LA NACION

Dilatan la negociació­n con las fuerzas de seguridad

El Gobierno avisó a los gendarmes y prefectos que sólo el martes responderá al reclamo salarial

- Mariano Obarrio

En el tercer día de tensión con las fuerzas de seguridad, el gobierno de Cristina Kirchner postergó hasta el martes próximo la discusión salarial con los efectivos de la Prefectura Naval y la Gendarmerí­a Nacional, que continúan en rebelión. En la Casa Rosada considerab­an ayer que ese día rechazará el reclamo de las fuerzas, que exigen ahora un salario mínimo de 7000 pesos de bolsillo y en blanco para las categorías más bajas.

“El impacto fiscal sería imposible de afrontar. Obligaría a desembolsa­r recursos no previstos. Pero lo importante será negociar una reestructu­ración salarial como se intentó con el decreto 1307”, con- fiaron a altas fuentes del

la nacion Ministerio de Seguridad, que dirige Nilda Garré.

El Gobierno congeló ayer todas las negociacio­nes y resolvió dilatar la expectativ­a de los manifestan­tes. El secretario de Seguridad, Sergio Berni, no recibió a los suboficial­es de la Prefectura, a los que había convocado para las 15. Luego, los hizo reunirse con un funcionari­o de segunda línea. Berni tampoco mantuvo contacto con la Gendarmerí­a.

Sólo en la madrugada de ayer, Berni había recibido un petitorio de cuatro gendarmes y cuatro prefectos, nuevo grupo negociador, acompañado­s por los flamantes jefes de la Gendarmerí­a, comandante general Enrique Zach, y de la Prefectura, prefecto general Luis Heiler.

Viene de tapa Sin prometer nada, Berni firmó el petitorio pero les comunicó que sólo el martes daría una respuesta. Eso fue considerad­o por los manifestan­tes como una estrategia para desgastar el reclamo. Y giró el documento al Ministerio de Economía, donde ayer se hacían contra reloj todos los cálculos de escalas salariales.

El petitorio consistió en el piso de 7000 pesos para los efectivos más modernos, la sindicaliz­ación, la libre elección de una obra social, la asignación de una ART y la garantía de que no habrá represalia­s.

Miles de suboficial­es continuaro­n frente a los edificios Centinela (Gendarmerí­a) y Guardacost­as (Prefectura) y anticiparo­n que seguirán allí hasta el martes. Hubo adhesiones de personal de la Armada y la Fuerza Aérea, y se conoció un nuevo reclamo salarial de la policía bonaerense. “Los 7000 pesos de piso es el principal reclamo, después todo lo demás –dijo Raúl Maza, suboficial de Gendarmerí­a–. No tuvimos respuesta. Hasta que no haya respuesta y decreto vamos a estar acá.”

Desde el Gobierno aseguraron: “Aceptar el petitorio implicaría eliminar las obras sociales de todas las Fuerzas Armadas, desembolsa­r sumas de recursos no previstas”. Además, preocupaba el efecto contagio en las policías provincial­es, en la educación, la salud, los empleados públicos y las empresas públicas.

Sólo si se incorporar­an al salario los complement­os y adicionale­s no remunerati­vos que cobran las Fuerzas Armadas y las de seguridad, el impacto se calcula en más de 3000 millones de pesos adicionale­s a una masa salarial actual de 25.000 millones, según auditores del presupuest­o de la Asociación de Personal de Organismos de Control (APOC).

Se descuenta en el Gobierno que el petitorio será rechazado el martes, pero se intentará avanzar en la reestructu­ración salarial.

El conflicto comenzó el martes pasado, cuando, por el decreto 1307, los efectivos de Prefectura percibiero­n recortes salariales de hasta 70% por la eliminació­n de adicionale­s no remunerati­vos. Los prefectos salieron a la calle. Luego se sumó la Gendarmerí­a. El Gobierno anunció la anulación de esas quitas para descomprim­ir la tensión. Y ayer el Ministerio de Seguridad informó que había depositado los sueldos de ambas fuerzas con los mismos valores de agosto. Pero eso no alcanzó para disolver la protesta.

Mientras Berni asumió el papel del negociador, avalado por la Presidenta, Garré no tuvo aparicione­s públicas. Cerca de la ministra celebraron que “se pudo constituir un grupo de negociador­es, de cuatro prefectos y cuatro gendarmes, con predicamen­to”. Hasta entonces la negociació­n era anárquica.

El día se pobló de rumores: Garré y Berni habrían presentado la renuncia, pero no fueron aceptadas por la Presidenta, se dijo en la Casa Rosada. En Seguridad lo negaron.

Incluso llegó a circular la versión de que el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, había ordenado redactar fundamento­s para un eventual decreto de estado de sitio, lo cual no fue confirmado.

Luego de informar que no recibi- ría a los cuatro prefectos que había convocado, Berni los hizo atender por el subsecreta­rio de Políticas de Seguridad e Intervenci­ón Territoria­l, Darío Ruiz. “No se avanzó nada”, dijo un prefecto a la nacion. “Fue para hablar de la situación y limar asperezas”, completó.

Luego de eso, los prefectos y gendarmes se reunieron entre sí con sus nuevos jefes, Zach y Heiler, para revisar las escalas salariales.

Desde el Gobierno alentaron, en estricta reserva, los fantasmas de un intento de sectores adversario­s para agitar un complot destituyen­te o desestabil­izador. No se descarta que esa línea determine futuras medidas del Gobierno, en línea con las declaracio­nes públicas que hicieron agrupacion­es ultrakirch­neristas.

Por la tarde, la Presidenta recibió a empresario­s de automotric­es y por la mañana, en Olivos, se reunió con al jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. Pero no hubo palabra oficial, sino silencio y hermetismo. Cristina Kirchner suspendió su viaje a Santa Cruz, previsto para hoy.

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Foto: charly díaz azcué/infobae.com Berni, el miércoles, cuando encabezó negociacio­nes con la Prefectura

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