BOCA, DE MAL EN PEOR
Boca no encuentra el rumbo y sumó la segunda derrota seguida como local por la Libertadores; Nacional lo venció 1-0 y complicó su clasificación la noche de la vuelta de Riquelme a la Copa
Perdió 1-0 con Nacional por la Copa; un barra, acuchillado
Hay algo llamativo alrededor de lo que está produciendo Boca: es un equipo grande, está haciendo todo lo que puede para salir de estos tiempos de incertidumbre, cuenta con Juan Román Riquelme, da algunas señales como para pensar en una recuperación, su rival queda en inferioridad numérica... Y sin embargo, por alguna de esas razones insondables y tan propias del fútbol, no podría asegurarse que existe un consenso contundente sobre si llegará a buen puerto en esta Copa Libertadores. A pesar intentar por varios caminos, cayó por 1-0 ante Nacional, que quedó como líder de un Grupo 1 en el que el conjunto xeneize deberá recuperar de visitante los puntos que pierde de local.
Por la irregularidad que padece el juego de Boca, Carlos Bianchi se vio obligado a hacer modificaciones constantes en el equipo. Con cinco cambios, el debut de Juan Román Riquelme en esta Copa Libertadores, ajustes en todas sus líneas y en su funcionamiento, salió en busca de un resultado un poco mejor armado que en los partidos anteriores, pero cuando se atraviesa una seguidilla negativa, todo se hace cuesta arriba. Y, por eso, cuando merece mejor suerte, igual está en problemas. Tantos que ya encadena cuatro derrotas en siete partidos entre Copa y torneo Final.
Las actitudes quedaron rápidamente al descubierto. Boca más adelantado que su rival, presionaba sobre la salida de Nacional y tenía la iniciativa. Aun con problemas de coordinación en el retroceso, marcó diferencia cuando la presión le hacía
pisar el palito a su oponente. Nacional salió a esperar y a pelear con sus volantes, que no querían dejar mover a los conductores de Boca (Riquelme y Erviti). Despliegue, mañas coperas y pierna fuerte, los argumentos de un medio campo visitante que integró el argentino Israel Damonte, a veces con excesos, como por ejemplo con un duro golpe a Erviti.
El impacto se produjo a los 19 minutos de juego, cuando un cabezazo implacable de Andrés Scotti –anticipó a Claudio Pérez– silenció a los hinchas locales e hizo saltar a los charrúas que colmaron la cabecera alta. Acto seguido, Boca casi llega al gol si no fuera por las intervenciones del arquero Jorge Bava (ante un cabezazo de Pérez) o las del defensor Efraín Cortés (sobre un remate de Ribair). Y la ventaja le vino a Nacional como anillo al dedo para hacerse fuerte en el esquema de esperar y salir de contraataque, con la velocidad de Alonso y de Bueno.
Boca dio muestras de ser un equipo con algunas mejorías en la conducción, en la elaboración y en la búsqueda de profundidad, pero Bava contuvo sus mejores intentos, casi todos provocados por el desequilibrio y las habilitaciones de Juan Manuel Martínez. De una pelota recuperada por Riquelme, el Burrito dejó mano a mano a Clemente Rodríguez, que desperdició una gran oportunidad ante el guardavalla.
Con los cambios del segundo tiempo, Boca asumió riesgos ante un rival que se cerró con mucha gente para resguardar el arco de Bava. Puso gente en ofensiva y obligó a Nacional a caer en más excesos; en uno de ellos, perdió a Lembo, que fue expulsado.
Con empuje y esfuerzo, se fueron dando oportunidades para los xeneizes, que, a la hora de la definición (en la cabeza de Pérez y en una buena acción de Erbes), dejaron en evidencia una muy mala noche. La derrota volvió a ser un castigo duro para su ilusión copera.ß