Más presión sobre Rajoy por el reto catalán
El gobierno regional y el PSOE le exigieron una reacción
MADRID.– La gigantesca movilización independentista que anteayer cruzó Cataluña de punta a punta sacudió el tablero político español y colocó al presidente Mariano Rajoy frente a una ola de presiones cruzadas.
El gobierno catalán advirtió ayer que aspira a anunciar antes de fin de año la fecha y la pregunta de una consulta para que los ciudadanos de la región decidan si quieren o no seguir dentro de España. “Si el gobierno central no es capaz de ver lo que tiene entre manos y aceptar el derecho a decidir, cada día que pase las cosas irán a peor”, dijo el vocero de la presidencia, Francesc Homs.
Aunque se opone al separatismo, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) también exigió una reacción de Rajoy: su líder nacional, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió “no minimizar” la protesta y que se abra el debate sobre una reforma constitucional que permita un “mejor encaje” de Cataluña en el Estado.
La denominada Vía Catalana hacia la Independencia unió anteayer a más de un millón de personas en una cadena humana que unió 400 kilómetros desde el delta del Ebro a los Pirineos. Contó con apoyo explícito del gobierno nacionalista de Artur Mas, al que –de todos modos– los manifestantes reclamaron que organizara no más tarde de 2014 el plebiscito soberanista.
El gobierno de Rajoy, a través de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, dijo ayer que escuchará “a todos, también a la mayoría silenciosa”.
Pero mayor impacto tuvo la respuesta espontánea del canciller, José Manuel García-Margallo, en una conferencia de prensa sobre temas diplomáticos: “La Vía Catalana ha sido un éxito logístico y comunicacional. Le engañaría si dijera que no me produce una enorme preocupación y una gran tristeza”. Y dijo que es necesario “escuchar a la calle”.
El presidente del gobierno se mantuvo en silencio sobre la creciente rebeldía de los catalanes. Pese a que abrió hace dos semanas una vía de negociación con Mas, dejó en claro que no aceptará la consulta independentista. Se ampara en el argumento de que la Constitución no permite un referéndum que abra la puerta a la ruptura de España.ß