratar de subir la temperatur­a de la campaña y sintonizar con los votantes.

Y aunque los debates rara vez son decisivos, pueden alterar el rumbo o detener el impulso de la carrera presidenci­al. Los presidente­s que buscan la reelección frecuentem­ente no salen bien parados del primer debate.

En el caso de Obama, sigue siendo alguien vulnerable, y Romney hizo todo lo posible por herirlo. El desempleo sigue por encima del 8 por ciento, la economía está creciendo a paso de tortuga y la ley de reforma de salud de Obama es un tema controvert­ido entre los votantes.

El mensaje de Romney es que el país no puede permitirse cuatro años más de gobierno de Obama.

Y el mensaje de Obama es que el país estaría mucho peor sin sus políticas y que necesita cuatro años más para terminar su trabajo.

Pero Romney también está bajo presión. “Quedan cinco semanas para las elecciones, pero este asunto se define en las próximas tres o incluso antes”, dijo Michael Dennehy, alto asesor de campaña de John McCain en 2000 y 2008. “Su ventana temporal se está cerrando. Romney debe aprovechar hasta la última oportunida­d que se le presente.”

Un electorado dividido, un presidente con viento de cola a pesar de sus impopulare­s políticas y un aspirante que no logra cobrar impulso: no es la primera vez que Estados Unidos es testigo de ese escenario.

Ya ocurrió en 2004 cuando en vísperas del primer debate el entonces presidente George W. Bush disfrutaba de una ventaja de 7 u 8 puntos porcentual­es tras las convención republican­a. El senador por Massachuss­etts John Kerry no lograba transmitir su mensaje sobre la ineptitud de la política exterior de Bush.

Pero al finalizar el primer debate, Kerry fue declarado vencedor y en pocos días se puso a la par de Bush en las encuestas. Sin embargo, finalmente el mandatario recuperó la delantera. Romney tiene, pues, un largo desafío por delante.

Terry Holt, secretario de prensa de la campaña de Bush en 2004, dijo que el electorado actual no es tan volátil como el de aquel momento. “Cualquier cambio que eventualme­nte pueda producirse en favor de Romney ocurriría de manera paulatina y difícil de identifica­r”, aseguró.

¿Qué debe hacer entonces Obama de aquí a las elecciones? Necesita seguir demostrand­o confianza en sus políticas, pero también debe evitar la trampa de la jactancia.

Aunque Obama base su argumentac­ión en la mejoría económica que se produjo durante su gestión, esa versión seguirá siendo difícil de vender mientras los niveles de desempleo sigan siendo altos.ß

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