La cámara y el pincel
“La pintura es una forma de pensamiento”, le dice Gerhard Richter a su compatriota Corinna Belz, quien ha dedicado su largometraje documental a observar minuciosamente al gran artista plástico alemán mientras desarrolla su trabajo. Lo que las palabras sugieren es lo que tantas veces se ha verificado: la dificultad de captar, desmenuzar y hacer visible el proceso creativo, su inaccesibilidad, diríamos. Sin embargo, la cámara ha intentado penetrar en ese territorio secreto y fascinante desde distintas perspectivas y con distintos lenguajes, y no son pocos los que han logrado acercarse a su propósito: ¿Cómo no recordar la admirable Andrei Rublev, de Andrei Tarkovski, sobre uno de los más grandes iconógrafos rusos, o la no menos memorable El sol del membrillo, de Víctor Erice? Piénsese también en El molino y la cruz, experiencia fascinante que le fue inspirada al polaco Lech Majewski por el Camino al Calvario, pintado por Brueghel.
Belz, cuyo film Gerhard Richterpintando fue exhibido (y aplaudido) en el último Bafici y ahora se ofrece en el Museo del Cine como cierre del ciclo “Entre la cámara y el pincel” (donde ya se vieron, además de la obra de Majewski, otros acercamientos a artistas como Gambartes, Gorriarena o Chagall), explora cada momento, cada gesto, cada movimiento del artista en busca de descifrar el misterio de la creación.ß