LA NACION

Tamara y Talo, actores e hijos de actores

un año con chau, misterix. Ella es hija de Alicia Zanca y Gustavo Garzón; él, de Graciela Stefani y Aníbal Silveyra

- alejandro rapetti

Él es hijo de Aníbal Silveyra y Graciela Stefani. Ella de Gustavo Garzón y Alicia Zanca. Él tiene 24 y ella, 23. Juntos están haciendo Chau Miste

rix, un clásico de Mauricio Kartun junto a Inés Palombo y Esteban Coletti. Con dirección de Virginia Lombardo, la obra que ya cumplió un año en cartel reúne a cuatro personajes en el camino que va desde la infancia hasta la pubertad en un Buenos Aires antiguo, en sepia, de la década del 50. Misterix es aquel superhéroe de historieta­s surgido en la posguerra, que disparará la fantasía de estos personajes y servirá como custodio del paraíso perdido de la infancia.

Justamente, la vocación de Estanislao (Talo) Silveyra y de Tamara Garzón por la actuación nació en la primera infancia, casi sin darse cuenta, con sus padres actores como maestros arriba y abajo del escenario. Luego continuaro­n su propio camino, estudiaron con Julio Chávez, Marcelo Savignone o Ricardo Bartís, entre muchos otros, y decidieron que ellos también querían ser actores, con todo lo atractivo y también difícil que puede resultar vivir de esta profesión. “Cuando nos preguntan si ser hijos de actores nos sirve de algo, digo que fundamenta­lmente nos abre puertas en ese sentido. En saber y estar preparados a que nos puede ir buenísimo o muy mal. Ningún productor dice que porque sos el hijo de fulano vas a ser protagonis­ta”, dice Talo.

“Por ser hijos de actores sabemos que pueden haber muchos palos en la rueda, pero que no te caes, te tropezás y seguís caminando. Nuestros padres abrieron un camino a partir del cual podemos elegir mejor, nos volvemos más criterioso­s desde el principio. Quizás hay gente que para tener alguna noción tan general de lo que nosotros tenemos tiene que transitar años de carrera y oficio, y

tamara garzón

Este año filmó Corner, de Luis Ziembrowsk­i. En teatro formó parte de los elencos de Juegos a la hora de la siesta (junto Talo Silveyra), Princesa Cenicienta, Alicia en el país de

lasmaravil­las, Lacocina y El dibuk. Se formó con varios profesores, entre los que figuran Julio Chávez y Marcelo Savignone. Pero también hizo canto, danza jazz, clásica y contemporá­nea.

estanislao silveyra

En teatro participó en Juegos a la hora de la siesta, El diario de Anna Frank, Cambio de ám

bito y Lasd’enfrente. En los Estados Unidos trabajó en las obras musicales Godspell y Oli

ver! En cine fue protagonis­ta de la película Fantasma de Buenos

Aires, de Guillermo Grillo; y en televisión, en Elparaíso, miniserie dirigida por Sabrina Farji. Forma parte de la banda de metal electrónic­o Sacrum.

nosotros ya la vivimos con nuestros papás”, asegura Tamara.

Silveyra y Garzón debutaron juntos en 2006 con Juegos a la hora de

la siesta, y luego cada uno desarrolló su carrera en distintos soportes y formatos. Además de actor, Talo es músico, cantante y cineasta. Hace poco grabó un capítulo doble para la miniserie Amores de historia (Canal 9), donde interpreta el rol de Dardo Cabo. Como músico y cantante es integrante de Sacrum, una banda de metal electrónic­o que acaba de presentar su tercer disco. Además, la semana próxima estrenará El otro

Judas, una obra de Abelardo Castillo dirigida por Mariano Dossena, y recienteme­nte terminó de filmar

La noche del chihuahua, una película dirigida por Guillermo Grillo que se estrenará en el Malba.

Por su parte, Garzón participó en La viuda de Rafael –una miniserie para Canal 7 que protagoniz­an Rita Cortese, Luis Machín y Camilla Sosa Villada–, además de grabar unos micros para Encuentro como conductora, terminó de filmar La

guayaba, con dirección de Maximilian­o González y, por si fuera poco, trabaja en Romeo y Julieta XS, una obra infantil donde su padre, Gustavo Garzón, participa como narrador en off. También planea escribir una película sobre la vida de su madre, Alicia Zanca.

–¿Qué los inspiró de sus padres para seguir el camino de la actuación?

Tamara: –Tengo dos ramas. Mi mamá, una apasionada total de la profesión, me transmitió la pasión. Siempre me dio el mensaje de que estudie y me forme, de que me nutra de cosas que después me van a hacer libre y me van a brindar la posibilida­d de elegir y tener criterio propio. Y eso lo tomé ciento por ciento. La otra rama es la de mi papá. Él es mi cable a tierra. Me dice: “Tami, si te dijeron que te van a llamar es muy probable que no te llamen”. Me baja a la realidad todo el tiempo. Y está buenísimo, porque hace que no me dé la cabeza contra la pared. Él me dice cómo son las reglas de este juego. Y las tiene muy claras. Por eso trato de escucharlo todo lo que puedo.

Talo: –A mí no me quedó otra. Los primeros ídolos que uno tiene son sus padres. Y sin darse cuenta, uno tiene maestros de por vida. ¿Qué hago? ¿Pongo en mi currículum que estudio teatro con ellos desde que nací? No se puede, me van a decir que soy un chanta. Pero es así.ß

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