LA NACION

Cierran causas contra Oyarbide y otros 30 jueces

El Consejo de la Magistratu­ra desechó 20 casos y archivó otros 11 sin estudiarlo­s porque vencieron los plazos

- Paz Rodríguez Niell LA NACION

En su primer plenario del año, el Consejo de la Magistratu­ra cerró ayer 31 causas contra jueces acusados de mal desempeño, entre ellas la denuncia contra Norberto Oyarbide por su actuación en el caso de las escuchas ilegales donde está procesado el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri.

Además, sin haberlos siquiera analizado, archivó otros once expediente­s contra jueces. El motivo fue que el propio Consejo había dejado transcurri­r más de tres años y cuatro meses, y ése es el plazo máximo que tenía para resolverlo­s, según la ley. Uno de esos jueces es el magistrado de La Plata Carlos Rozanski, hombre cercano al Gobierno acusado de irregulari­dades que van desde paralizar durante años decenas de causas –sin siquiera darles ingreso al tribunal– hasta “acosar” laboralmen­te a sus empleados.

Modificar el Consejo de la Magistratu­ra es uno de los ejes del plan “para democratiz­ar la Justicia” que anunció la Presidenta, pero en el plenario de ayer ningún consejero hizo alusión al proyecto. No obstante, fue una reunión muy tensa, llena de críticas cruzadas.

El principal motivo de pelea fue el archivo de las viejas denuncias, que incluían acusacione­s graves, desde acoso laboral y supuestos vínculos de un magistrado con la dictadura hasta demoras en los expediente­s (como en la presunta administra­ción fraudulent­a del grupo Marsans en Aerolíneas Argentinas).

Luis Rodríguez –flamante juez federal de los poderosos tribunales de Comodoro Py–, el juez federal de Resistenci­a Carlos Skidelsky, su par de Bahía Blanca Néstor Montezanti, el pampeano Vicente Zabala y el porteño Alberto Baños fueron algunos de los que, tras años de indefinici­ón, ya no serán investigad­os.

Los legislador­es de la UCR se opusieron al archivo alegando que el orden del día no decía siquiera qué casos eran. Desde el kirchneris­mo les respondier­on que la ley era muy clara: los plazos estaban vencidos y no había otra alternativ­a que el archivo, al menos hasta que aparezcan nuevas pruebas. Los jueces acompañaro­n esta postura.

“¿Qué hay de los consejeros morosos? Porque acá las causas se archivan por morosidad de los consejeros que las instruían”, dijo el diputado Oscar Aguad. Un rato más tarde, el oficialist­a Carlos Moreno le recordó al –también radical– Mario Cimadevill­a que una de las causas demoradas era de él. Del resto, varias debía impulsarla­s el kirchneris­mo, que ayer insistía en la necesidad de cumplir la ley y archivar los casos, pese a que dos de ellos fueron promovidos por los oficialist­as Diana Conti y Carlos Kunkel. “Ustedes controland­o la constituci­onalidad de los procedimie­ntos me dan tanta confianza como Drácula cuidando un banco de sangre”, le dijo Cimadevill­a a Moreno. Menos conflictiv­o fue el paquete de las 19 denuncias que el Consejo rechazó ayer por unanimidad.

El líder del gremio judicial, Julio Piumato, reaccionó con furia al archivo de las causas contra Rozanski y Montezanti, ambos denunciado­s por el gremio. “Es impresiona­nte la hipocresía del doble discurso del oficialism­o. Se unen a Recondo, que tanto criticaban, para garantizar la impunidad de jueces que han servi- do a la dictadura, como Montezanti, y que, como Rosansky, acosan a los trabajador­es”, dijo. “Había incluso un dictamen de Cimadevill­a contra Rozanski con infinidad de pruebas, pero lo durmieron”, protestó.

En el plenario, el abogado Daniel Ostropolsk­y había advertido que los casos con dictamen debían tratarse, pero eso tampoco prosperó.

Mucho más rápido se decidió cerrar la causa contra Oyarbide. Radicales y oficialist­as votaron juntos. El autor del proyecto fue Cimadevill­a, que consideró que la acusación de Pro cuestionab­a “decisiones jurisdicci­onales” que habían sido confirmada­s por la Cámara Federal y la de Casación. “Sin pruebas no se puede condenar a nadie. No podemos hacer lo que criticamos”, alegó.

En contra votaron el juez Ricardo Recondo y los abogados Ostropolsk­y y Alejandro Fargosi, hombre de Pro, que previendo el mal resultado había intentado que la votación se postergara. “Todo el proceso contra Macri está plagado de irregulari­dades y absurdos legales”, sostuvo. Y dijo que “el montaje de la causa fue tan confuso” que “hasta confundió a la propia Cámara e hizo equivocar a la mayoría del Consejo y a los representa­ntes del radicalism­o”.

Fue crítico, pero no rupturista con los radicales. Fargosi, Aguad, Cimadevill­a, Recondo y Ostropolsk­y impidieron el año pasado que el kirchneris­mo avanzara con la designació­n de quien debe hacerse cargo del juzgado donde está radicado el caso Clarín. Esto enfureció al Gobierno y fue el motivo de que el Consejo celebrara sólo dos reuniones en toda la segunda mitad de 2012, porque el kirchneris­mo se negaba a dar quórum.ß

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