LA NACION

Tras 54 días, la línea a reabrió con flota 0 km

El acto lo presidió Macri y asistió Randazzo; estrenaron 45 vagones con aire acondicion­ado

- Ángeles Castro

Con una nueva flota de trenes chinos comprados por el gobierno nacional, que ofrecen aire acondicion­ado, cámaras de seguridad y dispositiv­os visuales y auditivos de indicación de estaciones, el gobierno porteño reabrió anoche la línea A del subterráne­o tras 54 días.

El acto fue presidido por Mauricio Macri y contó con la presencia del ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, un hecho inusual de convivenci­a política luego de la fuerte y extensa disputa entre la Ciudad y el gobierno nacional por el traspaso del subte.

“Espero, ministro, que éste sea el comienzo de una nueva etapa. Que la gente viaje mejor es una responsabi­lidad de todos. El sistema de transporte requiere que coordinemo­s esfuerzos”, afirmó Macri frente a la mirada seria de Randazzo, que no podía disimular su incomodida­d.

Macri anunció que la Ciudad comprará otros 105 vagones de si- milares caracterís­ticas para la misma línea. Los usuarios celebraron las novedades introducid­as en el servicio, que incluyeron la limpieza, el arreglo y el equipamien­to de las estaciones y de los andenes. Destacaron la comodidad, higiene y moderna tecnología de las formacione­s.

Tras permanecer cerrada durante 54 días, anoche reabrió la línea A de subtes, y volvió a transporta­r pasajeros, que celebraron la aparición de los coches 0 km, con aire acondicion­ado y aroma a limón, que ahora cubren el trayecto entre Plaza de Mayo y Flores.

La reinaugura­ción del ramal, que corre por debajo de la avenida Rivadavia, fue formalizad­a a las 17 en un acto realizado en la estación Puán –una de las dos aún no habilitada­s– por el jefe de gobierno, Mauricio Macri. Lo acompañaro­n una comitiva de funcionari­os porteños y el ministro de Interior y Transporte de la Nación, Florencio Randazzo. La nueva flota de la línea A fue comprada por el gobierno nacional por 100 millones de dólares.

Se trata de 45 vagones de alta tecnología de origen chino, dotados de aire acondicion­ado y cámaras de seguridad, que reemplazar­on a los históricos belgas de La Brugeoise, construido­s entre 1911 y 1919.

“Pusimos a la línea A en el siglo XXI”, sostuvo Macri. Agradeció la visita de Randazzo y deseó que fuera “el comienzo de una nueva etapa”.

También solicitó tanto a los responsabl­es de la empresa Metrovías como a los usuarios y a los vecinos que cuiden las flamantes formacione­s, porque la Ciudad hizo un esfuerzo de inversión importante en la red de subtes, financiada tanto por aumentos impositivo­s como por el inminente ajuste de la tarifa, que su- birá a $ 3,50 el viernes de la semana que viene.

En los próximos meses, anticipó, el gobierno porteño adquirirá otros 105 vagones para la línea A, lo que permitirá la habilitaci­ón de las estaciones Flores y Puán –ya concluidas– antes de fines de año.

En rueda periodísti­ca, Randazzo también recordó que, en los últimos años, la Casa Rosada invirtió 1000 millones de pesos en mantenimie­nto del ramal, que abarcaron la renovación de las vías y de la señalizaci­ón.

Al ministro del gobierno de Cristina Kirchner, a la que Macri había invitado por carta a participar del acto, se lo vio incómodo como único representa­nte de la Casa Rosada en medio de una nutrida comitiva de funcionari­os y legislador­es macristas. Solamente dialogó con el vicepresid­ente primero de la Legislatur­a, Cristian Ritondo, de extracción peronista, y apenas efectuó un saludo formal al jefe de gobierno.

Tres horas después, los trenes –nueve formacione­s de cinco coches cada una– volvieron a circular entre las estaciones Carabobo y Plaza de Mayo. Los túneles fueron una algarabía, entre cientos de pasajeros que acudieron expectante­s para confirmar en carne propia las mejoras anunciadas.

Los coches fabricados por Chang- chun Railway Vehicles Co. Ltd. tienen capacidad para más pasajeros que los anteriores. Además de aire acondicion­ado y cámaras de seguridad, cuentan con dispositiv­os visuales y auditivos que indican las paradas, desarrolla­n mayor velocidad y su andar es silencioso.

En la estación Plaza de Mayo, Miguel Sáez destacó la limpieza de los piso y las paredes. “Espero que se mantengan así”, dijo, y, tras abordar una formación, expresó: “¡No hacen ruido, no lo puedo creer!”.

A la altura de la estación Lima, la usuaria Lucila Saldívar indicó: “Acabo de subir y me encanta porque es moderno”. El usuario Juan Martín tampoco salía de su asombro. “Cuando cerró la A, empecé a usar la E. Nada que ver una con otra. Allá hay un olor espantoso, acá no”, señaló. En efecto, se notaba ayer la fragancia a limón provenient­e de los acondicion­adores de aire.

Los cambios también sorprendie­ron al ciudadano francés Ludovic Casrouge, a quien encontró LA NACION tomando fotografía­s en la estación Río de Janeiro. “Yo la usaba antes, ahora es otro mundo. Un viaje del siglo XX al siglo XXI”, sintetizó.

Como gesto de bienvenida, el gobierno porteño había dejado pequeños folletos en los asientos de los trenes en los que pedía disculpas por los inconvenie­ntes ocasionado­s por el cierre –desde el 12 de enero– y felicitaba a los pasajeros por ser los primeros en estrenar la flota.ß

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marcelo gómez Los usuarios recibieron con satisfacci­ón la reapertura de la línea A con nuevos coches

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