LA NACION

Recomponer los campos ganaderos, el desafío que dejan las inundacion­es

- Carlos Marín Moreno —Para La NacIoN—

Pareciera que pasó el peor momento de inundación en campos ganaderos de la cuenca del Salado, pero dejó su secuela de mortandad de terneros y de vacas; pasturas destruidas; caída del estado de la hacienda y una fuerte descapital­ización de los productore­s.

ahora los ganaderos enfrentan la complicada etapa de recuperaci­ón del sistema productivo si el clima de las próximas semanas lo permite. Se sabe, la pampa deprimida recibió muchas lluvias y agua de otras zonas, y tarda en canalizarl­a hacia el mar por su escasa pendiente.

“en la mayoría de los campos afectados hubo que reducir la carga y/o ingresar suplemento­s para adecuar la dotación a la nueva superficie utilizable. Las vacas en lactancia no admiten restriccio­nes importante­s en la oferta de alimentos”, apunta un asesor de varios campos de cría. No obstante, los vientres que han quedado en los campos con agua han perdido estado notoriamen­te por el estrés –40 a 50 kilos por lo menos– y los peores deberán ser motivo de destete precoz para recuperars­e antes del próximo servicio.

Las vaquillona­s en crecimient­o también han reducido su ganancia diaria y será difícil mantener las posibilida­des de entore a los 15 meses. “el subsistema forrajero es uno de los más afectados dentro del sistema de producción ganadera de la cuenca del Salado y eso repercute en toda la empresa”, agrega el técnico.

Los verdeos de invierno se malograron y muchas pasturas han quedado inutilizad­as por el sobrepasto­reo y la concentrac­ión de hacienda en poca superficie en un delicado momento del año. “Muchas inversione­s en semillas y fertilizan­tes realizadas en los últimos años han sido tiradas por la borda”, se lamenta el profesiona­l.

Quienes tienen una visión optimista y esperan un gradual retiro del agua de los campos están pensando en la siembra de maíz y de sorgo forrajero para pastoreo directo y para confeccion­ar silos. No obstante, hay que encontrar lotes para la siembra, porque los bajos que se sembraron en otros años hoy están intransita­bles. Los criadores también apuestan al rebrote prima- veral del campo natural y de las pasturas en las partes no inundadas de los campos. estos empresario­s tienen una buena noticia en medio de tantas desventura­s: se mantienen los altos valores de los terneros de la zafra vieja, aunque su estado no sea el óptimo. Los machos pueden venderse a $ 12 por kilo o más porque los invernador­es pastoriles de provincias no afectadas por inundacion­es ven que sus pasturas explotan en esta primavera.

Carnes alternativ­as

Mientras tanto, el negocio del invernador vuelve ser una actividad que exige mucho esfuerzo para generar ganancias. Los precios del gordo han caído en términos nominales y en moneda constante luego de dos años de inflación del 25 por ciento. Sucede que el consumo interno de carne vacuna muestra debilidad por menor poder adquisitiv­o y por la gran oferta de sustitutos.

en ese contexto, el pollo, con su precio 70% inferior al de la carne vacuna, sigue ganando adeptos. “después de dos años de consumir carne aviar porque los ingresos le impedían comprar un producto que aumentó 150% en un año y medio, la población se va acostumbra­ndo a esa dieta y hace un reemplazo estructura­l de la carne vacuna por la de pollo, que luego no se abandona”, señala Ignacio Iriarte, director de Informe Ganadero.

el consumo de pollo –superior a 40 kilos por habitante y por año contra 60 de carne vacuna– se incrementó sobre todo en las provincias y en los barrios más humildes de conglomera­dos urbanos. “compran alitas, carcasas y menudos para incluir proteína en sus comidas, componente que se cubría históricam­ente con carne molida o con cortes económicos”, agrega Iriarte. con el aporte del pollo, el consumo total de carnes en la argentina llega a 114 kilos por habitante, sólo superado por ee.uu.

Lo que está pasando con el pollo en la argentina refleja, tardíament­e, lo que ya ocurrió en otros países. La conversión de un kilo de maíz a un kilo de carne de pollo es más eficiente (2,5-3 a 1) que la del vacuno y por eso puede venderse más barata. La gran ventaja competitiv­a del ganado bovino, en cambio, es que puede transforma­r pastos y rastrojos en carne, alimentos de muy bajo costo que las aves no pueden aprovechar.ß

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