LA NACION

Peralta al diván

El gobernador de Santa Cruz ironiza sobre qué debería hacer el hijo de la Presidenta para ser candidato; dice que va a resistir en el cargo y coquetea con su proyección nacional

- Texto Diego Sehinkman | Foto Mariana Araujo

El gobernador de Santa Cruz se entrega a una sesión de terapia.

Eso que has heredado de tus padres, conquístal­o para que sea tuyo.” La frase tan citada por Sigmund Freud, tomada del Fausto, de Goethe, resume el drama del gobernador Daniel Peralta. Metafórica­mente, “heredó” de los Kirchner el gobierno de Santa Cruz. Néstor lo puso en lugar de Carlos Sancho en 2007 y Cristina lo avaló en 2011. Pero ahora debe conquistar­la. Peralta tiene que terminar de hacer suya una provincia que no le pertenece del todo. En esta remake de La Patagonia

rebelde, los intendente­s se le sublevan al gobernador, el gobernador se le subleva al poder fáctico de los Kirchner y el gobierno nacional se subleva al poder formal de Peralta. Bienvenido­s a Santa Cruz, una provincia que debería ir a terapia.

—Quisiera explorar su autopercep­ción. Existe la idea de que en Santa Cruz los últimos goberna--

dores fueron títeres de los K. ¿Usted sería el títere que ahora se quiere liberar de la mano?

—[ Sin alterarse] A mí me votaron para no ser títere de nadie. Y tengo una visión propia de hacia dónde tiene que ir Santa Cruz.

—Sea cual fuere ese rumbo, La Cámpora, que es mayoría en la Legislatur­a, no lo comparte.

— Creo que hay una injusta interpreta­ción de lo que necesita la provincia. Decir que con el modelo nacional alcanza para que Santa Cruz sea autosufici­ente y que la culpa de todo sea del actual gobernador no es justo.

—¿Usted piensa que lo quieren correr del medio? –Sigo sin creer que la Presidenta esté atrás de una cosa como ésta.

—¿Cristina podría no saber lo que hace su hijo en la Legislatur­a o que la Nación lo bypasseó a usted al girarles fondos a los intendente­s?

— Yo creo que hay algunos que son

más cristinist­as que Cristina. —¿Quiénes?

— Hay gente que juega con “mandémosle plata a éste y a éste no”. Ya he dicho que hay que tener cuidado de no pasar de la visión de una crisis política a reiniciar una crisis social. —Parece una levísima amenaza. — Me da la impresión de que algunos piensan que así se pueden llevar puesto al gobernador. Que no se hagan ilusiones porque sé cómo manejarme en ese contexto. —Vamos al test de Rorschach. ¿Qué ve en esta mancha? [Se muestra una foto donde él abraza a Rudy Ulloa, muy cercano a Máximo y

uno de sus enemigos actuales].

—[ Se ríe] Rudy hace mucho que está alejado de la política provincial.

—No me diga. ¿A qué se dedica? ¿A pescar truchas? ¿O a pescar gobernador­es?

— No sé dónde está, pero si hay alguien que me conoce, es él. Y sabe que soy indiscipli­nado cuando me quieren ordenar hacer algo que no quiero.

—Hábleme de esta imagen. [Se le muestra un artículo de un diario cuyo título es “¿Máximo Kirchner quiere ser gobernador?”]

—[ Disimuland­o la ironía] Creo que apellido le sobra para serlo, mili- tancia tiene y al lado de la madre segurament­e ha aprendido y verá cosas que ni siquiera yo veo. Eso sí, la política de Santa Cruz es muy descarnada como para que alguien que quiera hacer algo no se muestre. Tendría que decir qué es lo que piensa, que es lo que quiere hacer… ¿Se entiende?

—Que debería hablar…

— Él milita en La Cámpora y desde que soy gobernador habló conmigo tres veces. Igual me parece un cuadro político.

