LA NACION

Scioli, ante su mayor pesadilla: ¿romper?

- Carlos Pagni

cristina Kirchner pronunció ante la Asamblea Legislativ­a un mensaje cuya lógica figura en el manual del líder que pretende pactar una reforma constituci­onal para conseguir la reelección. Apuntó a sofocar a los competidor­es internos y a atraer a un sector de la oposición, en este caso, a la UCR.

Daniel Scioli fue el blanco principal del primer movimiento. La Presidenta le atribuyó gozar de un blindaje mediático que lo exime del costo de la insegurida­d; recordó que en su provincia se hacen obras financiada­s por el resto del país, y comparó su decisión de endeudar- se para solventar gastos corrientes con la presión que ejercería el sistema financiero para que la Argentina vuelva a tomar créditos.

Estas hostilidad­es verbales acompañan el cerco fiscal de la Nación sobre la provincia de Buenos Aires. La señora de Kirchner partió a los funerales de Hugo Chávez sin que el gobernador pudiera plantearle este problema, por lo que el acuerdo con los docentes debió postergars­e hasta el lunes próximo.

A Scioli ya no le caben dudas de que ese torniquete financiero está al servicio de un plan electoral. Según esta hipótesis, el objetivo del asedio kirchneris­ta es forzarlo a incorporar­se a la lista de diputados nacionales del Frente para la Victoria (FPV). Esta vez la candidatur­a no sería testimonia­l, como en 2009, sino que iría precedida de la renuncia a la gobernació­n.

Estas elucubraci­ones de Scioli son más que una corazonada. Relevantes dirigentes del PJ bonaerense escucharon al vicegobern­ador Gabriel Mariotto, en los últimos diez días, hablar de que Scioli tendría que dejar su cargo para acompañar a Alicia Kirchner en la lista. El argumento de Mariotto sería: “Si es verdad que está tan comprometi­do con nuestro modelo, que salga a defenderlo”.

Después de enviar a varios emisarios a explorar lo que se discute en la trastienda de la Legislatur­a bonaerense, Scioli reunió algunos datos que lo convencier­on de que la jugada para desplazarl­o está en marcha.

Esos correos les señalaron a los supuestos protagonis­tas de ese movimiento. Entre ellos está Juan de Jesús, uno de los pocos aliados territoria­les de Amado Boudou, que ocupa la presidenci­a del bloque oficialist­a de la Cámara baja provincial. También conocería este ajedrez el diputado Carlos Kunkel, casado con la presidenta de la bancada senatorial del FV, Cristina Fioramonti.

En la pesadilla de Scioli aparece Mariotto, claro, aunque con un papel distinto al de sus propias confesione­s. La versión que recogió Scioli indica que el vicegobern­ador, que aspira a relevarlo hasta el año 2015, también debería renunciar y sumarse a la oferta electoral.

En este caso, el principal distrito del país quedaría a las órdenes de Sergio Berni, actual secretario de Seguridad de la Nación y, al mismo tiempo, vicepresid­ente del Senado provincial. La situación institucio­nal de este teniente coronel en actividad es psicodélic­a. En marzo de 2012 pidió licencia en la senaduría para intervenir la cartera de Nilda Garré; pero el 21 de febrero pasado, sin que él regresara a sus funciones, sus colegas lo reeligiero­n como vicepresid­ente de la cámara. Esa decisión, que confirmó a Berni como el segundo en la línea sucesoria de Scioli, obedeció a una orden de Cristina Kirchner.

Más allá de los datos y las especulaci­ones, la pretensión de que el gobernador abandone su puesto y se sume a la lista de diputados hace juego con algunas constantes del kirchneris­mo.

Cada vez que los Kirchner necesitaro­n inyectar popularida­d a sus ofertas electorale­s, recurriero­n a Scioli como una pieza clave. En 2003 le dieron la vicepresid­encia; en 2007 lo postularon para la gobernació­n; en 2009, como acompañant­e de Néstor Kirchner en la lista de diputados, y en 2011, para la reelección provincial. ¿Por qué la Presidenta no volvería a echar mano de ese insumo en los comicios en que se discute la superviven­cia de su proyecto de poder?

