LA NACION

El cónclave por la sucesión del Papa comenzaría el lunes

Los cardenales se reúnen hoy para fijar la fecha.

- Elisabetta Piqué

ROMA.– En medio de una inmensa expectativ­a, finalmente hoy se establecer­ía la fecha del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, papa emérito.

Se espera, en efecto, que los dos cardenales electores “retardatar­ios” (un polaco y un vietnamita), que ayer aún no habían llegado a las congregaci­ones generales, hoy den el presente. Así, el total de 115 purpurados de cinco continente­s con derecho a voto estarán en condicione­s de decidir la fecha de inicio de la gran elección, que podría ser el próximo lunes.

Aunque los cardenales podrían tomarse más tiempo para discutir mejor el perfil del nuevo papa, admitió ayer el padre Federico Lombardi, que estimó que la idea es que haya un nuevo jefe de la Iglesia Católica antes del inicio de la Semana Santa, que arranca el 24 de marzo, domingo de Ramos.

En la Capilla Sixtina, cerrada al público, ya comenzaron los trabajos de adaptación para el gran evento.

Al respecto, la novedad en comparació­n con el cónclave de 2005 es que esta vez habrá dos estufas: una para quemar las papeletas que usarán los cardenales para votar y otra para producir, a través de sustancias químicas, la fumata blanca –que indica que “habemus papam”– o la negra, que quiere decir que no se alcanzó el quórum de dos tercios (equivalent­e a 77 votos), necesario para la gran elección.

En 2005, cuando en un cónclave relámpago, al cuarto escrutinio, resultó electo Joseph Ratzinger, de la famosa chimenea de la Capilla Sixtina al principio salió un humo grisáceo que confundió a todo el mundo.

En un cónclave marcado por el escándalo de pedofilia en el clero y los trapos sucios internos salidos a la luz con el VatiLeaks –la inédita filtración de documentos de los sacros palacios–, ayer causó gran impacto la decisión de silenciar a los 11 cardenales norteameri­canos que hasta ese momento habían sorprendid­o dando conferenci­as de prensa diarias en el Pontificio Colegio Norteameri­cano. Para los vaticanist­as, acostumbra­dos al hermetismo, era algo inédito.

Pero ayer la costumbre terminó abruptamen­te. “Esto no es un convenio o un sínodo del que queremos dar la máxima informació­n. Esto es un camino en el que por tradición hay reserva, a fin de tutelar la libertad de cada miembro del Colegio Cardenalic­io en un momento tan importante como éste”, explicó Lombardi, vocero de la Santa Sede.

Preocupaci­ón

Por su parte, Mary Ann Walsh, jefa de comunicaci­ón de la Conferenci­a Episcopal Estadounid­ense, reconoció que en las reuniones preparator­ias del cónclave se había “expresado preocupaci­ón por la publicació­n de noticias confidenci­ales en los periódicos italianos”.

Según el diario La Stampa, fue el cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de Estado del Vaticano y actual cardenal camarlengo –responsabl­e del interregno–, quien llamó a los cardenales al silencio.

De hecho, trascendió en varios diarios italianos que tanto el escándalo de VatiLeaks como la cuestionad­a gestión de la curia están siendo temas centrales en las reuniones precónclav­e.

Anteayer, en una conferenci­a de prensa –la última– en el Pontificio Colegio Norteameri­cano, el cardenal capuchino Sean O’Malley, arzobispo de Boston y papable norteameri­cano, considerad­o uno de los pocos candidatos progresist­as de este cónclave, había admitido justamente que el VatiLeaks estaba siendo tema de discusión en las congregaci­ones generales, junto a los escándalos de abusos sexuales, la reforma de la curia, la seculariza­ción y la evangeliza­ción.

Operativo

El cardenal capuchino, que suele leer los diarios en una tableta y usar frecuentem­ente Twitter, había contado, por otra parte, que le había resultado “muy interesant­e” enterarse de la existencia del denominado “operativo Scherer”.

Es decir, una “cordada” que estaría impulsando la candidatur­a del arzobispo de San Pablo, Odilio Scherer, acompañado de un secretario de Estado conocedor de la curia (como el cardenal Piacenza, o el ítaloargen­tino Leonardo Sandri).

Tal corriente es auspiciada por el decano del Colegio Cardenalic­io, el ex secretario de Estado Angelo Sodano, y otros diplomátic­os de la curia, como el cardenal Giovanni Battista Re.

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El cardenal canadiense Marc Ouellet y el argentino Jorge Bergoglio, ayer, en el Vaticano

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