El cónclave por la sucesión del Papa comenzaría el lunes
Los cardenales se reúnen hoy para fijar la fecha.
ROMA.– En medio de una inmensa expectativa, finalmente hoy se establecería la fecha del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, papa emérito.
Se espera, en efecto, que los dos cardenales electores “retardatarios” (un polaco y un vietnamita), que ayer aún no habían llegado a las congregaciones generales, hoy den el presente. Así, el total de 115 purpurados de cinco continentes con derecho a voto estarán en condiciones de decidir la fecha de inicio de la gran elección, que podría ser el próximo lunes.
Aunque los cardenales podrían tomarse más tiempo para discutir mejor el perfil del nuevo papa, admitió ayer el padre Federico Lombardi, que estimó que la idea es que haya un nuevo jefe de la Iglesia Católica antes del inicio de la Semana Santa, que arranca el 24 de marzo, domingo de Ramos.
En la Capilla Sixtina, cerrada al público, ya comenzaron los trabajos de adaptación para el gran evento.
Al respecto, la novedad en comparación con el cónclave de 2005 es que esta vez habrá dos estufas: una para quemar las papeletas que usarán los cardenales para votar y otra para producir, a través de sustancias químicas, la fumata blanca –que indica que “habemus papam”– o la negra, que quiere decir que no se alcanzó el quórum de dos tercios (equivalente a 77 votos), necesario para la gran elección.
En 2005, cuando en un cónclave relámpago, al cuarto escrutinio, resultó electo Joseph Ratzinger, de la famosa chimenea de la Capilla Sixtina al principio salió un humo grisáceo que confundió a todo el mundo.
En un cónclave marcado por el escándalo de pedofilia en el clero y los trapos sucios internos salidos a la luz con el VatiLeaks –la inédita filtración de documentos de los sacros palacios–, ayer causó gran impacto la decisión de silenciar a los 11 cardenales norteamericanos que hasta ese momento habían sorprendido dando conferencias de prensa diarias en el Pontificio Colegio Norteamericano. Para los vaticanistas, acostumbrados al hermetismo, era algo inédito.
Pero ayer la costumbre terminó abruptamente. “Esto no es un convenio o un sínodo del que queremos dar la máxima información. Esto es un camino en el que por tradición hay reserva, a fin de tutelar la libertad de cada miembro del Colegio Cardenalicio en un momento tan importante como éste”, explicó Lombardi, vocero de la Santa Sede.
Preocupación
Por su parte, Mary Ann Walsh, jefa de comunicación de la Conferencia Episcopal Estadounidense, reconoció que en las reuniones preparatorias del cónclave se había “expresado preocupación por la publicación de noticias confidenciales en los periódicos italianos”.
Según el diario La Stampa, fue el cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de Estado del Vaticano y actual cardenal camarlengo –responsable del interregno–, quien llamó a los cardenales al silencio.
De hecho, trascendió en varios diarios italianos que tanto el escándalo de VatiLeaks como la cuestionada gestión de la curia están siendo temas centrales en las reuniones precónclave.
Anteayer, en una conferencia de prensa –la última– en el Pontificio Colegio Norteamericano, el cardenal capuchino Sean O’Malley, arzobispo de Boston y papable norteamericano, considerado uno de los pocos candidatos progresistas de este cónclave, había admitido justamente que el VatiLeaks estaba siendo tema de discusión en las congregaciones generales, junto a los escándalos de abusos sexuales, la reforma de la curia, la secularización y la evangelización.
Operativo
El cardenal capuchino, que suele leer los diarios en una tableta y usar frecuentemente Twitter, había contado, por otra parte, que le había resultado “muy interesante” enterarse de la existencia del denominado “operativo Scherer”.
Es decir, una “cordada” que estaría impulsando la candidatura del arzobispo de San Pablo, Odilio Scherer, acompañado de un secretario de Estado conocedor de la curia (como el cardenal Piacenza, o el ítaloargentino Leonardo Sandri).
Tal corriente es auspiciada por el decano del Colegio Cardenalicio, el ex secretario de Estado Angelo Sodano, y otros diplomáticos de la curia, como el cardenal Giovanni Battista Re.