Un capitalismo más humano gracias al llamado “factor 20”
Las ideas simples quedan escondidas o postergadas por motivos de distinto tipo que no corresponde juzgar aquí. Tal vez sea el caso de la propuesta de Christian Felber, enunciada en una entrevista realizada por El País.
Felber es un estudioso de las ciencias sociales, filólogo y psicólogo, que se le ocurrió internarse desde su visión en los terrenos de la economía. Su conclusión, después de largos años de estudio, es que el dinero pasó de ser un medio para convertirse en un fin.
“Para una empresa la democracia es un fin menor, frente al incremento de sus beneficios y su patrimonio. Si el fin de la empresa fuera el bien común, no corrompería la democracia. Este es el núcleo”, dice el académico.
A partir de este señalamiento, desarrolla el concepto de una economía basada en dicho bien común que, lejos de ser un planteo comunista, contiene la idea de alcanzar una sociedad más equilibrada. Menciona una cita del escritor alemán Max Frisch, imperdible: “El problema del capitalismo es que el ser humano explota al ser humano. Y en el comunismo es exactamente al revés”.
Quizás aquella visión la haya adquirido luego de su paso por Greenpeace, cuando detectó la posibilidad de un sistema sustentable en lo que a las relaciones laborales se refiere, porque augura: “Si seguimos así vamos a desembocar en una guerra civil”. Nadie quiere esto, incluidas las empresas.
Las cifras que maneja son elocuentes. La diferencia de renta entre los ejecutivos mejor pagados en Europa y los operarios era, en 1965, 24 a 1. En 2011, la brecha es de 325 a 1. Entonces propone el factor 20, donde el mayor sueldo no supere más de veinte veces el salario mínimo. Ésta es la idea simple. Sólo es cuestión de sacar cuentas, sin meterse en sofisticados embrollos de distribución de las remuneraciones.
Más interesante aún es que la misma propuesta fue desplegada por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial que se realiza anualmente en Davos, Suiza, pero con escasa repercusión. De hecho, en este país se ha votado sobre la reducción de los sueldos excesivos de altos ejecutivos de las corporaciones, liderado por Thomas Minder, dueño de una empresa importante y actual miembro parlamentario.
Podría objetarse que el proyecto de 20 a 1 es una alternativa solamente viable en países del nivel de Suiza, pero la aritmética y sus relaciones son universales, por lo que habría posibilidad de adoptarla en cualquier lugar del planeta. Es más: si se aplicara en todo el mundo desaparecería el temor o la amenaza del éxodo de ejecutivos, como ya se ha argumentado en Suiza.
El análisis de Felber se basó en los valores vigentes, como la competitividad, el rendimiento, crecimiento, beneficio, descuidando otros que también se incluyen en el comportamiento del ser humano: ayuda, cooperación, solidaridad, ausentes en el mercado y en la configuración de los resultados del producto bruto interno.
Para ello tiene fundamentos. “La ciencia dice que la cooperación nos motiva de forma más fuerte que la competencia; que el ser humano tiene una sensación de justicia innata y la capacidad de compasión, empatía, y el impulso espontáneo de ayudar a otro, incluso los bebes de dos años lo tienen. El hecho de que hoy seamos tan egoístas es porque lo aprendemos, no es algo genético”. Reflexionar sobre estas ideas es una tarea que nos concierne a todos, dentro y fuera de las empresas, con políticos o sin ellos. Después de todo es una solución bastante pragmática, sin muchas vueltas.ß