Asalto a las instituciones: ahora, a la AGN
Una vez más, y sin otro motivo que evitar los controles, el Gobierno procura desplazar a Despouy como titular de la Auditoría General de la Nación
Haciendo gala una vez más de su autoritarismo y absoluto desprecio por las instituciones, el Gobierno ha ordenado una nueva arremetida para desplazar al radical Leandro Despouy de su cargo de titular de la Auditoría General de la Nación (AGN), que viene desempeñando desde 2002 con ejemplar independencia y una larga lista de auditorías que pusieron de manifiesto groseros casos de corrupción del kirchnerismo en organismos estatales.
Un anterior intento por despojarlo del puesto fracasó hace ocho meses, pero ayer, los legisladores oficialistas de la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas sostuvieron que su mandato se encontraba vencido desde el 19 de marzo de 2010.
Según la Constitución Nacional, le corresponde al partido político de oposición con mayor número de legisladores en el Congreso (actualmente es el radicalismo) proponer al Auditor General de la Nación.
Ahora, una de las razones por las que el oficialismo volvió a la carga con esta arbitraria decisión que la oposición calificó de “golpe de Estado institucional”, es la intención del Gobierno de continuar avasallando a Papel Prensa SA. Como sostuvimos en esta columna el lunes último, por pedido del Poder Ejecutivo, la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas había instruido a la AGN para que realizara una auditoría en la empresa fabricante de papel para diarios que pertenece a Clarín, a la nacion y, minoritariamente, al Estado nacional, que posee actualmente un 27,46 por ciento de participación, de la cual tendría que haberse desprendido hace casi dos décadas. Despouy se negaba, con toda razón, a realizar la auditoría, según informaron allegados suyos.
El empeño enfermizo del Gobierno por acallar a la prensa independiente no conoce límites y en ese empeño se inscribe el ataque a Despouy. Tanto el Auditor General de la Nación como el periodismo independiente han puesto de manifiesto la enormidad del aparato de corrupción del kirchneris- mo. El peligro que ambos revisten para el Gobierno radica en que sus denuncias se basan en datos, no en opiniones.
A lo largo de su gestión y en forma paralela al continuo descubrimiento de nuevos casos de corrupción, el kirchnerismo logró anular, desbaratar, o digitar para usarlos como herramientas de persecución a casi todos los órganos de control. En medio de ese panorama, la AGN luce como un islote en medio de un océano y constituye un claro peligro, por lo cual el Gobierno llegó a negarle información indispensable para la realización de ciertas auditorías. Otro burdo recurso fue frenar en el Congreso el tratamiento de auditorías que ya contaban con el veredicto de la Comisión Mixta Revisora de Cuentas, integrada por legisladores oficialistas y opositores.
Así, Despouy había denunciado a la Administración de Programas Especiales (APE), sospechada en la causa de la mafia de los medicamentos adulterados. También había denunciado la distribución discrecional que el Gobierno realizaba con los fondos para la ayuda social, repartida con criterios políticos, e irregularidades en los subsidios que otorgaba a concesionarios de los ferrocarriles la Secretaría de Transporte cuando la encabezaba Ricardo Jaime. Otras auditorías descubrieron que el Estado nacional giró en 2009 al Ferrocarril Belgrano Cargas mayores fondos que los previstos en el acuerdo y que había fallas en la presentación de los programas de mantenimiento en infraestructura y obras. También encontró que la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) tenía un presupuesto y recursos humanos insuficientes para realizar actividades y controles esenciales.
Dado que la continuidad del kirchnerismo requiere la ausencia total de controles, la decisión de Despouy de continuar en su puesto –decisión que apoya la oposición– constituye una garantía para que la AGN no se transforme en otro apéndice del Poder Ejecutivo Nacional.