Valoración y preservación
La preservación del patrimonio de la ingeniería a nivel internacional se inicia en la década de 1960 en Inglaterra, justamente el país donde se inició la Revolución Industrial en la segunda mitad del siglo XVIII, que se expandió luego por todo el mundo. Después de varias décadas de prédica, sigue siendo un patrimonio con sus problemas de valoración y preservación específicos. Que comienza con cierto desprecio por las connotaciones contaminantes y depredatorias que tiene hoy el desarrollo en la Modernidad y sus manifestaciones industriales. Aunque contrariamente a la arquitectura que hasta principios del siglo XX pretendió ser casi eterna, las obras de ingeniería fueron diseñadas para cumplir un ciclo; es decir, casi efímeras. Y más allá de su valor histórico, económico y social, las construcciones del campo de la ingeniería basan su inesperada o sorprendente estética en la expresión de una descarnada funcionalidad a la que no es sensible el público en general. Por el contrario, tienen gran capacidad de ser adaptadas y recicladas, aunque en el intento muchas veces pierden parte de su carácter y potencia. Sobre las obras de ingeniería, tanto las que preservan su uso original como las que han sido renovadas, rara vez se hace conservación y casi siempre mantenimiento. Y muchas veces su obsolescencia y decadencia parecen disminuir su “agresividad” y aumentar su valor estético. De cualquier manera, deberían interponerse acciones de registro, difusión y preservación de este patrimonio nacional tan importante como los demás.