Cambios impositivos vs. el desafío de una reforma integral y realista
recomendaciones. El Consejo Profesional de Ciencias Económicas advierte que la imposición a las rentas mereció un debate de fondo
Por lo menos dos elementos considerados básicos están ausentes en la reciente ley impositiva que aprobó el Congreso, a propuesta del Poder Ejecutivo. Uno es el reconocimiento de la inflación y sus efectos; el otro, la consideración de que todo tributo es parte de un sistema integral y que, por lo tanto, si se mueve una pieza, puede quedar cuestionada la ubicación de las demás. Esa es la visión crítica que, sobre el tema, hacen las autoridades del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires, que dicen haber tomado con “desilusión” que se hayan hecho cambios de manera inconsulta.
En la presentación de una serie de breviarios que editará el Consejo –con un análisis sobre los desafíos de largo plazo para el país– el presidente de la institución, Humberto Bertazza, recordó que se advirtió sobre la necesidad de una reforma tributaria encarada de manera integral dos años atrás, cuando se elaboraron los lineamientos generales para los cambios. Allí se advierte que no pueden soslayarse cuestiones como los efectos en la recaudación y también en la distribución de recursos entre la Nación y las provincias.
Este mes, tras disponer un alivio en la carga fiscal de Ganancias de asalariados y jubilados, el Gobierno envió un proyecto de ley, ya aprobado, para gravar la compraventa de acciones y títulos que no cotizan en Bolsa y el cobro de dividendos distribuidos por sociedades. ¿El objetivo? Compensar parte del costo fiscal que dejará la primera decisión en la recaudación (si se considera lo que esperaba obtener el Gobierno en caso de no hacerse adecuaciones al impuesto a las ganancias).
Los directivos de la institución que agrupa a los contadores advier- ten que una imposición a las rentas debería estar precedida de un debate que considere varios aspectos, como las eventuales consecuencias sobre los niveles de inversión productiva; la importancia asignada por el país a la formación de un mercado de capitales, y la evaluación continua de cuáles son las ganancias reales, en un contexto inflacionario.
El tributarista Juan Carlos Peña agregó que debe evitarse la doble imposición o la suba de tasas por acumulación de tributos: “La ganancia derivada de la venta de acciones puede ser efecto de la existencia de utili- dades que ya tributaron al obtenerse”, afirmó. En otros países, según un análisis comparativo, la imposición al reparto de dividendos se hizo tras una rebaja de la tasa de Ganancias que alcanza a las empresas.
El primer trabajo presentado en la colección de breviarios –que lleva por título La Argentina estructural–, está referido al sistema tributario. Incluye lineamientos sobre qué se propone hacer con cada impuesto, más allá de la recomendación general de contar con un esquema de actualización periódica que impida que se recaude más a instancias de la inflación, mientras que del lado del contribuyente no hay un mayor poder adquisitivo ni un patrimonio real que justifique ese incremento de la carga fiscal. Es decir, procurar que se impida lo que ocurre en los últimos años con impuestos como Ganancias, Bienes Personales o los aportes del monotributo, cuyas bases fueron finalmente actualizadas este mes.
El mismo principio vale, aclaró Peña, cuando se habla de impuestos sobre inversiones financieras: “Hoy un plazo fijo rinde 16% anual; con una inflación de 25%, no hay ganancia para gravar”, advierte.
Entre otras recomendaciones para cada tributo, la propuesta incluye: ß Ganancias personales: actualizar las deducciones y los topes de ingresos de la tabla que define la alícuota a aplicar, en función de la evolución de un índice de precios en el primer caso, y de los salarios en el segundo, siempre con un mecanismo automático, para eliminar la discrecionalidad de las decisiones del Poder Ejecutivo; ß Ganancia mínima presunta: se propone su eliminación. ß Bienes personales: su existencia debería condicionarse a que no exista ninguna carga sobre la transferencia gratuita de bienes; se propone aplicar la alícuota sobre lo que exceda de determinado monto (a diferencia del esquema actual, en el que la tasa se calcula sobre la totalidad del patrimonio, cuando éste supera los $ 305.000); excluir de la base imponible la vivienda del contribuyente y considerar los pasivos de la persona, de tal forma que el gravamen sea sobre el patrimonio neto. ß IVA: tender a la unificación de la alícuota, con una rebaja en función de lo que permita el presupuesto; eliminar exenciones. ß Impuesto al cheque: considerado altamente distorsivo, se admite que sería difícil su eliminación; se propone elevar gradualmente el porcentaje que puede tomarse como pago a cuenta de otros impuestos y sumar el IVA a esta posibilidad.