Omar Calicchio: “Que haya paz”

En una autoentrevista íntima, el actor Omar Calicchio cuenta lo que le gusta, lo que le molesta, recuerda cómo presionaba a sus maestras para que le dieran papeles en los actos escolares y hasta se anima a decir quién tiene la culpa. Y, a cara lavada, cierra con una autofoto. –¿Usted qué es? ¿Cómo se define? –Soy artista, te canto, te bailo y te actúo, no sé si lo hago bien, pero de eso vivo hace 29 años.

–¿Usted es talentoso? –No sé, lo que sé es que soy respetuoso y buen profesional. Tal vez no tengo el talento, pero si sé laburar.

–¿Por qué es artista? –No sé, mi primer recuerdo es en la escuela primaria. Si sabía que había un acto no me despegaba del escritorio de la maestra hasta que lograba que me pusiera en el número. Era insoportable.

–¿Cuándo fue su primera vez? –En un acto, el 17 de agosto de 1972: era un granadero de San Martín.

–¿Qué le gustaría hacer? –Todo, quiero seguir creciendo, no tengo límites para mis deseos.

–¿Qué espera de un director? –Todo, como no poseo método me entrego absolutamente al trabajo, confío absolutamente. Mis directores han sido mis maestros, de cada experiencia aprendo y me formo.

–¿Qué le molesta?

–Que no haya respeto.

–¿Qué le gusta? –Comer. Tendría que poder controlarme.

–¿El amor existe? –Sí, pero no tengo tiempo, gracias.

–¿No tiene amor? –Sí, mi amor es mi familia, mis amigos y mis hermanos. Tengo mucho amor. –¿Una virtud? –Mirar siempre el vaso lleno, hasta no hace mucho no podía y ahora lo voy logrando.

–¿Un deseo? –Que haya paz en mi país, que podamos entender que somos todos hermanos.

–¿Quién tiene la culpa?

–Nosotros, no nos cuidamos. –¿Qué le gustaría en ese sentido?

–Que haya una salida, ojalá.