—Un cuadro que usted quiere colgar en otro museo…

—[ Larga una carcajada] No, yo no me manejo con esos códigos. La verdad es que si el chico quiere hacer carrera política en Santa Cruz, él sabrá cómo o con quién.

—Con los recursos de la Nación que tal vez le retaceen, con minoría en la Legislatur­a, con la mayoría de los intendente­s en contra, ¿qué cartas le quedan por jugar?

— Tenemos herramient­as que estamos evaluando; modificaci­ones fiscales que enviamos a la cámara…

—Una cámara opositora…

— Sí, pero la van a votar.

—¿Por qué tanta convicción?

— Porque nadie se suicida en defensa propia: los legislador­es también tienen presión. Yo sólo trato de conseguir recursos para la provincia.

—Hablando de recursos, usted es acusado de tener familiares que se han enriquecid­o y que tienen gran cantidad de propiedade­s…

— Decían que soy un lavador de dinero. Le contesto: lo que apareció en televisión parte de una denuncia de Mariana Zuvic, esposa de Eduardo Costa, candidato de la oposición. A esa denuncia, le contesto con un juicio. Es una mentira enorme y gigantesca que la toma un fiscal… Ahora estoy esperando a ver qué pasa con eso, porque para lavar dinero vos tenés que tener, y yo no tengo.

—¿No tiene dinero usted?

— No tengo. Tengo lo que dice mi declaració­n jurada. Mi casa en el barrio Del Carmen, un auto y un departamen­to en Buenos Aires. Lo que decían de Villa La Angostura era una pavada gigantesca. Igual que no te extrañe que esa causa pueda tomar algún énfasis especial y particular en los próximos días. ¿Sabés cuál es el problema? Yo no manejo ni a los jueces ni a los fiscales en Santa Cruz.

—Usted tomó carrera como para denunciar algo. ¿Qué?

— Que no te sorprenda que algún sector político quiera usar esta causa para desestabil­izarme. No te extrañe que algún “picarón”, desde la Cámara de Diputados, comience a fantasear con que ése es un motivo para tal o cual acción. Sigan este hecho: yo no soy Boudou, y a lo mejor las reglas de juego son distintas.

—¿Soñó que iba a ser alguna vez gobernador?

— Nunca. Sí tuve la aspiración de ser intendente de Río Gallegos.

—Ya que soñar es gratis, ¿se anima a soñar más arriba?

— No pienso en eso, pero te voy a decir la verdad: desde que comenzaron estas pequeñas complicaci­ones me ha llamado mucha gente que yo nunca pensé que me iba a llamar: por ejemplo, el “Negrito” Moyano. Si me preguntás si esto me puso en un escenario nacional, dentro del peronismo que se está formando, te digo que sí, porque está acá en mi celular. Te puedo mostrar las llamadas.

—¿Llaman sólo para dar apoyo? ¿Algo sobre 2015?

— Se está dando un armado del peronismo en el país, sí. Es innegable.

—¿Esta “plantada” que le hizo al gobierno nacional lo posicionó?

— Yo nunca me moví. Un día pongo C5N, y veo: “¡Espionaje a la Presidenta!” Pensé que veía una película surrealist­a. A partir de allí, ya empecé a ver alguna cosa extraña. Alguien de forma alocada pensó que podía--

mos estar espiándola. ¿Para qué? Si va de la casa de Máximo al cementerio y del cementerio a su casa.

—Entonces agradézcal­e a Cristóbal López, que lo lanzó…

— Cristóbal López… la verdad que el hombre tiene algunos intereses en la provincia.

—Vamos terminando. ¿Se sintió bien en la sesión?

— Raro con la fotógrafa, no me gusta estar en pose.

—¿Tiene conciencia de que usted ya está arriba del escenario?

— Un escenario no buscado.

—Pero ahora que está arriba, ¿le gusta el escenario nacional o no?

— Yo creo en el destino. Y si el destino ratifica mi presencia en ese escenario, en un par de años estaremos hablando de otra cosa. Si no, dejaré de ser gobernador y me iré a pescar.

—¿Dejamos acá?

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