Creen que el agro responderá a la demanda de alimentos
Ejecutivos de Dow Agrosciences afirman que la industria de agroquímicos y semillas puede satisfacer los mayores requerimientos de alimentación
INDIANáPOLIS.- “A la agricultura moderna no le hemos rendido el homenaje que se merece: nunca en la historia de la humanidad hemos tenido tanta variedad de alimentos como en la actualidad.”
Quien pronuncia esta frase no lo hace con un tono amargado, por el contrario, quiere destacar que todavía hay mucho por hacer. Se trata del español Antonio Galíndez, el CEO de Dow Agrosciences, una compañía de semillas, biotecnología y agroquímicos que factura 6000 millones de dólares al año. Hincha del Athletic de Bilbao, está maravillado con el director técnico del equipo vasco, el argentino Marcelo Bielsa. Como el rosarino, a Galíndez le gusta analizar en profundidad la situación actual de la agricultura y su relación con las necesidades de alimentación en el mundo moderno. “Los avances tecnológicos en la agricultura en los últimos cincuenta años estuvieron al nivel de la medicina y de la electrónica, y sin embargo no se le da ningún crédito”, afirma.
En la sala de reuniones de los máximos ejecutivos de Dow, desde la que se pueden ver los invernáculos donde se realizan los ensayos de cultivos a temperatura ambiente, Galíndez recibe a un grupo de periodistas argentinos, invitados por Dow Agrosciences. “Hace 60 años había 3000 millones de personas en el mundo que pasaban hambre, hoy son 1000 las que padecen este flagelo y en ese lapso se duplicó la población mundial”, dice.
Cuando se le pregunta si lo que hay es un problema de comunicación respecto de esa creencia, responde, sin dudar, que sí. “No hacemos suficientes campañas como para explicarle al mundo lo que hoy hace la agricultura moderna ”, afirma. “La de la comunicación es una batalla que estamos perdiendo”, reconoce.
Sobre los cuestionamientos al impacto sobre el medio ambiente de los fitosanitarios , Galíndez sostiene que hay una crisis de credibilidad. “Son los gobiernos los que deben decir lo que es cierto y los que no es sobre lo que se afirma toxicología y salud humana, tenemos que saber que les creemos a las autoridades”, opina.
En su visión, la industria de semillas y agroquímicos está en condiciones de adaptarse a las mayores exigencias de estándares de sanidad e inocuidad que se presentarán en los próximos años y a la demanda global de alimentos.
Al respecto, Fernando Segovia, responsable máximo de Dow Agrosciences en el área de agroquímicos, explica que costo de registro de los fitosanitarios va creciendo. “Los estándares han subido. Europa y Esta- dos Unidos son más exigentes que en el pasado. Brasil tiene un sistema de registros atrasado, está demorando en la aprobación de los productos”, señala el ejecutivo de origen mexicano. China, a su vez, está aplicando estándares más exigentes que en poco tiempo “van a ser similares a los de Europa Occidental”, dice.
Ese desafío involucra a toda la industria. “Hoy se invierte más en biotecnología que en agroquímicos”, dice Rolando Meninato, máximo responsable global de semillas y biotecno- logía de Dow Agrosciences. “Las seis compañías líderes invertimos unos US$3000 millones s anuales en Investigación y Desarrollo (I&D) en semillas, y unos US$ 2500 millones en agroquímicos”, informa el ejecutivo argentino. “El problema de la resistencia a malezas necesita más investigación en agroquímicos”, evalúa.
El mercado de semillas representa una facturación global de 43.000 millones de dólares, con una tasa de crecimiento del 14% anual. “El gran valor es el germoplasma”, dice Meninato. De allí la valoración por las compañías locales. De hecho, reconoce el interés de Dow en la Argentina por firmas como Don Mario o Nidera. “Pero hoy no están a la venta”, admite.
Dow, que hoy está en el puesto séptimo de las compañías que más ventas registran, proyecta ubicarse entre las tres primeras dentro de cinco años. ß