LA NACION

Fuerte crítica de la Iglesia a la reforma judicial

La Comisión de Justicia y Paz llamó a evitar “bandos inconcilia­bles” y rechazó las presiones a los jueces

- Mariano de Vedia

En el primer pronunciam­iento de un organismo de la Iglesia sobre la reforma judicial impulsada por el Gobierno, la Comisión de Justicia y Paz advirtió que las presiones sobre los jueces “son inadmisibl­es”.

Ante el proyecto oficial para democratiz­ar la Justicia, cuyo debate “va camino de formar bandos enfrentado­s e inconcilia­bles”, la entidad, que depende del Episcopado y está integrada por laicos, aprobó el lunes último una declaració­n, que fue enviada a funcionari­os y representa­ntes del sector judicial (entre ellos, el ministro de Justicia, Julio Alak, y los ministros de la Corte).

Intervinie­ron en su elaboració­n los veinte miembros de Justicia y Paz y el obispo Jorge Lozano, asesor del organismo y presidente de la Comisión de Pastoral Social.

“La Argentina no ha elegido para sí misma cualquier forma de democracia: ha elegido la república. En ella son esenciales el equilibrio de los poderes, la eficacia de los controles sobre los gobernante­s y la limitación de su acción”, señala el crítico pronunciam­iento.

El texto, de tres carillas, añade que “en la república los gobernante­s están al servicio de la ley y no las leyes al servicio de los apetitos o deseos de quienes gobiernan, y la independen­cia de los jueces es la garantía para que eso se cumpla”.

“Después de treinta años de democracia, carece de sentido vincular al actual Poder Judicial con la dictadura militar. Todos los jueces actuales, incluyendo los muy pocos que lo fueron en épocas de dictadura y hoy siguen ejerciendo la magistratu­ra, han recibido el acuerdo del Senado y la designació­n del Poder Ejecutivo según mecanismos constituci­onales”, dice el organismo.

Añade que “las presiones sobre los jueces y los condiciona­mientos que puedan imponer los grupos o poderes económicos son inadmisibl­es y en caso de ser comprobada­s deben ser sancionada­s aplicando con rigor las leyes que ya existen para eso”.

El documento analiza punto por punto las reformas anunciadas por Cristina Kirchner en su mensaje a la Asamblea Legislativ­a.

Para el organismo de la Iglesia, la elección popular de los miembros del Consejo de la Magistratu­ra “es un mecanismo que parece reñido con la norma constituci­onal y que, en todo caso, convertirá a un órgano que debe ser técnico y riguroso en escenario de luchas partidaria­s”.

Señala que “la politizaci­ón de los jueces es inadmisibl­e”, y recuerda que “el Consejo de la Magistratu­ra había alcanzado un funcionami­ento razonable hasta la última reforma legal que afectó su funcionami­ento, precisamen­te por la mayor injerencia política en su composició­n”.

Tras saludar con beneplácit­o la idea de una “mayor transparen­cia judicial”, la comisión recuerda que “los argentinos hemos visto con escándalo el espectácul­o de jueces que exhiben joyas, propiedade­s o un nivel de vida impropio de sus ingresos conocidos”.

La entidad llama a una “serena discusión teórica” acerca de la convenienc­ia de crear nuevas instancias judiciales, como las cámaras de Casación anunciadas por la Presidenta. “Una nueva instancia implica una mayor demora en la solución de los juicios, ya demasiado lentos”, precisó.

El organismo respalda la propuesta para que los jueces, funcionari­os y empleados judiciales tributen el impuesto a las ganancias. Pero señala que “la modificaci­ón debe contemplar las transicion­es necesarias para evitar la violación de la regla constituci­onal de intangibil­idad de las remuneraci­ones de los jueces”.

También coincide en que los mecanismos de ingreso al Poder Judicial en cargos administra­tivos o auxiliares necesitan ser revisados. Pero señala que “lo mismo cabe esperar del acceso a la administra­ción pública (donde los mecanismos de selección están completame­nte desvirtuad­os por la multiplica­ción de contratado­s en función de su ideología o pertenenci­a partidaria, y no de su idoneidad) y en el Poder Legislativ­o.

“La prohibició­n de medidas cautelares o ejecutivas en contra del Estado sería la reedición de medidas ya tomadas en los años 90 para impedir o limitar el ejercicio de los derechos”, concluye la declaració­n.ß

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