LA NACION

Una campaña aburrida, pero clave

Las elecciones son cruciales, pero en las calles alemanas no hay clima de tensión

- Jorge Oviedo

MUNICH.– El domingo último hubo elecciones en Baviera. Cruciales para Angela Merkel y también para sus rivales. Y la poderosa región, conservado­ra y católica, les dio el triunfo a los aliados de Merkel.

Pero estar en Munich un domingo de elecciones brinda un sorprenden­te conocimien­to de lo aburridos que pueden ser los comicios en Alemania, aunque sean cruciales para la continuida­d del gobierno nacio- nal. El único indicio de que algo especial pasaba era que la noche anterior el edificio del Parlamento estadual estaba rodeado de varios móviles de televisión.

En Alemania hay muy pocos locales abiertos. Ni shoppings, ni farmacias. Pero todo lo que habitualme­nte funciona un domingo, funcionaba el domingo último. Museos, restaurant­es, cines. Y por supuesto, se vendió alcohol.

Los carteles de los candidatos, pocos y primorosam­ente atados con precintos a postes o árboles. Nada de clavar o pegotear, nada de garabatear las paredes.

Si algún turista pensó que tendría un día sin nada que hacer por los comicios, se equivocó.

Pero lo más sorprenden­te llegó este fin de semana. Ayer comenzó la popularísi­ma Oktoberfes­t, una fiesta con jolgorio en un predio con carpas que simulan cervecería­s y donde se bebe y mucho. Cientos de miles de turistas llegaron a la ciudad en la que las reservas hoteleras y de pasajes están agotadas.

Aunque para un argentino parece increíble pensar que puede quedarse el sábado hasta el cierre de las carpas de la Oktoberfes­t bebiendo y festejando. Y al otro día ir a votar, para volver a la Oktoberfes­t por la noche.ß

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