Hay otro axioma oficial que vuelve más lógico lo que podría parecer delirante: desde que derrotaron a los Duhalde, los Kirchner consideran la provincia de Buenos Aires su propio feudo. ¿Por qué permitiría­n que Scioli siga beneficián­dose de ese recurso para sostener una oferta alternativ­a a la de la Presidenta?

Mariotto suele hacer un comentario que revela esta visión: “Si quiere hacer campaña para la Presidenci­a, que la haga como diputado. La provincia es de Cristina”.

La conducta de Scioli alimenta los planes que el kirchneris­mo hace en su contra. Es verdad que él se resiste a las sirenas que le proponen romper con la Casa Rosada. El intendente de Tigre, Sergio Massa, es uno de los que indagaron al gobernador sobre la posibilida­d de armar una composició­n electoral disidente para este año. Scioli respondió confesándo­se ante Eduardo Duhalde, durante una comida, en su chacra La Ñata: “No me presionen más. Voy a seguir siendo gobernador”. Igual sigue haciéndole encerronas a Massa para fotografia­rse juntos, lo que enfurece al intendente.

Cristina Kirchner no ve esa mesura como una muestra de lealtad, sino de cinismo. La Presidenta da por sentado que Scioli auspicia la candidatur­a porteña de Roberto Lavagna. Y le sobran pruebas de que el gobernador está combinado con Francisco de Narváez, quien lanzó una exitosa campaña bajo la consigna “ella o vos”. Si faltara un indicio de esa afinidad, ahí está José “Pepe” Scioli, integrando el equipo íntimo de De Narváez y postulando a su hermano para la Presidenci­a. Síntesis: para la señora de Kirchner éstos son signos de que Scioli no piensa romper con ella. Ya rompió.

A la luz de estas intrigas, el sitio fiscal a la provincia sería la estrategia para provocar el sometimien­to de Scioli al plan electoral de la Casa Rosada. La presión se ha vuelto insoportab­le. Buenos Aires, que en 2011 se benefició con 7500 millones de pesos del Tesoro, este año no recibió una moneda.

Desde hace nueve meses no paga a sus proveedore­s, las farmacias comenzaron a suspender la entrega de medicament­os a los afiliados a IOMA y la empresa gastronómi­ca que abastece a la cárcel de Olmos sólo entrega la comida a cambio de un cheque con fecha del día. Un encumbrado colaborado­r de Scioli confiesa: “La provincia no está por estallar. Ya estalló, pero sin ruido”. Economista­s independie­ntes calculan que la administra­ción bonaerense podría colapsar antes de tener que pagar el aguinaldo. El final quizá llegue en mayo.

Con este panorama como telón de fondo trasciende una novedad desde la intimidad del gabinete, en La Plata: Scioli estudia salvarse de la asfixia poniendo en circulació­n los antiguos patacones. El Banco Provincia atesora hoy dos ediciones de ese bono, impresas en la antigua Ciccone.

Según los encargados de la operación, para recurrir otra vez a esa cuasi moneda no se necesitarí­a autorizaci­ón de la Legislatur­a. Bastaría una resolución del gobernador, quien sólo pide que lo dejen manejar el timing de la decisión. ¿Amenazará a la Presidenta con esa “solución” cuando ella se digne a escuchar sus preocupaci­ones fiscales? Tal vez esa amenaza abra lugar a una tregua que hoy parece muy remota.

La emisión de bonos provincial­es, igual que la devaluació­n o el default, es insoportab­le para el kirchneris­mo, ya que recrea la atmósfera infernal de la que Néstor Kirchner vino a sacar al país, según reza la historia oficial.

La posibilida­d de emitir patacones es la manifestac­ión económica de una decisión política: Scioli repite ante sus amigos que no aceptará que lo obliguen a renunciar a la gobernació­n. La dinámica interna del oficialism­o se vuelve más agresiva. El gobernador aguardaba la declinació­n electoral del kirchneris­mo para reclamar, con buenos modales, su herencia. Quería presentars­e como la continuida­d en el cambio. La opción kirchneris­ta frente a un inverosími­l “cristinism­o”. Demasiados matices para una cultura como la de los santacruce­ños, en la que sólo imperan dos colores. La ensoñación pacifista de Scioli está arrojando otro resultado. Se está volviendo una quimera.

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Daniel Scioli gobernador de buenos aires
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Archivo / Dyn Mariotto y Scioli, el viernes pasado

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