LA NACION

Mimos en N.Y.

La tradiciona­l firma de ropa infantil Mimo & Co. sigue apostando a ciudades internacio­nales para ambientar sus coleccione­s. Para su última gráfica eligió Nueva York, con chicos argentinos como protagonis­tas, que dieron la mejor foto con esa ropa que se ve

- Catalina Lanús @cataoctava

Yno hubo huracán que detuviera a Mimo & Co., la firma infantil nacida en 1965, que ya viste a tres generacio - nes de argentinos. Ni Sandy que pasó por Nueva York a fines de octubre de 2012 sopló la idea de poner esta ciudad como fondo de su otoño-invierno 2013. hasta aquí volamos todos, días después de la gran tormenta: cuatro chicos modelos argentinos (y sus madres), el equipo de diseño, los estilistas, el peluquero (Chino Burgos), el fotógrafo, las periodista­s. Y siete valijas enumeradas para controlarl­as rigurosame­nte y que ninguna se quede en el camino con la colección.

¿La misión? Ponerle el fondo y el clima ideal a la campaña (ya se puede ver en todos su locales) que lleva el ADN de la casa. “Elegimos N.Y. porque aporta esa cosa moderna, pero conjuga todo: lo tradiciona­l, actual, cosmopolit­a... En una ciudad tenemos todas las ciudades del mundo”, asegura el capitán del equipo, Gerardo Garcea, director de producto e imagen, que baila y pone música en las calles del Soho para que los chicos se suelten y den la mejor foto. O se pone los patines en la pista de hielo del Central Park para que den una vuelta con él. Y ahí están Liza, Valentina, Iñaki y Maxi (se hicieron amigos en media hora) en plena acción.

El equipo de Mimo no se olvida de nada: cada conjunto está pensado y armado, con todos sus accesorios, desde antes de salir de Buenos Aires. Ni del dulce de leche para que los chicos desayunen con el mejor gusto argentino. Es que este gesto mínimo resume el éxito de cada campaña: cada día de shooting es disfrutado, vivido como un juego en el clima ideal. “Cuidamos todo lo que se ve y lo que no se ve”, dice Gerardo. Trabajar con chicos no es fácil. O sí: se da solamente cuando los chicos no sienten que trabajan. Es el caso de Mimo.

La foto más vendedora

Entre locación y locación, Emanuel Garcea (fotógrafo de la campaña de la empresa familiar) dispara cerca de 5000 fotos, de las que editará cerca de 120. Y sólo cuatro serán gigantogra­fía, que uno puede ver, por ejemplo, en plena avenida Lugones.

Los días se suceden en Brooklyn, en el Central Park con nieve (un plus dejado por Sandy), el Soho y Meatpackin­g, el subte, el signo Love y otras iconografí­as de la ciudad. En cada lugar se siente esa energía y ese amor de Mimo & Co. por lo que hace. Para armar cada colección, el equipo de diseño viaja a Londres, París, Barcelona... “Ciudades donde ves tendencias y las vas tomando, sin perder el ADN de la marca. Mezclamos lo clásico y lo actual al mismo tiempo. Clásico no como sinónimo de tradiciona­l y sin onda, sino como una reinterpre­tación actual.” Así, de la moda de adultos toman algunos elementos. Nada es extremo. “Está pasado por el tamiz de la marca y eso es lo que le da el sello Mimo”, explica.

La marca viste desde chicos recién nacidos hasta 12 años. Los adolescent­es no entran en el juego, pero el pedido está por parte del público. “Nos encantaría tener una marca para adolescent­es. Nos lo piden siempre. Hoy es muy complejo desde la producción”, asegura Gerardo, que es muy meticuloso en la elección de los talleres y estándares de calidad. “Nuestro desafío hoy es hacer lo mejor con lo que hay.”

El día final está lleno de alegría. Una reunión deja ver una edición emocionant­e de fotos (con música de fondo) donde cada chico se reconoce en su trabajo. Y ahí están Liza, Valentina, Iñaki y Maxi peinados (por el mágico Chino Burgos), sonrientes, divertidos, pasándola bien. ¿Es vendedora la foto de campaña? “Sí, tremenda. Quieren eso ya. Y si la ven en febrero, con 30°C de calor, lo piden igual.” Todo dicho.ß

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