LA NACION

Terror en un lujoso shopping en Kenia

Un grupo vinculado a Al-Qaeda irrumpió en un centro comercial, mató a 39 personas e hirió a otras 150

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NAIROBI.– Lo anunciaron por Twitter. Una hora después cumplieron la amenaza. En el mayor atentado en Kenia desde 1998, un grupo armado de la milicia islamista somalí Al-Shabbab ingresó en un exclusivo shopping de Nairobi y mató a por los menos 39 personas e hirió a otras 150.

El ataque, en el corazón de África Oriental, duró varias horas. El comando terrorista, vinculado a AlQaeda, ingresó al mediodía en el centro comercial, donde disparó y lanzó granadas a los visitantes. Por la noche, continuaba atrinchera­do en un supermerca­do junto con varios rehenes.

NAIROBI.– “Va a ser una larga odisea”, anticipó ayer por la mañana en Twitter la milicia islamista somalí Al-Shabbab. Una hora después, un grupo armado ingresó en un lujoso shopping de Nairobi para cumplir la amenaza: disparó a mansalva a los visitantes, tiró granadas y se atrincheró junto con rehenes. Por lo menos 39 personas murieron y 160 resultaron heridas.

El ataque que conmocionó a la capital de Kenia, corazón cultural y económico de África Oriental, y en el que murieron familiares del presidente, Uhuru Kenyatta, se produjo cerca del mediodía en el exclusivo centro comercial Westgate Mall, donde acuden kenianos de alto poder adquisitiv­o y extranjero­s.

Al-Shabbab, una milicia ligada a Al-Qaeda, se adjudicó la autoría del ataque a través de Twitter. “Matamos a más de 100 infieles kenianos y la batalla continúa”, señaló la organizaci­ón.

Sin embargo, según el gobierno, los muertos son 39, aunque se teme que podría haber más víctimas, ya que ayer por la noche los atacantes continuaba­n atrinchera­dos en un supermerca­do dentro del shopping, junto con por lo menos siete rehenes. De acuerdo con un periodista de la cadena CNN, los rehenes podrían ser 36.

El grupo terrorista dijo que actuó en represalia por la presencia de las fuerzas armadas de Kenia en Somalia, que operan en el sur del país para doblegar a Al-Shabbab e impedir que la milicia instaure un régimen integrista islámico.

“Por largo tiempo, hemos librado una guerra contra los kenianos en nuestra tierra, ahora es momento de cambiar el terreno de batalla y de llevar la guerra a su suelo”, escribió Al-Shabbab.

La milicia amenazó también con nuevas acciones. “Ayer [por anteayer] fue una embajada. Hoy [por ayer] ha sido un centro comercial. ¿Mañana? ¿Tal vez un estadio de fútbol lleno?”

El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, confesó, en un mensaje transmitid­o a todo el país, que había perdido miembros de su familia en el ataque, y sostuvo que los atacantes iban a ser castigados por “este cobarde crimen”.

El de ayer es el mayor atentado en Kenia desde que una célula de Al-Qaeda colocó una bomba en la embajada estadounid­ense en Nairobi, en 1998, y mató a más de 200 personas.

El ataque comenzó al mediodía, pero siguió durante horas. Ayer por la noche las fuerzas especiales de Kenia trataban de controlar la situación dentro del shopping y de negociar con los atacantes.

Sin embargo, los terrorista­s se negaron a negociar, según escribió AlShabbab en Twitter. “No habrá ninguna negociació­n de ningún tipo en el Westgate”, sostuvo el grupo.

La policía anunció ayer que uno de los miembros de Al-Shabbab murió durante un tiroteo dentro del shopping y otro fue arrestado.

Testigos definieron el ataque como una “carnicería”, con decenas de personas tendidas en el suelo heridas de bala, entre las que había varios chicos.

En el ataque murieron dos ciudadanas francesas y el canciller britá- nico, William Hague, dijo que entre los muertos había “sin lugar a dudas” víctimas de Gran Bretaña.

El Departamen­to de Estado confirmó que varios estadounid­enses se encuentran entre los heridos.

Al parecer los terrorista­s atacaron primero un café al aire libre en el nuevo centro comercial, un elegante espacio que cuenta con tiendas de Nike, Adidas y Bose.

De acuerdo con los testigos, antes de disparar, los atacantes preguntaba­n a las víctimas si eran musulmanes, si la respuesta era afirmativa, éstas podían marcharse.

En medio de la confusión y los disparos, la mayoría de la gente –había 3000 personas, según los cálculos de la policía– huyó, pero algunos no pudieron salir y tuvieron que esconderse donde pudieron. Otros se quedaron petrificad­os y rezaban para no ser alcanzados por las balas.

La española Silvia Ojeda dijo que, cuando oyó los disparos, se escondió junto con un grupo de gente en los probadores de un local. “Mi hija estaba muy asustada y no paraba de llorar. Había mucho ruido y disparos”, contó Ojeda, que luego fue rescatada por la policía.

Manish Turohit, de 18 años, dijo que dentro del centro comercial vio hombres y por lo menos una mujer armados y con fusiles AK-47 y chalecos de los que colgaban granadas de mano. Contó que escapó después de esconderse dos horas en el estacionam­iento.

Las imágenes de los fotógrafos que consiguier­on entrar son impactante­s. Gente escondida tras los carteles publicitar­ios o estirada en el suelo, policías armados buscando a los sospechoso­s en los pasillos vacíos del centro comercial y chicos corriendo a resguardar­se.

En el exterior también se vivieron momentos de angustia. “Muchos de los que salían estaban totalmente traumatiza­dos, llorando y aferrados a sus niños”, contó un testigo a la cadena Al-Jazeera.

Los guardias de seguridad transporta­ban a los heridos en carritos de supermerca­do hasta los accesos a la calle y una vez a salvo de las balas, los transeúnte­s y agentes socorrían a las víctimas. A los que presentaba­n heridas más graves los trasladaro­n hasta los hospitales de la capital.

Al-Shabbab había amenazado con anteriorid­ad el centro comercial de Westgate y por eso se había alertado a los extranjero­s que evitaran acudir a él.

Luego del ataque, el gobierno de Nairobi reforzó la seguridad en edificios públicos, hoteles, centros comerciale­s e iglesias. El vicepresid­ente, Kalonzo Musyoka, dijo que los ciudadanos debían mantener la “calma”, al tiempo que reiteró que “se ganará la guerra contra el terrorismo”.

Por su parte, el gobierno de Estados Unidos condenó el ataque. “Los autores de este acto inhumano deben ser llevados ante la justicia, y hemos ofrecido nuestro apoyo total al gobierno de Kenia para lograrlo”, dijo la vocera del Consejo Nacional de Seguridad estadounid­ense, Caitlin Hayden, en un comunicado.ß

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fotos: reuters Una mujer y sus hijos huyen del centro comercial
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El escape a rastras fue, para algunos, la única alternativ­a para salvarse

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