Malvinas: buscan frenar el impacto del referéndum
El Gobierno envió instrucciones a las embajadas para neutralizar en el exterior un resultado adverso en las islas; acciones ante la ONU
En un clima de inquietud ante el referéndum convocado para el próximo domingo y lunes por el gobierno de las Malvinas, la cancillería argentina intenta neutralizar en el plano internacional el revés político que significaría la segura decisión de los isleños de declararse territorio británico de ultramar y promover la autodeterminación de los pueblos en las Naciones Unidas.
El canciller Héctor Timerman emitió un cable reservado a todas las embajadas argentinas en el que no sólo detalla los fundamentos del “ilegítimo referéndum” que se hará en las islas, sino que también contempla un “instructivo” destinado a contrarrestar el posible resultado adverso para la Argentina.
Según el cable diplomático (que fue visto por LA NACION), la Cancillería teme que el referéndum de los isleños divida al Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, donde la Argentina lleva todos los años su reclamo por la soberanía de las Malvinas. Además, el documento señala que Londres busca “zanjar de una vez y para siempre la disputa de soberanía”. Y apunta al interés británico de “poner a la Argentina en el papel de rechazar la voluntad y el deseo de un pueblo”.
Después de dar un detalle de los antecedentes de la convocatoria, se instó a todos los embajadores a hacer gestiones ante autoridades parlamentarias, cancillerías y ONG para reiterar el carácter “ilegítimo” del referéndum. Además, se pide que el plan de acción se haga “en forma personal” y “reservada”.
El Gobierno viene sustentando públicamente que el rechazo al referéndum se basa en que la población actual de las islas Malvinas es un “pueblo implantado”, y por lo tanto no está en condiciones de definirse como pueblo para avanzar en su autodeterminación. También se dijo desde la Cancillería que la consulta convocada por los isleños no fue organizada ni será supervisada por las Naciones Unidas.
Tal como señala el “instructivo” del cable reservado de la Cancillería, toda la estrategia discursiva que se emitió hasta ahora se desplegará en cada uno de los países que integran el Comité de Descolonización de la ONU, que en junio próximo se reunirá en Nueva York. Allí los legisladores isleños piensan llevar el resultado del referéndum como una forma de sustentar su reclamo de autodeterminación de los pueblos y correr el eje del debate de la soberanía de la Argentina sobre las islas.
La intención concreta del Gobierno es evitar esa eventual “división” en el Comité de Descolonización, donde prevén que eventualmente otros Estados se sumen al apoyo a los isleños, como ya lo vienen haciendo los países vinculados al Commonwelth y los alineados con Gran Bretaña.
Por otra parte, la Cancillería volverá a exigir a la Unasur un rechazo formal ante el resultado del referéndum para restarle validez jurídica en el plano internacional. Lo mismo se intentará hacer con la Unión Europea, con Estados Unidos y con diversos países de Asia y África.
“No voy a andar con vueltas. Es verdad: hay mucha preocupación por el impacto político del referéndum, pero vamos a tomar medidas y actuar en consecuencia. No sirve de nada quedarse cruzados de brazos y protestar”, admitió ayer a un
la nacion destacado diplomático que dialoga con Timerman seguido.
En rigor, el esquema de disuasión a la comunidad internacional comenzó a rodar en enero pasado, cuando se emitió un mensaje a todas las embajadas argentinas para pedir a los países que no acepten el envío de observadores oficiales internacionales al referéndum de Malvinas.
Este plan de acción tuvo un efecto positivo en buena parte de América latina, aunque Perú y Uruguay finalmente enviarán observadores al referéndum. Estos veedores no están alineados con los gobiernos de turno. La estrategia disuasiva también funcionó en algunos países de Europa y también en Túnez, China, Rusia, India e Indonesia, al igual que en países africanos como Congo, Etiopía, Angola y Nigeria, entre otros.
Al parecer, estos países no enviarán veedores a Malvinas. Aunque hasta ahora el gobierno de las islas no dio a conocer el listado completo de los observadores que llegarán a Puerto Argentino para seguir in situ el acto electoral.
La embajadora argentina en Londres, Alicia Castro, ayer sustentó en público buena parte del argumento discursivo del Gobierno contra el referéndum al sostener que “a diferencia de otros casos de descolonización, este referéndum no es organizado por las Naciones Unidas ni lo supervisan ni nada” (ver aparte).
En estudio
El otro plan de acción de la diplomacia argentina, que aún está en análisis, pero que no aparece redactado en los cables diplomáticos emitidos por Timerman como manual “instructivo” en contra del referéndum, sería aquel que prevé la posibilidad de llevar las denuncias de militarización de las islas Malvinas por parte del Reino Unido al ámbito del Consejo de Seguridad de la ONU.
En este sentido, las fuentes de la Cancillería consultadas por
la nacion están divididas en este tema. Algunos expertos creen que la posibilidad de llevar esa queja a la ONU está “latente”. Sería, aducen, una variante para rechazar la consulta en las islas y, a su vez, desprestigiar el interés de los británicos por ayudar a los isleños.
En cambio, otras fuentes del Palacio San Martín descartan, por ahora, la posibilidad de llevar el tema al Comité de Seguridad de la ONU por dos motivos. Uno es que la Argentina, si bien es miembro no permanente de ese foro, carecería de mayoría para imponer el tema. Y el otro fundamento es que este tipo de temáticas vinculadas a problemas entre dos naciones no se tratan en ese lugar.
El Consejo de Seguridad está conformado por 15 naciones, 5 permanentes y 10 temporales. Los cinco miembros permanentes son Rusia, Francia, el Reino Unido, China y Estados Unidos.
Cualquiera sea la estrategia que se despliegue en lo inmediato por Buenos Aires, los mensajes ya emitidos por la Cancillería muestran un nivel de preocupación elevado ante un impacto negativo del referéndum.ß