Entre amenazas, avanza el plan para el desarme del régimen sirio
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el canciller ruso, Sergei Lavrov, se reunieron ayer en Ginebra para acordar cómo y con qué condiciones Al-Assad abandonará su arsenal
GINEBRA.– Entre advertencias y amenazas, Estados Unidos y Rusia avanzaron ayer en Ginebra en las cruciales negociaciones diplomáticas para someter a supervisión internacional el arsenal químico del régimen sirio, aunque no ocultaron sus diferencias sobre el procedimiento por seguir.
Antes de la reunión entre el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el canciller ruso, Sergei Lavrov, el presidente sirio, Bashar al-Assad, acusado por Washington de haber usado su arsenal contra un suburbio rebelde de Damasco, dio el primer paso formal del plan ruso al enviar una carta a Naciones Unidas (ONU) para adherir a la Convención Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas.
Aunque la solución a la guerra civil siria –que ya dejó más de 100.000 muertos, desde que comenzó, en 2011– parece todavía muy lejana, Estados Unidos y Rusia coincidieron ayer en que la cumbre en Ginebra, que continuará hoy, sí es una oportunidad única para encontrar una salida negociada a la crisis por el ataque con armas químicas.
“Una solución pacífica es claramente preferible a una reacción militar... es muy pronto para decir si estos esfuerzos tendrán éxito”, dijo prudente Kerry, después del encuentro en una conferencia de prensa.
El plan que anunció Rusia, el lunes pasado, para que Al-Assad entregue su arsenal químico alejó, por ahora, la posibilidad de un bombardeo norteamericano para sancionar al régimen sirio. De todas formas, las diferencias entre Moscú y Washington aún persisten.
Estados Unidos acusa al régimen del ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto en Damasco en el que murieron, según la Casa Blanca, más de 1400 personas y sostiene que debe haber represalias si Al-Assad no cumple con la promesa de entregar las armas. En tanto, Rusia insiste en que Estados Unidos debe descartar la opción militar.
“El presidente [Barack] Obama fue claro: si la diplomacia falla el uso de la fuerza podría ser necesario”, dijo ayer Kerry.
“La diplomacia puede evitar un ataque, y un acuerdo puede salvar vidas humanas. Pero las palabras no bastan”, advirtió el secretario de Estado norteamericano, quien sostuvo que Rusia y Siria deben mantener las promesas.
Sin embargo, Lavrov desafió los planes de Estados Unidos. “Partimos del hecho de que una solución a este problema hará innecesario cualquier ataque contra Siria”, dijo.
Desde Washington, la Casa Blanca insistió en su postura. Estados Unidos no permitirá que Siria “use la adhesión al tratado como táctica dilatoria” y “la opción militar norteamericana está sobre la mesa”, alertó la vocera del Departamento de Estado, Marie Harf.
La tensión entre Estados Unidos y Rusia comenzó antes de la reunión entre Kerry y Lavrov. Se desató con un artículo que escribió el presidente ruso, Vladimir Putin, y publicó sorpresivamente el diario norteamericano The New York Times.
En el artículo, Putin sostiene que en Siria fueron los rebeldes quienes usaron armas químicas y advierte que un ataque militar de Estados Unidos “desataría una nueva ola de terrorismo” ya que fortalecería a los combatientes de Al-Qaeda, que pelean junto con los rebeldes (ver aparte).
La respuesta norteamericana no se hizo esperar. “Contrariamente a Rusia, Estados Unidos defiende los valores democráticos y los derechos humanos en nuestro país y en el mundo, y pensamos que nuestra seguridad (...) mejora cuando un dictador no puede gasear a niños hasta la muerte”, dijo el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney.
Por su parte, en la misma línea que Moscú, el aliado más firme de Siria, Al-Assad dijo, en una entrevista con la cadena estatal de noticias rusa, que estaba listo para poner su arsenal de armas químicas bajo control internacional, pero con la condición de que Washington cesara las amenazas militares.
Además, sostuvo que Estados Unidos debe frenar la entrega de armas a los rebeldes. Al-Assad volvió a repetir que su gobierno no lanzó el ataque con armas químicas del 21 de agosto y advirtió que el verdadero “peligro es una nueva provocación de los rebeldes, que podrían usar armas letales contra Israel con el fin de desatar una reacción contra Damasco”.
De acuerdo con fuentes diplomáticas, el informe de los inspectores de armas químicas de la ONU que se espera para la próxima semana podría señalar quién fue el responsable de la matanza con sarín el 21 de agosto: los rebeldes, como dice el régimen, o el gobierno sirio, como argumenta Estados Unidos.
El paso a paso
Suscribir a la Convención Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas es sólo el primer punto del plan de Rusia, que trascendió ayer.
A ello seguiría la apertura de los depósitos y las plantas de fabricación, que será evaluada por los inspectores en un tercer punto.
En una cuarta fase se llevará a cabo la destrucción de las armas, donde Rusia y Estados Unidos podrían cooperar.
Por su parte, Obama dijo estar “confiado” y por primera vez buscó atraer la atención a temas internos. “A los estadounidenses lo que le interesa es la economía y el trabajo”, afirmó en una reunión de gobierno.
Por otro lado, el canciller francés, Laurent Fabius, adelantó ayer que el informe de los inspectores de la ONU sobre la utilización de armas químicas en Siria se publicará “probablemente el lunes”.
“Va a decir que hubo una matanza química”, dijo Fabius, que apoyaba una intervención militar en Siria hasta que surgió la propuesta de desarme.ß