LA NACION

Cuando la producción respeta el ambiente

En la muestra se exponen equipos y tecnología­s que mejoran el rendimient­o

- Fernando Bertello

BARADERO.– En Expoagro se luce la tecnología que hace más amigable la producción con el medio ambiente. Es que ya están disponible­s las herramient­as que permiten afrontar un triple desafío: producir más, optimizar el uso de los insumos y cuidar el medio ambiente. Es lo que se conoce como agricultur­a de precisión, y en esta exposición hay ejemplos concretos de esa tendencia.

De esto saben, por ejemplo, en Solapa 4. La firma creó una plataforma que, a través de Internet, permite que un productor, usando el dato de los rendimient­os que tuvo en distintas partes de un lote, pueda “dibujar” en la red esa variabilid­ad para luego generar lo que se llama “mapas de prescripci­ón”.

Éstos no son otra cosa que “órdenes” que se graban en un pen drive para que luego una sembradora o una pulverizad­ora trabaje según la variabilid­ad. Es decir, de una máquina que “habla”, como es la cosechador­a que ofrece la informació­n de los rendimient­os, se pasa a otra que “escucha” –la pulverizad­ora o la sembradora– y ejecuta “ór- denes”. Ésa es la visión que tiene Santiago González Venzano, presidente de Solapa 4.

En Expoagro la firma realizó la primera exhibición dinámica de agricultur­a de precisión. En su stand mostró, junto a Fumigacion­es Rodríguez, un ejemplo de todo esto con una pulverizad­ora que se moviliza aplicando para insectos o malezas sólo si están presentes en el lote.

Aplica y deja de hacerlo según ese criterio, ofreciendo ahorro de insumos y cuidado del ambiente. Para hacer esto, en una fase previa se georrefere­ncia con GPS la maleza para confeccion­ar un mapa de la presencia de insector.

Además, a campo también mostró el mismo concepto con sembradora­s y fertilizad­oras. Para este caso, se trabaja con la idea de hacer siembra variable y aplicación variable de fertilizan­tes. Si antes se usaba una misma cantidad de semillas o de fertilizan­tes para todo el lote, sin importar si una parte era más productiva que otra, ahora eso se hace respetando la capacidad productiva de cada zona.

Con avión y sensores

“Con esta herramient­a, el impacto sobre los costos es de 100 dólares por hectárea en maíz, por reducción del uso de semillas, de fertilizan­tes en ambientes de menor producción y porque en los mejores ambientes se pone más tec- nología para generar más rinde”, contó Rodrigo Ramirez, director. “Ganás plata y cuidás el ambiente, porque el exceso de fertilizan­tes puede generar contaminac­ión de las napas”, añadió.

Otra innovación la aporta Estudio G&D. Esta firma hoy tiene una tec- nología para el agro que incorpora a un avión no tripulado una cámara multiespec­tro que permite ver el índice verde de los cultivos y así determinar con qué fuerza crecen y dónde lo hacen bien o no. De algún modo, esto viene a agilizar lo que se hacía a través de caminatas. La cámara del avión identifica en color rojo a una planta que crece fuerte y en verde a una que tiene alguna deficienci­a, por ejemplo.

Toda esta tecnología tiene un costado ambiental. Y es que el mismo avión se puede usar para detectar malezas y luego aplicar según su presencia real. “Ahorrás dinero y contribuís al medio ambiente”, señaló Aníbal Baldizzone, de la firma G&D.

Quien también trajo a la muestra un producto que apunta a una agricultur­a amigable con el ambiente es la firma D&E. Presentó un sistema de detección de malezas y aplicación automática que permite hacer lo que en la firma llaman “pulverizac­ión inteligent­e”: es decir, sólo aplica el agroquímic­o sobre las malezas vivas, reduciendo la cantidad de herbicida a usar. Para ello, en la pulverizad­ora se instalan sensores de luz que discrimina­n si hay o no malezas.

“Con esto se puede ahorrar hasta un 80 por ciento de herbicida, pero también lograr un impacto favorable para el ambiente al ser más eficiente en el control”, señalaron Luis Adrover y Andrés Soto, integrante­s de la empresa.ß

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