LA NACION

CELEBRAR LA ERA DORADA DE LA TELEVISIÓN NORTEAMERI­CANA

premios emmy. El presidente de la Academia norteameri­cana, Bruce Rosemblum, anticipa los lauros a lo mejor de temporada memorable

- Natalia Trzenko

Los premios Emmy no son tan populares en el mundo como los Oscar ni forman parte oficial de la temporada de alfombras rojas y estatuilla­s doradas que comienza en enero con los Globo de Oro. Los premios Emmy no son conocidos por el gran despliegue escénico de sus ceremonias como los Grammy. Sin embargo, a pesar de todo, los Emmy que se entregan esta noche en Los Angeles son los galardones más importante­s del Hollywood actual.

Así, desde las 21, en la ceremonia que transmitir­á Warner en directo para nuestro país, tendrán su merecido reconocimi­ento los mejores programas de la temporada pasada. Un selecciona­do de elite cuyos protagonis­tas ya alcanzaron el prestigio de sus pares en el cine. De hecho, en muchos casos son las mismas personas. Allí estarán caminando la larga alfombra roja hacia el teatro Nokia, Matt Damon y Michael Douglas, nominados por Behind The Candelabra, el telefilm de HBO (se estrena el 14 de octubre), dirigido por Steven Soderbergh. También pasará por allí Kevin Spacey, que llegó a la TV para revolucion­arla. House of Cards, la serie que protagoniz­a y produce, resultó la primera ficción realizada para una plataforma Web, Netflix, en ingresar en el codiciado premio. Más allá de lo que suceda hoy con sus nueve nominacion­es –ya ganó una estatuilla al mejor casting en la entrega de rubros “técnicos”–, los Emmy ya demostraro­n estar en sincronía con lo que sucede en la industria.

“La TV está evoluciona­ndo muy rápidament­e, especialme­nte en la manera en que el público la consume alrededor del mundo. Ahora se trata de un sistema on demand, ya sea que el contenido llegue desde los canales tradiciona­les o las plataforma­s como Netflix, Hulu o Amazon. Los consumidor­es acceden a él de la manera en que le resulte convenient­e, y este año, con la nominación de House of

Cards vimos que nuestros socios, los encargados de votar, selecciona­ron programas que fueron creados por fuera del sistema tradiciona­l”, dice Bruce Rosenblum, presidente de la Academia de Artes y Ciencias Televisiva­s.

Uno de los más influyente­s ejecutivos de la pantalla chica norteameri­cana, Rosemblum, es un apasionado defensor no sólo del medio en el que trabaja hace más de un cuarto de siglo sino también de los premios que otorga la academia que preside. Galardones que no siempre tuvieron el lugar destacado de estos días. Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en que eran poco más que el hermano menor –y bastante bobo– de los Oscar. Si hasta Woody Allen, en

Maridos y esposas, les dedicaba una burla al poner en boca de uno de sus personajes más superficia­les un comentario sobre la ceremonia. Un tiro por elevación a la TV que, veinte años después, le puede devolver aquel ataque con una amplia sonrisa de triunfo.

“Lo más importante de estos premios es que son otorgados por sus pares en la industria. Los directores de fotografía eligen al más destacado en su actividad, lo mismo para los directores, guionistas, actores y muchos rubros más. Eso es lo que los hace especiales. En realidad, siempre fue el galardón más importante de la TV porque, como los Oscar, los Grammy y los Tony, son entregados por una academia formada por personas que trabajan en todas las áreas de la industria”, explica Rosenblum.

Claro que, más allá de haber conseguido un lugar más justo entre el grupo de los cuatro fantástico­s, lo cierto es que estos premios no se libran de las polémicas. Por un lado, cada vez que se conocen las nominacion­es de las más de 30 categorías que se entregarán esta noche, desde los críticos –la revista Entertainm­ent Weekly dedica una sección a los “ignorados” de este año– hasta los televident­es suelen expresar su disconform­idad. Encendidos comentario­s tuiteros le reclaman a la academia por los programas merecedore­s que nunca premian, como la comedia Parks

and Recreation, o por esa actriz que todos admiran, pero nunca invitan a la fiesta(esta vez, la que quedó afuera fue Tatiana Maslany, de Orphan

Black). “Los Emmy no son elegidos por la gente. No son un concurso de popularida­d. Son un reconocimi­ento a la excelencia creativa otorgado por colegas. Muchas veces esas dos líneas se cruzan y un programa muy popular termina siendo el gran ganador en los premios, pero muchas otras veces no ocurre. La historia y prestigio de la academia están cimentadas en este principio del voto entre pares. Hay otros premios que reconocen la popularida­d y lo que está de moda. Los Emmy no”, aclara Rosenblum, un poco cansado de los reclamos que suele escuchar hasta de su vecino. Que de todos modos, aunque no esté de acuerdo con algunos de los nominados, esta noche no se querrá perder nada de la ceremonia que conducirá el actor Neil Patrick Harris, un veterano en estas lides que ya estuvo al frente de los Emmy en 2009 y de las tres últimas entregas de los Tony.

Además de los muchos ganadores que subirán al escenario –¿será la noche de Breaking Bad y su protagonis­ta Bryan Cranston o Kevin Spacey le arruinará la fiesta?–, allí también aparecerá Elton John para homenajear al pianista Liberace y se verá un segmento especial dedicado recordar el aniversari­o número 50 del asesinato de John Fitzgerald Kennedy y la cobertura televisiva del magnicidio. Un raro momento sombrío en una fiesta que cada vez tiene más y mejores programas que celebrar.

Premios Emmy

En directo desde Los Angeles. Esta noche, a las 21, por Warner.

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Valeria macon/afv El productor Kenneth Ehrlich, el conductor Neil Patrick Harris y Rosemblum

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