LA NACION

“Calendario propio”, sólo con permiso oficial

Cada año, los colegios deben obtener una autorizaci­ón especial

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En la ciudad de Buenos Aires son 37 los colegios privados que adoptaron el sistema de “calendario propio”, que debe ser autorizado anualmente por el Ministerio de Educación porteño.

La directora de Educación de Gestión Privada de la Ciudad de Buenos Aires (Digep), Beatriz Jáuregui, señala que, si bien esos establecim­ientos llevan años implementa­ndo el sistema de iniciar las clases una semana antes del calendario oficial y disponen luego de un receso en septiembre, deben informar y pedir una autorizaci­ón cada año.

“En general son escuelas de doble jornada y con una carga horaria extensa. Es usual que los chicos ingresen en sus aulas cerca de las 7.30 u 8 y se retiren entre las 17 y las 17.30”, precisa Jáuregui.

Además del calendario curricular, que esos colegios cumplen como el resto de las escuelas de doble jornada, este tipo de establecim­iento tiene “exámenes internacio­nales de idiomas y competenci­as escolares por fuera de la actividad curricular, lo que amplía la exigencia y dedicación de los estudiante­s”, añade la funcionari­a.

En todos los casos, las escuelas que contemplan una semana de descanso en septiembre cumplen con los 190 días de clases previstos por el Consejo Federal de Educación y las jornadas de capacitaci­ón docente obligatori­as que, en la ciudad, fue fijado en cinco días por año.

Aunque fue el propio gobierno de Mauricio Macri el que en 2008 anunció la decisión de extender el beneficio de la semana de descanso en septiembre u octubre a todas las escuelas públicas y privadas del distrito, esto no se llegó a aplicar nunca. El primer año en que iba a ser implementa­do, la Argentina enfrentó la epidemia de la gripe A, por el cual las autoridade­s nacionales anticiparo­n las vacaciones de invierno y el receso escolar fue excepciona­lmente de cuatro semanas.

Al año siguiente, el ministro de Educación que había diseñado el sistema, Mariano Narodowski, había renunciado a su cargo. Tras el fugaz paso por esa cartera del escritor y ex diplomátic­o Abel Posse, asumió Esteban Bullrich, que parece no tener entre sus proyectos la decisión de implementa­r la semana de descanso en la primavera.

Bullrich, en contra

“En 2011, el Consejo Federal de Educación acordó de manera unánime aumentar en diez la cantidad de días de clases que deben dictarse por año. Eso significó pasar de 180 a 190 jornadas. Si a la ampliación del calendario tuviéramos que sumarle una semana de receso más en septiembre, no nos daría el tiempo para cumplir con la meta”, argumenta Jáuregui.

A criterio de la funcionari­a, compartido con el ministro Bullrich, “el mejor esquema de receso escolar es el que se desarrolla en julio, durante dos semanas. Ordena la vida de las familias y respeta el estatuto de los docentes”.

“Además, hay que tener en cuenta que las cinco jornadas de capacitaci­ón docente que se dan obligatori­amente por año no se computan como día de clase, ya que los alumnos no están en el aula”, señala la responsabl­e de la Digep.ß

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