Sin goles, un descanso para Farías
Parece que se le consumió el tiempo a Ernesto Farías. El gol no llegó y la enumeración de situaciones perdidas provocarían el cambio que pide la mayoría de los hinchas de Independiente. Con paciencia y respaldo en cada aparición pública, Américo Gallego esperó y trató de mantenerlo entre los titulares, pero los argumentos parecen acabados con la actualidad del Tecla –sin contar los pulgares para abajo de la tribuna–, situación que le valdría la salida del equipo ante Godoy Cruz.
Hubo pocas palabras en el entrenamiento. Alcanzaron un par de gestos, una lista y el reparto de pecheras. Entre los probables titulares estuvo el colombiano Juan Caicedo, que con pocos minutos se volvió uno de los mimados de los hinchas. Entre los eventuales suplentes se paró el Tecla, de silencioso fastidio, seguramente, consigo mismo. Ahí, en ese mismo instante, pudo haberse dado uno de los cambios más profundos y con incidencias en el futuro.
A Farías le faltó aquello que no puede faltarle a quien lleva el N° 9: goles. No hace uno desde el 9 de diciembre, en el 2-2 con Colón, por el torneo Inicial. La derrota con Arsenal por 1-0, el sábado pasado, en Sarandí, donde el atacante se perdió el empate casi sin marca y en el medio del área, dejaría al Tecla en el banco de suplentes contra los mendocinos. Era un tema de arrastre y de yerros que fastidiaron por Avellaneda y que le valieron al jugador varios abucheos. La situación decantó en un final previsible, pese a que la derrota de San Martín (SJ) con Vélez dejó a los Rojos fuera del descenso.
“El Tecla es un goleador. Cuando no le dan pases gol es difícil hacerlos. Esta vez falló”, dijo Gallego, no bien terminó el encuentro con Arsenal. Fue como un anuncio de lo que estaba pensando. Cómo será de viejo el tema que había empezado a fines del año pasado. “Acuérdense de que no tenemos N° 9. Encima se lesionó Buter [por Leonel, un juvenil que debutó y se rompió los ligamentos]”, había disparado el entrenador, en noviembre pasado. Igual, el Tolo siempre le tuvo un gran respeto a Farías y una y otra vez le dio confianza en busca de la recuperación.
Aunque desde las tribunas se le cuestionó el carácter introvertido dentro la cancha, Farías se ganó un lugar preferencial entre los dirigentes, los cuerpos técnicos y los jugadores. El presidente Javier Cantero lo tomó como un futbolista emblema. Fue el primer refuerzo de su gestión, se esforzó por retenerlo en el mercado de enero y más de una vez dijo que le gustaría que se quedara hasta el final de su mandato. Dentro del plantel se asentó poco a poco y se ganó la confianza con gestos hacia sus compañeros y con genuinas muestras de profesionalismo en los entrenamientos, las concentraciones y en el respeto por las pautas y los horarios. Cuentan allegados que hasta de una idea suya surgió el sistema de multas para los impuntuales.
La gente le tuvo bastante paciencia al delantero. Si bien se llevó silbidos aislados en partidos anteriores, la relación se quebró en la caída ante Newell’s por 2-1, el 10 de febrero pasado, cuando Farías erró un penal que hubiese puesto el marcador 2-1 en favor de Independiente. Ya no hubo marcha atrás en la relación con los hinchas, que se aferraron a Caicedo, uno de los refuerzos, como bandera de los reclamos. En el olvido, por ejemplo, quedaron los tres goles a Boca, en el histórico triunfo 5-4 en la Bombonera, en el debut del por entonces DT Cristian Díaz, el 11 de marzo de 2012.
Caicedo, en tanto, está listo y no perdió el tiempo con las declaraciones. “Puedo ser centrodelantero, me gusta el gol y jugar en el área”, dijo el colombiano, que, a la vez, destacó las cualidades futbolísticas y la ascendencia del Tecla dentro del grupo.
El año empezó como terminó 2012: torcido. No bien se incorporó Daniel Montenegro, Farías se quedó sin la cinta de capitán. Ahora parece haber perdido un lugar entre los titulares. Y quién sabe en junio.ß