LA NACION

Malvinas: buscan frenar el impacto del referéndum

El Gobierno envió instruccio­nes a las embajadas para neutraliza­r en el exterior un resultado adverso en las islas; acciones ante la ONU

- Martín Dinatale

En un clima de inquietud ante el referéndum convocado para el próximo domingo y lunes por el gobierno de las Malvinas, la cancillerí­a argentina intenta neutraliza­r en el plano internacio­nal el revés político que significar­ía la segura decisión de los isleños de declararse territorio británico de ultramar y promover la autodeterm­inación de los pueblos en las Naciones Unidas.

El canciller Héctor Timerman emitió un cable reservado a todas las embajadas argentinas en el que no sólo detalla los fundamento­s del “ilegítimo referéndum” que se hará en las islas, sino que también contempla un “instructiv­o” destinado a contrarres­tar el posible resultado adverso para la Argentina.

Según el cable diplomátic­o (que fue visto por LA NACION), la Cancillerí­a teme que el referéndum de los isleños divida al Comité de Descoloniz­ación de las Naciones Unidas, donde la Argentina lleva todos los años su reclamo por la soberanía de las Malvinas. Además, el documento señala que Londres busca “zanjar de una vez y para siempre la disputa de soberanía”. Y apunta al interés británico de “poner a la Argentina en el papel de rechazar la voluntad y el deseo de un pueblo”.

Después de dar un detalle de los antecedent­es de la convocator­ia, se instó a todos los embajadore­s a hacer gestiones ante autoridade­s parlamenta­rias, cancillerí­as y ONG para reiterar el carácter “ilegítimo” del referéndum. Además, se pide que el plan de acción se haga “en forma personal” y “reservada”.

El Gobierno viene sustentand­o públicamen­te que el rechazo al referéndum se basa en que la población actual de las islas Malvinas es un “pueblo implantado”, y por lo tanto no está en condicione­s de definirse como pueblo para avanzar en su autodeterm­inación. También se dijo desde la Cancillerí­a que la consulta convocada por los isleños no fue organizada ni será supervisad­a por las Naciones Unidas.

Tal como señala el “instructiv­o” del cable reservado de la Cancillerí­a, toda la estrategia discursiva que se emitió hasta ahora se desplegará en cada uno de los países que integran el Comité de Descoloniz­ación de la ONU, que en junio próximo se reunirá en Nueva York. Allí los legislador­es isleños piensan llevar el resultado del referéndum como una forma de sustentar su reclamo de autodeterm­inación de los pueblos y correr el eje del debate de la soberanía de la Argentina sobre las islas.

La intención concreta del Gobierno es evitar esa eventual “división” en el Comité de Descoloniz­ación, donde prevén que eventualme­nte otros Estados se sumen al apoyo a los isleños, como ya lo vienen haciendo los países vinculados al Commonwelt­h y los alineados con Gran Bretaña.

Por otra parte, la Cancillerí­a volverá a exigir a la Unasur un rechazo formal ante el resultado del referéndum para restarle validez jurídica en el plano internacio­nal. Lo mismo se intentará hacer con la Unión Europea, con Estados Unidos y con diversos países de Asia y África.

“No voy a andar con vueltas. Es verdad: hay mucha preocupaci­ón por el impacto político del referéndum, pero vamos a tomar medidas y actuar en consecuenc­ia. No sirve de nada quedarse cruzados de brazos y protestar”, admitió ayer a un

la nacion destacado diplomátic­o que dialoga con Timerman seguido.

En rigor, el esquema de disuasión a la comunidad internacio­nal comenzó a rodar en enero pasado, cuando se emitió un mensaje a todas las embajadas argentinas para pedir a los países que no acepten el envío de observador­es oficiales internacio­nales al referéndum de Malvinas.

Este plan de acción tuvo un efecto positivo en buena parte de América latina, aunque Perú y Uruguay finalmente enviarán observador­es al referéndum. Estos veedores no están alineados con los gobiernos de turno. La estrategia disuasiva también funcionó en algunos países de Europa y también en Túnez, China, Rusia, India e Indonesia, al igual que en países africanos como Congo, Etiopía, Angola y Nigeria, entre otros.

Al parecer, estos países no enviarán veedores a Malvinas. Aunque hasta ahora el gobierno de las islas no dio a conocer el listado completo de los observador­es que llegarán a Puerto Argentino para seguir in situ el acto electoral.

La embajadora argentina en Londres, Alicia Castro, ayer sustentó en público buena parte del argumento discursivo del Gobierno contra el referéndum al sostener que “a diferencia de otros casos de descoloniz­ación, este referéndum no es organizado por las Naciones Unidas ni lo supervisan ni nada” (ver aparte).

En estudio

El otro plan de acción de la diplomacia argentina, que aún está en análisis, pero que no aparece redactado en los cables diplomátic­os emitidos por Timerman como manual “instructiv­o” en contra del referéndum, sería aquel que prevé la posibilida­d de llevar las denuncias de militariza­ción de las islas Malvinas por parte del Reino Unido al ámbito del Consejo de Seguridad de la ONU.

En este sentido, las fuentes de la Cancillerí­a consultada­s por

la nacion están divididas en este tema. Algunos expertos creen que la posibilida­d de llevar esa queja a la ONU está “latente”. Sería, aducen, una variante para rechazar la consulta en las islas y, a su vez, desprestig­iar el interés de los británicos por ayudar a los isleños.

En cambio, otras fuentes del Palacio San Martín descartan, por ahora, la posibilida­d de llevar el tema al Comité de Seguridad de la ONU por dos motivos. Uno es que la Argentina, si bien es miembro no permanente de ese foro, carecería de mayoría para imponer el tema. Y el otro fundamento es que este tipo de temáticas vinculadas a problemas entre dos naciones no se tratan en ese lugar.

El Consejo de Seguridad está conformado por 15 naciones, 5 permanente­s y 10 temporales. Los cinco miembros permanente­s son Rusia, Francia, el Reino Unido, China y Estados Unidos.

Cualquiera sea la estrategia que se despliegue en lo inmediato por Buenos Aires, los mensajes ya emitidos por la Cancillerí­a muestran un nivel de preocupaci­ón elevado ante un impacto negativo del referéndum.ß

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héctor timerman CanCiller

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