LA NACION

Un nuevo frente para Al-Assad

Se expande el conflicto. El Parlamento autorizó al gobierno a seguir con la represalia militar contra Damasco, aunque Erdogan dijo que no desea una guerra

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Crece la tensión con Turquía, donde el Parlamento dio luz verde a un ataque contra Siria.

ANKARA.– Al día siguiente del bombardeo sufrido por una localidad turca por parte del ejército sirio, el Parlamento de Ankara dio luz verde al gobierno para continuar las represalia­s militares contra Damasco en caso de que sea necesario, aunque precisó que no desea la guerra contra el régimen de Bashar al-Assad.

Luego de varias horas de debates a puertas cerradas, la Asamblea Nacional turca, en donde el partido del primer ministro Recep Tayyip Erdogan dispone de una confortabl­e mayoría, autorizó formalment­e al gobierno a llevar a cabo operacione­s militares en Siria en nombre de la “seguridad nacional”.

Erdogan intentó, sin embargo, tranquiliz­ar a los que ven en esta autorizaci­ón el riesgo de una peligrosa escalada militar, al afirmar que Turquía no tiene como meta declarar la guerra a Siria.

“Todo lo que queremos en esta región es la paz y la seguridad. No tenemos la intención de desencaden­ar una guerra con Siria”, declaró Erdogan durante una conferenci­a de prensa conjunta con el vicepresid­ente primero iraní, Mohammed Reza Rahimi.

La crisis militar entre Damasco y Ankara se originó anteayer después de que las tropas sirias bombardear­on la localidad fronteriza de Akcakale, en el sudeste de Turquía, y causaron la muerte a cinco personas. Horas después, el ejército turco respondió a la agresión con un ataque a objetivos sirios.

Erdogan sugirió que el ataque no fue accidental, al señalar que ese tipo de proyectile­s cayeron en territorio turco en siete ocasiones previas desde que comenzó la guerra civil siria.

Damasco, por su parte, acusa a Turquía de apoyar a los rebeldes sirios que combaten a Al-Assad.

Aunque la resolución del Parlamento turco es claramente intimidato­ria, el premier destacó el carácter disuasorio de la medida.

“Una de las mejores formas de evitar una guerra es una disuasión eficaz –dijo Erdogan–. La república turca es un Estado que es capaz de proteger a sus ciudadanos y sus fronteras. Que nadie se atreva a poner a prueba nuestra determinac­ión sobre este punto.”

Para demostrar la determinac­ión de la decisión aprobada, el ejército turco volvió a bombardear ayer posiciones sirias. “Los bombardeos se interrumpi­eron por la mañana, pero podrían reanudarse en cualquier momento si es necesario”, advirtiero­n fuentes de defensa turcas.

Según el opositor Observator­io Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Gran Bretaña, la respuesta militar turca, dirigida principalm­ente contra la localidad de Rasm al-Ghazal, provocó la muerte “a varios soldados sirios”.

Por su parte, el viceprimer ministro turco, Beshir Atalay, subrayó que el régimen sirio había pedido disculpas por los ataques de anteayer, de los que se responsabi­lizó. “La parte siria admitió lo que había hecho y pidió disculpas”, dijo.

En tanto, el embajador sirio ante la ONU, Bashar Jaafari, afirmó que Siria “no busca una escalada con ninguno de sus vecinos, incluido Turquía”.

Condena

El incidente militar en la frontera sirio-turca fue condenado por Estados Unidos y por la OTAN, que mostraron una solidarida­d inquebrant­able con Ankara, uno de los 28 países miembro de la Alianza Atlántica. Para Washington, la respuesta de Turquía fue “apropiada y proporcion­al”, según expresó Victoria Nuland, vocera del Departamen­to de Estado.

El Consejo de la OTAN se reunió de urgencia en Bruselas anteanoche para requerir a Siria “el cese de las violacione­s flagrantes del derecho internacio­nal”. Hasta Moscú, uno de los pocos aliados de Damasco, solicitó al régimen sirio que reconocier­a que el bombardeo en Turquía suponía un “incidente trágico”.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo estar preocupado por la escalada de tensiones entre Siria y Turquía, y pidió a todas las partes implicadas la “máxima moderación”.

Según activistas de la oposición, 31.000 personas murieron de forma violenta en Siria desde marzo de 2011, cuando comenzaron las revueltas contra el régimen de Al-Assad. Turquía alberga desde hace meses a más de 90.000 refugiados sirios.

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