LA NACION

Martínez, conducción para el sueño de Regatas

Es el mayor ídolo del equipo correntino, que vence a Lanús 1 a 0 La historia de un contador paraguayo que juega en la Liga

- Xavier Prieto Astigarrag­a eNviado esPecial

corrieNTes.– “Que de la mano/del paraguayo/todos la vuelta vamos a

dar”. estaba más que entusiasma­do el público de regatas corrientes con la impensada bofetada a lanús, el 90-64 que abrió la final de la liga Nacional. y aunque el aludido descansaba desde hacía rato en el banco, Javier Martínez estaba en el canto de la hinchada. lo está siempre, en realidad. Por default. Porque es su mayor ídolo aun entre un par de pesos pesados: el correntino Federico Kammerichs y el jugador más valioso del torneo, Paolo Quinteros.

el paraguayo, hace años nacionaliz­ado argentino, está por encima en favoritism­o porque transita su quinta temporada aquí y por su estilo, no muy estético, pero eficiente y pasional. “siento el cariño constante de mi gente y que soy un referente importante, porque por ahora soy el que más partidos jugó en el club, el que más puntos y asistencia­s hi- zo. la gente ve la manera en que juego para arengar e ir hacia delante”, explica Martínez en una charla con

el día después del triunfo

la nacion que lo tuvo como máxima figura: 12 puntos con 100% de eficiencia en tiros, 8 asistencia­s y 4 rebotes, en apenas 18 minutos.

sus padres y sus tres hermanos juegan o jugaron a este deporte. “se respira básquet en toda la casa”, cuenta. él empezó a los 6 años y ya a los 9 se imaginó como profesiona­l, aunque también como ingeniero, mientras se la pasaba entrenándo­se y entrenándo­se en su club, sol de américa. los tiempos no le daban para ser ingeniero y deportista rentado, pero aun así se dedicó a estudiar, algo más liviano: contaduría. Mientras, descolló en el desorganiz­ado básquetbol paraguayo, salió mayor goleador en dos sudamerica­nos y por fin llegó a la meta: la liga Nacional. “Para los argentinos era euroliga o NBa, y para mí era argentina. Por eso usé los torneos internacio­nales como vidrieras”, recuerda. Pasó por Pico, libertad, Quilmes y sionista, y hasta se desempeñó fugazmente en españa, México, Paraguay y Bolivia, mientras aprovechab­a para, asombrosam­ente, recibirse de contador. Pero su casa es regatas, en corrientes, cerca de su país, al que, sin embargo, casi nunca visita pese a que su mujer y su hija de 6 años son paraguayas; sólo sus gemelas de 2 son argentinas.

claro que tiene algo por decir sobre la victoria de anteayer: “la clave fue defender duramente y los altos porcentaje­s. Maniatamos a lanús, lo llevamos a donde menos nos haría daño en el ataque. Pero el resultado es tan mentiroso que puede llegar a jugar en contra. No creo que en una final haya relajación; no existen 26, ni 20, ni 15, ni 10 y hasta diría que ni 5 puntos de diferencia entre un equipo y el otro. No creo que ésta sea la tendencia de la serie. Para nada”, pisa el freno en el sinuoso camino al título de campeón. “lograrlo sería lo máximo, lo máximo. si considero que estoy desde hace 12 años acá, pienso que ya es hora, pero si me fijo en mis raíces, en que podía llegar a un techo, y en que para pasar ese techo debía entrenarme más que los otros, ir a otro país y jugar como extranjero, alcanzar este título sería tocar el cielo. Pero no quiero adelantarm­e, sino pensar en el segundo partido, y cuando consigamos el tercer punto, sí ir pensando en eso. Todavía es muy temprano”, advierte.

Pues deberá hacérselo entender a esa hinchada que lo tiene por tótem y que anticipa una vuelta olímpica, como regatas, conducida por él.ß

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Javier Martínez, cerebro de Regatas

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